Esaú Fernández ha sido ovacionado tras fallar con la espada en el segundo y último festejo del ciclo de San Miguel en la Maestranza, malogrando un posible triunfo con los dos mejores toros de Alcurrucén. Borja Jiménez saludó tras acabar con el quinto y Lama de Góngora fue silenciado tras una tarde desangelada.
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Manuel Viera.-
El primer toro de la seria y bien presentada corrida de Alcurrucén representó una inmejorable oportunidad para el triunfo. Fue un toro de demostrada clase en sus embestidas, sobre todo por el pitón izquierdo, por donde Esaú Fernández, que acometió la faena con absoluta convicción, pudo convertir el natural en algo extraordinario. Sin embargo, y a pesar de la escasa selección de tres notables mulatazos con la mano zurda, enseguida se echó la tela a la diestra para continuar con un toreo de mano baja, a veces templado, también ligado, bien rematado, pero no necesariamente emotivo. Faena que fue frenada con una espeluznante cogida cuando el sevillano se disponía a torear por arrucinas. Fea voltereta, sin aparentes consecuencias, que dejó al torero visiblemente dolorido. El estrepitoso fallo con los aceros convirtió el deseado premio en solitaria ovación.
Casi iguales características por el pitón izquierdo mostró el noble cuarto, con el que Esaú buscó el triunfo desde la emocionante portagayola. Allí, a las cercanías de chiqueros, se fue y allí aguantó impertérrito la salida incierta y titubeante del morlaco. Lo citó, se le revolvió y se le paró, con el torero indefenso, a un metro de distancia y con los pitones a la altura del pecho. Un milagro, oiga, un milagro. No hubo después un toreo frío, sí con ingredientes como el temple, la ligazón y los bien trazados remates. Una lástima que en la intermitencia del trasteo se perdiera la calidad de algunos y muy buenos muletazos. Con la espada, otra vez, emborronó un triunfo que tuvo en sus manos.
La sosería de la embestidas del segundo obligaron a Borja Jiménez a una muestra de firmeza y encomiables ganas en busca del éxito. Cosa imposible. La corrección de los muletazos no bastó para alcanzar nota en una faena exenta de una mínima emoción. Con la espada muy mal.
El manso quinto anduvo loco por irse de los engaños del sevillano de Espartinas. Con buena técnica y demostrada seguridad, Borja le tapó salidas hasta conseguir aisladas series con la diestra de entonado toreo. Acabó con intentos de agradar a la gente con una lidia de aires populares sin conseguir su objetivo. Tras la estocada fue ovacionado.
El toreo chispeante de Lama de Góngora no apareció en el ruedo maestrante. El otrora torero de los detalles exquisitos acusó el escaso rodaje desde que aquí, en el pasado abril, se hiciese matador de toros. El sevillano del Arenal se mostró inseguro, acelerado y con una necesidad imperante de triunfo que le atenazó. La faena al noble y soso tercero careció de contenido. En ella hubo demasiadas dudas, sobre todo en los intentos de toreo al natural. Algún que otro muletazo de buen trazo y una estocada para acabar.
Con el noble, serio y feo de hechuras sexto no hubo ni un solo lance o muletazo con los que envolver el argumento de su anodina tarde. Demasiado toreo lineal, exageradamente despegado y una espada que tampoco funcionó. Frustración.
AL NATURAL |
Otro vagón que se escapa
Francisco Mateos.- Hoy, el tren del toreo hizo parada en la Maestranza para que tres jóvenes sevillanos se subieran a él. Tres vagones, uno para cada uno. Los tres, por unas u otras causas, se quedaron en la estación sin tomar su vagón. Quizás haya más estaciones, pero la parada del tren en la estación sevillana de hoy pasó ya de largo y no vuelve. Esaú Fernández fue el que más quiso saltar del andén al vagón, pero tras jugarse el tipo por dos veces zarandeado de pitón a pitón como un muñeco, tras lograr momentos de toreo estimables, falló estrepitosamente con la espada… Qué difícil es esto del toreo… No obstante, el cartel del 12 de octubre no está cerrado ni anunciado. Debería contarse con él para que su vagón haga nueva parada en la Maestranza. Y carretón que te crió estos 15 días… Borja Jiménez no supo qué hacer con su billete, si usarlo o no usarlo, y en esa espesura de ideas el tren que comenzó a circular por las vías y se quedó con la cara de circunstancia viéndolo alejarse, la misma cara que se le quedó cuando intentó una absurda vuelta al ruedo y el público le metió al burladero… Ay, ese sentido de la medida y la prudencia que decía el maestro Curro… Lama de Góngora metió la cabeza en su vagón, miró a derecha e izquierda, respiró profundo, dudó y no lo vio claro. Sus asientos no le parecieron confortables y decidió dejarlo pasar y esperar al siguiente tren… Si llega… En abril pasó su primer tren y hasta cinco meses después no ha pasado otro… ¡Cuidado! |
LA VOZ DEL ABONADO |
Avances y retrocesos
Unión Taurina de Abonados de Sevilla.- El segundo festejo del ciclo de San Miguel era una reválida de septiembre hablando en términos académicos y que muy bien podemos trasladar a la esfera taurina. Tres aventajados toreros sevillanos que torean poco y que con anterioridad prometían ciertas esperanzas para seguir avanzando ganando enteros con su labor. Uno de los tres, Esaú Fernández, aprobó el examen, aunque con ciertos reparos. Le queda pendiente la importante asignatura de matar. Mal sin paliativos con la espada. Necesita un buen maestro y muchas horas de carretón. Con la muleta dibujó los mejores muletazos de la tarde. Tanto sus naturales de mano muy baja, templando y mandando en el trazo, como algunos derechazos en redondo con temple y hondura, fue lo mejor de la tarde. De no haber pinchado, a buen seguro toca pelo. Borja Jiménez puso voluntad, pero esto no es suficientes. Hoy los toros no eran los de ayer. Requerían temple, mando, buena colocación y menos pico y toreo desviado. A su vulgaridad no le podemos llamar arte. Suspenso en toda regla para Lama de Góngora. Como atenuante: torea poco, o sea no torea y es por eso precisamente que tenía que haber salido a la plaza a comerse el mundo, dejando atrás tanta precaución y buscar mejor colocación en la cara del toro para aprovechar mejor las embestidas. Sus toros, sin ser una maravilla de bravura, llevaban dentro la suficiente casta y acometividad como para aprovechar mejor sus embestidas. Mucho pase y poco toreo. Seguirá sin torear y con un futuro muy negro. Dejamos para el final los toros de Alcurrucén. Los primeros momentos de lidia de estos toros respondieron a lo que nos tienen habituados. Díficil de torearlos de capote, pues salen abantos con tendencias a ir a chiqueros. Necesitan entrar poco a poco en calor y tras la suerte de varas van a más, dejándose torear en la muleta, aunque no son la ‘tonta el bote’. Destacaron el primero -el mejor de la tarde- y también cuarto, quinto y sexto. Cuatro de seis; tal como está la cabaña brava es una buena marca y entonces podemos decir que superaron la prueba. ¿Quién aboga por aminorar peso de peto y caballo, y reducir tamaño de la puya? Esta tarde la mayoría de los toros recibieron castigo importante en los caballos y ninguno se cayó, llegando a la muleta con clase y recorrido. Por estas causas las figuras ‘de porcelana’ del escalafón se anuncian poco, o nada, con los ‘núñez’ de Alcurrucén. |
GALERÍA GRÁFICA (Javier Martínez) |
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LAS COGIDAS DE ESAÚ (Javier Martínez) |
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OTRAS IMÁGENES (Javier Martínez) |
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LOS TOROS, UNO A UNO (Javier Martínez) |
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