«…no va a venir el señor Valencia a tratarme como un cualquiera, como si fuera un delincuente. Ya me hubiera gustado a mi que el puesto que ocupas hoy en Sevilla te lo hubieras tenido que ganar a pulso, caballero. Si supieras que es la labor del esfuerzo aprenderías a tratar a los valientes de otra manera…»
Salvador Cortés.-
Dolor, impotencia y falta de respeto. Eso es lo que sale ahora mismo de mi persona. Puedo expresarlo más alto pero no más claro. ¡No puedo más! Llevo cuatro años callado, cuatro años siendo esa persona discreta, humilde y enamorada de mi profesión. Todo lo he hecho por mi trabajo, por mi vida que es el toro. Todo por mi plaza, Sevilla; todo por sentir el sentimiento más bonito y agradable del mundo; vestirme de luces en mi Maestranza.
Pero su mentor, el señor Ramón Valencia, su responsable, el que un día fue tocado con la varita de la gestión maestrante, ha hecho que hoy llegue a sentirme como una de las personas a las que más se le ha faltado el respeto en Sevilla.
Ni una llamada, ni una respuesta a mis apoderados, ni a mí personalmente. A mis llamadas y mensajes. Ni una conversación y ni una mirada. Lo mínimo que se hace a una persona cuando te pide conversación es mantenerla y más aún cuando se llega con las formas de un caballero. Pero cuando no te atienden, no te escuchan y te faltan el respeto, las circunstancias te hacen ir a buscarle a las puertas de su oficina donde no te recibe. Al salir lo sorprendes, le hablas, le saludas… y aún así te quita la mirada y se va al paso sin querer escucharte, tratándome como si fuera un delincuente.
Me parece muy fuerte que no tenga otro argumento que decirme que he tenido «muchas oportunidades”»y salga corriendo. ¿Oportunidades? Todas ganadas a pulso y cortando una oreja tras otra.
Señores soy Salvador Cortés, a quienes muchos olvidan su quehacer torero, su vergüenza y orgullo sevillano, humano y embajador de la Fiesta. Me avalan años de triunfo, hitos importantes, pero claro: no he sido guerrero en los despachos y parece que si hablo, molesto. Encima me ponen excusas. Y ya no tengo más miedo.
Nadie me ha regalado nada; todo lo he conseguido con el sudor de mi frente. Noches enteras sin dormir, luchando cada día. Y todos buscando una falta, un fallo. ¿Alguien se ha puesto alguna vez en mi lugar? ¿Sabe alguien qué es batir record en tu plaza y que lo único que quieran es quitarte del medio? Cada día que pasa he aprendido a darme cuenta de todo lo que he conseguido, a sentirme orgulloso de mí, de mi trayectoria y no va a venir el señor Valencia a tratarme como un cualquiera. Ya me hubiera gustado a mi que el puesto que ocupas hoy en Sevilla te lo hubieras tenido que ganar a pulso, caballero. Si supieras que es la labor del esfuerzo aprenderías a tratar a los valientes de otra manera.
Yo ya no puedo más, me duele en el alma que durante cuatro años no se me tenga en cuenta. Veo que mi humildad todos estos años no me sirven para nada por el trato recibido y no es justo que el torero que más veces ha salido a hombros tanto por la Puerta del Príncipe como por la puerta grande lleve cuatro años sin una llamada, sin recibirme y escucharme; sin darme un solo puesto en mi plaza donde llevo 25 orejas cortadas. No digo que haya que quitar a nadie, porque todos mis compañeros tienen mi respeto, pero un puesto para Salvador Cortés en Sevilla es más que justo que lo haya.
Me he levantado de la cama con fiebre y con una cornada aún abierta para que no devolvieran el abono… y ahora a mí me faltan el respeto, sin ni siquiera escucharme. Si hay un torero que merezca estar ahí, ese soy yo. Y no porque yo lo diga, sino porque ahí están los datos. Yo lo demuestro con hechos, señor Valencia. No me he quejado ninguno de estos años, pero ya éste no lo dejo pasar y por ello me manifiesto para que todo el mundo conozca lo que llevo pasado, que luego es muy fácil criticar.
En seis años anunciado en Sevilla, 25 orejas; no he exigido ni un Domingo de Resurrección ni una ganadería, nunca. Siempre he toreado lo que me han dado, y sin quejarme. Y un año más sin estar anunciado no me entra en la cabeza.
Gracias a todos los que siempre me han apoyado, a los que me esperan. Salvador Cortés sigue aquí y, señores, ahora más que nunca.
*Salvador Cortés es torero sevillano.