El novillero extremeño Ginés Marín ha cortado una oreja en su presentación en la Real Maestranza y ha sido el triunfador de la novillada del hierro de Fuente Ymbro, dispar en comportamiento y clase. Los también debutantes en esta plaza, Clemente y Varea, han sido silenciados acabadas sus faenas.
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Manuel Viera.-
Primera cuestión: tiene valor y, además, torea con personalidad, distinción y elegancia. Perfecto el natural y buen gusto en la expresión del detalle. Sin necesidad de forzar la figura, Ginés Marín ejecutó el toreo con aspiración artística. Segunda cuestión: la faena fue auténtica, medida en el tiempo, solvente y cuidada, razonable consecuencia de su contenido. Y aunque pinchó, la estocada después fulminó.
Hubo que esperar al quinto de Fuente Ymbro para poder apreciar el sólido argumento que Marín ofreció para la credibilidad de su toreo. Y es que lo hizo de forma admirable aprovechando desde el inicio las galopadas del buen utrero de Ricardo Gallardo. A los medios se fue y allí empezó a construir con talento una faena variada, honda, de expresiva improvisación, precisa e hilvanada. Muletazos profundos, templados, rematados, ora con el pase de pecho, ora por sentidos pases por bajo. Importante faena que emergió del natural con el que dio sentido a un toreo contundente y bello con el que gustó y convenció. Una selección de soberbios naturales se abrieron paso ante las claras primeras y mejores embestidas, para ampliar con la derecha un trasteo ordenado, a veces improvisado, sentido, y con ese velo de expresividad que, desde el inicio, invitó a la emoción. Los toreros remates epilogaron una lidia de exquisito toreo.
Antes, con el noble, soso y distraído segundo, dejó el regusto de su despacioso capote en dos verónicas y un galleo por chicuelinas colmado de torería. La faena unió firmeza y templanza en unos trazos realmente notables, pero sin que la necesaria emotividad de lo hecho le llegase a la gente. Hubo muletazos diestros con gusto, naturales hondos, circulares muy personales y hasta bernardinas rematadas con un lentísimo pase de pecho. Todo muy despacio y elegante, pero no suficiente para alcanzar la nota alta deseada. Acabó de certero espadazo.
Por un lado, las embestidas de noble y tardo primero tuvieron escaso margen para un mayor lucimiento. De todas formas, Clemente mostró su buen concepto en una faena de exquisita técnica, aparentemente fácil, donde el natural sobresalió por su trazo, quizá, más emotivo. Pero ni esto siquiera cambió el ánimo de una gente alicaída y aburrida. Se paró el novillo y acabó, mal con los aceros, el debutante francés.
Buen tranco y clase en su embestida tuvo el flojo cuarto que, además, se pegó un volantín de órdago, tras salir de la primera vara. Clemente realizó una faena dispersa, de algún que otro buen muletazo, aunque sin continuidad. Todo muy bonito pero falto de emoción.
Peor lo tuvo el tercer debutante de la terna con sus dos novillos. El tercero mostró su falta de casta en las sosas acometidas. Y el sexto se defendió sin clase en sus escasas embestidas. Varea anduvo técnico en ambos trasteos donde el detalle de su exquisito toreo prevaleció sobre el conjunto. De estocada finiquitó a su primero, y pinchó antes de dejar hundida la espada en su segundo.
AL NATURAL |
Ahora me ves, ahora no me ves
Francisco Mateos.- No sé si recuerdan una película americana (claro) estrenada hace justo un par de años, que tenía como protagonistas a cuatro magos ilusionistas que hacían aparecer y desaperecer cosas, sobre todo dinero. «Ahora me ves, ahora no me ves» es su título. Pues así nos hemos quedado los sevillanos con el fenómeno de la novillería del que hablaban muchos, y bien: Ginés Marín. Estaba anunciado en Osuna anteayer (‘antié’ en mi pueblo, y en el de muchos, que suena mejor), hace 48 horas, pero como esos magos de la peli: «ahora no me ves». Dos tardes después, en la Maestranza: «ahora sí me ves». Y es verdad que el chico llevaba esta tarde en su muñeca derecha una muñequera azulina, y que presentó el pertinente parte facultativo al empresario de Osuna, pero como tanto se ha venido abusando por los toreros de esos partes ‘in extremis’… No diré yo que el joven extremeño no esté lesionado en la muñeca derecha, pero que anunciara su caída del cartel de Osuna apenas unas 6-7 horas antes del festejo, y no muestre el más mínimo gesto de dolor en la Maestranza esta tarde… Ya digo que no seré yo el que ponga en duda el fortísimo dolor, insoportable sufrimiento, que tenía el viernes Ginés Marín, que le impidió de modo alguno torear en Osuna (con muy poco público, por cierto…), y que esta tarde en la Maestranza estuviera como si tal cosa, moviendo y pulseando la dañada y dolorida muñeca… Qué cosas más misteriosas… A veces me da la impresión que dulcificamos tanto a los toreros desde la época de novilleros que así nos luce el pelo con la torería andante… Y pensar que el ‘loco’ de Jiménez Fortes quería que le cosieran en la enfermería el cuello atravesado de lado a lado por un pitón para seguir toreando en Las Ventas… Pero para numeritos de hacer desaparecer y aparecer cosas, como en esa película de «Ahora me ves, ahora no me ves» de los magos y guasones ilusionistas que les comentaba, la chistera mágica de los empresarios sevillanos Eduado Canorea y Ramón Valencia: «ahora hay toros, ahora no hay toros». Tras la novillada de hoy, con las milongas de que si el Rocío el próximo domingo, o la festividad local de San Fernando al otro sábado, más de 15 días que desparecen los toros de la Maestranza. Hasta el Corpus del 4 de junio: cerrada a cal y canto por el arte de birlibirloque de los magos Canorea y Valencia. ¡Pues está Sevilla para trucos! Playeo gaditano u onubense que te crió. ¡Qué arte! |
GALERÍA GRÁFICA (lamaestranza.es) |
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