PAISAJE URBANO

Cartel sin figuras

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Así estaban los tendidos en las primeras corridas de la temporada del año pasado, sin figuras en el cartel. (FOTO: Javier Martínez)
Así estaban los tendidos en las primeras corridas de la temporada del año pasado, sin figuras en el cartel. (FOTO: Javier Martínez)

«…estuve más de veinticinco años abonado hasta que, como tantos otros, me cansé y dejé de ser cliente de la empresa Pagés y abonado de la plaza. La mayoría ha hecho causa común contra los toreros ausentes, con considerable apoyo mediático, acusándolos de boicotear a Sevilla. Demasiado humo, demasiado simple. La solución no es la reaparición de mi admirado Espartaco, ni la del mismísimo Curro de sus mejores años…»

Eduardo Osborne.-

     Este año hace treinta que saqué mi primer abono de balcón de primera fila en la plaza de toros, arriba del tendido 11, el de los buenos aficionados, junto a la música, y así estuve más de veinticinco de manera ininterrumpida hasta que, como tantos otros, me cansé y dejé de ser cliente de la empresa Pagés y abonado de la plaza de toros. No es que haya perdido el sueño, pero no miento si digo que he sentido mucho lo segundo (para el aficionado verdadero el carácter de abonado a la Maestranza imprime carácter) y bastante menos lo primero.

     Cuando yo me aficioné la Fiesta tenía sus problemas y sus detractores, como siempre ha sido, pero conservaba algo para mí muy importante: la afición. En aquella grada se abonaban grandes aficionados. Gente llana, la mayoría del medio rural, con un gran conocimiento del toro y sus circunstancias. Hoy, el principal mal de la Fiesta, y el que probablemente la lleve al desolladero, es la falta de afición. En Sevilla, cuna del toreo y espejo de la Fiesta para el mundo, los apenas tres mil abonos que a duras penas se venden, más que un problema, es una tragedia.

     El martes se presentaron los carteles de la temporada y, por segundo año consecutivo, destacan las ausencias sobre las presencias. En cualquier otra parte habría docenas de cartas al director pidiendo explicaciones a los responsables del desastre, pero aquí no ha sido así. Es más, la mayoría ha hecho causa común contra los ausentes, con considerable apoyo mediático, acusándolos de boicotear a Sevilla y a su Feria. Demasiado humo, demasiado simple. Las figuras no vienen sobre todo porque no se les da el dinero que generalmente exigen, porque para eso son figuras, y no se les da mayormente porque una estructura de negocio caduca lo hace imposible.

     En un serial de pocos festejos (qué lejos quedan aquellos abonos largos de antes) si una parte sustancial del negocio se destina a retribuir a la propiedad, el empresario cuadra sus números contratando a sólo dos figuras que sustenten los carteles, prescindiendo de los otros, aunque sea a costa de dividir al grupo. Lo consiguieron con Manzanares, pero no con el deseado Morante, y bien que lo está pagando. Puedo estar de acuerdo en que estamos ante un problema de muchas aristas, pero de lo que estoy seguro es que la solución no es la reaparición de mi admirado Espartaco, ni la del mismísimo Curro Romero de sus mejores años.


*Publicado en Diario de Sevilla.

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