«…Muchos dieron el pasado domingo su adiós definitivo. Aficionados, abonados fieles de años y años, que el domingo pasado decidieron tirar la toalla y despedirse para siempre de la Real Maestranza, de su plaza y su localidad de siempre. Decidieron no invertir más ni el tiempo ni el dinero en un espectáculo vacío de alma…»
Pedro Salado.-
Concluyó la Feria de San Miguel. El abonado sacó del sobre que le dieron allá por el mes de marzo, la última entrada, el último cartucho, la última ilusión. Es el momento de preguntarnos hacia dónde caminamos.
Muchos dieron el pasado domingo su adiós definitivo. Aficionados, abonados fieles de años y años, que el domingo pasado decidieron tirar la toalla y despedirse para siempre de la Real Maestranza, de su plaza y su localidad de siempre. Decidieron no invertir más ni el tiempo ni el dinero en un espectáculo vacío de alma. Cuando a la Fiesta le falta el toro, no es que le falte el 50%, es que le falta todo.
Y es que, de los doce toros lidiados en este ultimo ciclo de San Miguel, al menos ocho, deberían haber sido devueltos a los corrales. ¿De qué nos sirve pitar a un toro en el arrastre si no se ha protestado en absoluto en los primeros tercios? ¡Qué daño le ha hecho a Sevilla el tópico del silencio maestrante! ¡Qué daño han hecho esos tendidos de sombra, de nudos gordos de corbata y buenos modales, que jamás fueron capaces de abrir la boca ante tanta estafa!
No olvidemos que para la afición el toreo es un sentimiento, una forma de vida. Y tampoco olvidemos que para las empresas todo esto no es más que puro negocio. Si los al menos ocho inválidos que nos han soltado en dos días, hubiesen ido a los corrales, otro gallo cantaría. Lo digo alto y claro: solución sí hay. Basta con hacer que día tras día, el espectáculo le cueste el bolsillo a la empresa. Ya se procuraría Pagés de traernos a Sevilla lo que de verdad merecemos, aunque para ello tenga que dejar a un lado a sus amiguitos los ‘ganaduros’ y optar por negociar con verdaderos ganaderos.
*Publicado en purezayemocion.com.