GALLEANDO

Manzanares de Sevilla

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«…La ceguera obstinada y el silencio colaborador, su silencio, despiertan a la realidad. La realidad que se ha pixelado a tanta velocidad que es difícil entenderla cuando de él no se conocen soterrados resentimientos. La realidad de esta más astuta que inteligente determinación en la que el chantaje ha golpeado como un tsunami al más desprotegido: al aficionado…»

Manuel Viera.-

     Quizá trate de alcanzar el estatus magno junto al resto de partícipes. Pero está equivocado. En esta precariedad del concepto de unión, y en esta constante interrogante sobre la inmediata Feria de Abril, nada es como aparenta ser. Se da como hecho la incomprensible ausencia de ‘los cinco’ en la Maestranza. La de José María Manzanares también, claro, mal que a Sevilla le duela. Unirse al grupo de las exigencias le ha hecho cómplice de esta historia que proporciona la idea del chantaje, de su significado y de su relevancia.

     Como consecuencia, el torero llamado ‘de Sevilla’ deja a Sevilla huérfana de su toreo cuando todavía anda asimilando aquel suceso de indulto y Puerta del Príncipe. Cuando aún contempla, a solas con sus recuerdos, expresiones alusivas a aquella histórica tarde. Cuando mira abajo sin mirar y aún ve como las perceptibles huellas de una tela arrastra mandando en la bravura dejan marcadas en la tierra de albero los guiños al virtuosismo de una obra fascinante. Veladuras restallantes de naturales de ensueño que siguen parando el tiempo para nunca más desaparecer. Y aún siguen rebotando los ecos de una gente enloquecida para dar pretendida continuidad a aquella efímera tarde de toros. Discutida tarde, contada después como la historia de un héroe, guardada en la memoria de lo inmortal. ¿Y qué decir de aquel empuje de toda una plaza que le obligó a superar en el último suspiro la nefasta lidia de seis toros en solitario? ¡Ay, cómo se olvida a Sevilla!

     Ahora la ceguera obstinada y el silencio colaborador, su silencio, despiertan a la realidad. La realidad que se ha pixelado a tanta velocidad que es difícil entenderla cuando de él no se conocen soterrados resentimientos. La realidad de esta más astuta que inteligente determinación en la que el chantaje ha golpeado como un tsunami al más desprotegido: al aficionado, que ya percibe como el inmediato futuro de esta compleja Fiesta se está convirtiendo en nostálgico pasado.

     ‘Manzanares de Sevilla’ no toreará en Sevilla porque los estratos de poder y las nuevas jerarquías del toreo así lo quieren. Renunciar a la Maestranza es mucho más que una exigencia. Es un acto de castigo que Sevilla no merece.


*Manuel Viera es redactor y responsable de las crónicas de Sevilla Taurina. (manuelviera.com)


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