El diestro sevillano Manuel Escribano ha dado una vuelta al ruedo tras realizar lo más destacado con el primero de sus toros. Los astados de Jandilla y Vegahermosa, nobles aunque sin fondo. Sebastián Castella e Iván Fandiño han sido silenciados en sus respectivos lotes. Otra tarde con poco más de media plaza.
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Manuel Viera.-
En principio hay que decir que no hubo toros para la emoción del toreo. La calidad de las embestidas sin fondo es un camelo para el toreo de hoy. Los ‘jandillas’ de Borja Domecq, pese al simulacro de la suerte de varas, no aguantaron no más que media docena de muletazos en cada inicio de faena; después lo anodino prevaleció en una tarde de escasos y emotivos momentos. Una pesadez, oiga. La importancia en la corrida la tiene el toro, y si éste, como tal, no existe, el espectáculo se convierte en insoportable.
No obstante, si hubo quien ejecutó el toreo con vigor y sensibilidad. Maravilló la naturalidad de su lento capote. Y su toreo de mano izquierda. Con el natural puso de relieve su sentido del temple, la pureza del trazo, la belleza de las formas. La obligada ligazón. Fueron esos enormes naturales al noble y cansino segundo toro de Jandilla donde Manuel Escribano alcanzó el más importante momento de su completa, por entrega, tarde. Su toreo, ejecutado con vigor y sensibilidad, empieza a tener un lugar destacado en la tauromaquia actual. El resultado en muchas tardes, y en la de hoy también, es notable, aunque para hacerlo magnífico requiere la colaboración de un toro encastado con el empuje suficiente para transmitir emoción. Y hoy no lo tuvo. De todas formas, el efecto final posiblemente no estuvo a la altura de lo mostrado.
Porque el sevillano de Gerena se fue, por dos veces, a portagayola. Toreó a la verónica de primor, dos verónicas y la media al quinto llegaron a la excelencia por ritmo, cadencia e infinita lentitud. Expuso valor desmedido y verdad en banderillas y, sobre todo, combinó la esencia con la sencillez del natural en la interesante faena al primero de sus toros. Mató de estocada, le pidieron la oreja y el palco la negó.
Al quinto lo dejó sin picar. Dos encontronazos en el peto y palo en alto. Pues ni por esas. El noble ‘jandilla’ andaba hacia la tela como alma en pena. Aprovechó sin espacio de tiempo las primeras embestidas para trazar templados muletazos diestros. Y hasta consiguió naturales lentísimos a unas embestidas sosas y carentes de emoción. Faena imposible de conexión con los tendidos pese a combinar la esencia con la sencillez de un toreo que trae la promesa de lo que viene ha de ser mejor. Tras la estocada saludó la ovación.
Sebastián Castella tuvo en el primero un noble toro con el que protagonizó una faena trazada con suavidad, ausente de ligazón y de escaso contenido. Por un lado, salvo alguna excepción, las embestidas no tuvieron márgenes para el lucimiento. Por otro lado, la definición expresiva del torero francés fue a menudo engañosa. Finiquitó con brevedad. Al cuarto, igual de noble y con escaso fondo, anduvo ajustado en los muletazos de inicio, para desgranar después un trasteo de aislados pases, de perfecto trazo al natural y buenos remates, pero sin la emotividad necesaria para calar en el público. Y tras la estocada, el silencio.
Tampoco Iván Fandiño pudo sacar nada extraordinario de sus dos toros. El tercero, malo y complicado; y el sexto, desfondado desde el inicio de la lidia. El vizcaíno anduvo zigzagueando en dos faenas donde expuso cualidades, que no calidades, sin conseguir conectar con la gente. La nobleza con la falta de casta no casan, y con toros así es imposible darle seriedad y emotividad al toreo pese a ponerse a donde hay que ponerse. Con ambos anduvo certero con la espada.
AL NATURAL |
El sentido de la medida
Francisco Mateos.- Una de las charlas que nunca se me olvidará, charla en privado, en la tranquilidad de su casa, sin micrófonos de por medio, es cuando Curro Romero me habló del «sentido de la medida». Es algo que tengo grabado para los restos. Decía que as faenas tienen que ser medidas, justas, si acaso incluso cortas, no darlo todo, esconderse algo para la próxima… pero desde luego no ser pesado y pasarse. Y no sólo lo aplicaba a las faenas, sino a la vida en general: tener sentido de la medida, de la prudencia, en definitiva, en todo lo que se haga. Esta tarde la corrida de toros ha acabado a las nueve de la tarde-noche: dos horas y media de festejo. Sin que haya pasado apenas nada que algunos momentos buenos de Escribano. No sé cuántos muletazos le dio Castella al primero; al cuarto seguro que pasaron de los cincuenta… ¿No le puede decir nadie a este torero que no se trata de dar muchos muletazos, sino de darlos bueno, aunque sean muy pocos? El sentido de la medida, que diría Curro; qué importancia tener eso: sentido de la medida. |
DIEZ GANANDO UN PASO |
Escribano, no es por casualidad
Javier García Baquero (Ambitotoros).-
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LA CORRIDA, AL COMPÁS |
De ‘alumbrao’ y ‘pescaíto’
Fernando Naranjo.- Sevilla espera con gozo Hoy la tarde tuvo fuego, De azúcar Vegahermosa ¿No brota la flor de Lis Y el lago del sur del Sena |
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Hoy el rubio de Gerena Y rellena tanto albero ¡Y de un norteño Nervión ‘Pa’ conquistar nuevos mundos. Hago un guiño a las cuadrillas |
LA VOZ DEL ABONADO |
Seis toros y un funeral
Unión Taurina de Abonados de Sevilla.- Funeral para enterrar la casta y la fuerza de seis animales de los que dicen que son toros, pertenecientes a la ganadería de Jandilla y que esta tarde se lidiaron en Sevilla. Funeral para denunciar el fraude en el cual están empeñados en desarrollar estos taurinos en boga para hacer desaparecer de la plaza de Sevilla la suerte de varas. Esta tarde las doce varas fueron mentira. Funeral para tres toreros jóvenes que se dejan aconsejar por sus mentores para anunciarse con estos animalejos aborregados. Funeral por una autoridad que permite aprobar toros sin trapío para Sevilla como el primero, tercero, cuarto y sexto de esta tarde. Funeral para Castella, que sin merecerlo se anuncia varias tardes en este abono y nos obsequia una tauromaquia vulgar con muletazos por alto, sin temple, tirones y enganchones a toros almibarados de peluche carentes de emoción y riesgo. Funeral para Escribano, que aun poniendo en el albero la casta que faltaba a sus oponentes, no es suficiente para rematar una tarde y todo ello por girar su trayectoria profesional hacía posiciones más cómodas que sin duda no le beneficia. Funeral para Fandiño, que se encuentra en una situación similar a la de Escribano. Necesita enfrentarse a toro encastado y este toro de mentira le perjudica más que beneficia. Funeral por una Fiesta en Sevilla a la que el aficionado de verdad ha dado la espalda y la plaza ha sido tomada por gente ocasional muy apropiada para jalear su decadencia. Funeral por tanto propagador de esta tauromaquia descafeinada que justifica hasta la saciedad sin querer o no poder darse cuenta del daño que hace. Sólo basta cada tarde mirar los claros de los tendidos y comparar con temporadas anteriores para comprender la realidad de la nefasta situación. Lo dicho, seis toros para un funeral. |
GALERÍA GRÁFICA (López-Matito) |
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Si está interesado en alguna fotografía: 625 19 47 69 |
OTRAS IMÁGENES (Javier Martínez) |
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LOS TOROS, UNO A UNO (Javier Martínez) |
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