«…el secretismo hecho rumorología popular favorece el peculiar ambiente de extrañeza y desconfianza que recorre al aficionado en esta historia compleja y ambiciosa. Compleja por el despliegue de recursos necesarios que contienen la solución, y ambiciosa porque se trata, y no es poco, de ofrecer de nuevo a Sevilla lo que a Sevilla le pertenece: una gran Feria de Abril. El tiempo está muy limitado…»
Manuel Viera.-
De antemano hay que reconocer que no lo van a tener fácil. Completar el quinteto es, y será, complicado. Sobre todo porque las partes abogan por intereses diferentes. Cuestión que seguirá siendo la que dificulte el entendimiento. Pero hay más. Pocas veces se da la capacidad de avenirse en mundos tan iguales, y a la vez tan distintos, aunque los objetivos sean los mismos: no perder ni un solo euro. Pero están obligados a entenderse. A mantener la media distancia que haga que la atmósfera sea respirable, no mortal. Y eso parece estar consiguiendo Canorea–Valencia, con algunos de los cinco sublevados. Pagés aparenta buscar cambios que beneficien el desarrollo de los encuentros. Así, más temprano que tarde, debe estar aclarado cual es el límite de la realidad de este asunto.
Mientras tanto, el secretismo hecho rumorología popular favorece el peculiar ambiente de extrañeza y desconfianza que recorre al aficionado en esta historia compleja y ambiciosa. Compleja por el despliegue de recursos necesarios que contienen la solución, y ambiciosa porque se trata, y no es poco, de ofrecer de nuevo a Sevilla lo que a Sevilla le pertenece: una gran Feria de Abril.
El tiempo está muy limitado y algunos de los amenazantes toreros siguen en su mundo de incomunicación y resentimientos soterrados. Una historia que continúa alternándose con hechos pasados y con un presente sometido de nuevo a desacuerdos abismales. ¿Qué es lo que uno se va a encontrar en no más de dos semanas? ¿Una reevaluación del problema? ¿Una compresión profunda de las partes en beneficio del aficionado y del toreo en general?
A la vista de la situación no es difícil aventurar alguna que otra ausencia de importante calado. Porque quien adopta esta actitud, motivada por la estrategia con la que pretende recuperar el respeto y estatus de máxima figura en la Maestranza, va a seguir en el desafío. Y esto mueve al desasosiego. No obstante, si hacen lo que piensan hacer no es porque desconozcan o rechacen de forma cerril presumibles ofertas, sino porque, aún sabiendo que hay algo de verdad coherente en las propuestas, hay otras, las suyas, que también creen son verdades análogas.
A pesar de todo, no queda otra que encontrar argumentos convincentes que propicien el acuerdo. Poner en valor la idoneidad de volver a Sevilla. Recuperar la brillantez de una feria que dejó de ser de abril para convertirse en paradójica de un mal sueño. Bastante tenemos… con daños pasados.
*Manuel Viera es redactor y responsable de las crónicas de Sevilla Taurina. (manuelviera.com)