«…Ocho corridas en seis años. Gran triunfo en la de Sevilla del Corpus con corte de dos orejas y… se acordaron de él en la Casa de Misericordia -ejemplar en premiar siempre a los triunfadores y no olvidarlos- y toreó en Pamplona por el herido David Mora. Y volvió a triunfar. ¿Le darán toros?…»
Ricardo Díaz-Manresa.-
Perdonen el fácil juego de palabras pero viene que ni pintado. Nos da moral, sentido de la justicia (que tanta falta hace en el toreo y en la vida y que es uno de los objetivos de mi vida) y refuerzo del futuro del toreo, tan débil ahora. Estos casos me conmueven y emocionan. Primero por la justicia, que llega aunque sea tarde. Segundo por la oportunidad que se le da, haya suerte o no después. Y tercero porque parece un milagro (en los que creo).
Lo de Pepe Moral, que tanta moral debe dar al torero, a todos los aficionados y, por tanto, al toreo, tiene dos partes diferenciadas. La primera, el hecho de acordarse de un marginal y ponerlo donde –a la vista de los acontecimientos- debió estar hace tiempo. Seis años de alternativa y sólo ocho corridas toreadas. La novena ha sido en sanfermines 2014. Parece mentira que la moral de su apellido le haya hecho ser constante tanto tiempo, sin desmayar y siguiendo cada día en la lucha hasta que llegara su oportunidad.
Los sabios consejos de Manolo Cortés en los carteles (Manuel Cortés de los Santos en su DNI) los supongo fundamentales. Manolo Cortés fue un torero excelente, que toreaba con mucho arte pero que le faltó corazón en las numerosas oportunidades que tuvo y no llegó a la primera línea. Estos apoderados extoreros que tocaron las mieles del triunfo suelen dar mucho juego, como en caso similar lo ha dado Fernando Cepeda con Perera. Y de qué manera total y absoluta. Enhorabuena a ambos. A uno por creer, aguantar y animar y al otro por los magníficos resultados.
Sábado de sanfermines. Toros de Fuente Ymbro. Pamplona. Llenazo. En el cartel con Juan José Padilla, el «illa illa, Padilla maravilla», el ídolo de las peñas, de toda la plaza y hasta de toda la ciudad, y un emergente con posibilidades que pisa ferias importantes como Jiménez Fortes. No se lo creería ni aunque se lo juraran. Tampoco me lo creía yo. Sueño hecho realidad.
Estos casos –lo repito- me conmueven y emocionan. Por acordarse los justos de quien deben y porque son como milagros. La referencia anterior la tiene, la tenemos, en otro sevillano de Gerena, Manuel Escribano, diez años luchando tras la alternativa, recogiendo migajas, resistiendo, despreciado, con las puertas cerradas a las que llamaba, viendo un pitón de uvas a peras o de Corpus en Corpus y le llega lo de Sevilla 2013, su sustitución por el puesto que dejaba el herido Juli nada menos y ante ‘miuras’ que no es un plato garantizado de éxito. Y ahí lo tienen: diez años entrenando, soñando, creyéndoselo, esperando.
La segunda parte de Pepe Moral es si aprovechó o no su oportunidad. Podrían decir si no hubiera cortado una justísima oreja que el triunfo en el Corpus sevillano fue una casualidad porque hemos visto a muchos toreros dar un zambombazo increíble, salir por la puerta grande de Las Ventas… y no repetirlo en su vida. La suerte de Pepe Moral y los sanfermines es que reafirmó que es un muy buen torero, con arte y seguridad y… con vocación de torero. Y, al contrario que a Escribano en aquella de abril, con dos ‘miuras’ muy buenos, a Pepe Moral le tocó un primero de Fuente Ymbro muy malo –el ganadero Ricardo Gallardo calificó a su toro como un ‘cabrón’- y el otro, con clase, pero sin fuerza estuvo a punto de echarlo todo al traste porque se derrumbó a la mitad de la faena, pero Dios le echó una mano al sevillano y pudo seguir y convencer.
Las injusticias cometidas con Escribano y Pepe Moral con tanta espera –y ya el más lejano caso de Ortega Cano y de tantos otros que se habrán quedado tristísimamente en el camino al desesperarse- me llevan a una tercera reflexión. ¿Por qué estos no torean cuando lo merecen –a la vista está- y otros sí lo hacen cuando están más vistos que el tebeo y han desaprovechado más oportunidades que Matías Tejela o Uceda Leal?
Años y años estancados y, mientras, otros sentados en casa. La única manera de renovar el escalafón -¡que tanta falta hace!- es repetir muchos casos de los Escribano y Moral que están por ahí, que todos conocemos pero a los que no les dan un pitón. ¿No les parece que El Cordobés Díaz y, si me apuran, Castella –aburrido y rutinario hace ya tiempo- tienen demasiados contratos? Incluiría al Cid que para mí ha sido uno de los que mejor ha toreado con la izquierda en los últimos 50 años si no el mejor, pero el tiempo pasa. Renovarse o morir debería ser la consigna.
Los casos de Ángel Teruel hijo, Alberto Lamelas, López Simón, Oliva Soto, Miguel Ángel Delgado, David Galván, la mayoría de los mexicanos de los dos últimos sanisidros –en especial Joselito Adame, que no sabemos todavía si sí o si no, Artuto Saldívar y Diego Silveti- y algunos más que los habrá y ahora no recuerdo deben ser reparados. No hemos visto todavía si sirven o no hasta que no tengan las oportunidades suficientes. Incluso los marginados Fernando Cruz y Serafín Marín deberían tener algunas tardes más de demostrar si hay que reengancharlos o no. Y perdonen los nombres que olvido. Con todos ellos, los carteles serían más variados y refrescantes.
Manos mal que uno se reconcilia con la vida con los casos de Pepe Moral –al que ahora sí hay que darle toros- y Escribano, y puede seguir creyendo en esto. Llega la justicia -¡enhorabuena de corazón!- a la pamplonica Casa de Misericordia que siempre premia a los triunfadores de otras plazas y sobre todo de la suya. Es un ejemplo que deberían seguir todos y el toreo sería distinto. Ya lo creo.
Disfrutemos de momento de la moral que nos ha proporcionado Pepe Moral y la Meca de Pamplona.
*Publicado en avancetaurino.com.
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