El pasado sábado decidió el diestro Tomás Campuzano poner el punto y final definitivo a sus actuaciones en plazas de toros. Tras casi 15 años sin vestir de luces tras retirarse, el diestro de Gerena ha participado cada temporada en varios festivales; el del sábado pasado en Aznalcóllar fue el último. A sus 56 años, ya no volverá a hacer ningún paseíllo.
Francisco Mateos.-
Tras veinte años vestido de luces como matador de toros de alternativa, desde que en 1999 decidiera colgar definitivamente el ‘chispeante’, Tomás Campuzano no ha dejado de torear cada temporada en varios festivales. El sevillano lo ha hecho por dos motivos fundamentalmente: en primer lugar porque dada su noble personalidad no podía negarse a colaborar con un objetivo benéfico y solidario cuando insistentemente solicitaban su colaboración, y por otra parte mataba el ‘gusanillo’ de seguir sintiendo el calor de un público en una plaza, aunque sea en festivales.
El pasado sábado, en el festival benéfico de Aznalcóllar, tras retirarse al callejón con las dos orejas y el rabo del triunfo en una excelente faena, sintió que era el momento. «Ha sido mi último toro; ya no toreo más», confesaba con una sonrisa amplia pero con cierta nostalgia a SEVILLA TAURINA. «Ya no hay más festivales, no volveré a torear en una plaza con público. Hay que saber cuándo llega el momento de retirarse del todo y éste es mi momento. Esta ha sido mi última faena».
Tomás Campuzano, de 56 años, participó el pasado sábado en Aznalcóllar en un festival benéfico junto al rejoneador extremeño Pablo Ramos (que sustituía al lesionado Andrés Romero), los diestros Antonio ‘Espartaco padre’, el local Pepe Manfredi y Víctor Puerto, con el gran protagonismo para el becerrista local Juan Pedro ‘Calerito’, el último niño prodigio del toreo que estoqueaba a sus 14 años por primera vez en público un añojo; precisamente Tomás representa y ayuda al joven torero desde hace algunas temporadas.
Tomás lidió un astado colorao de la ganadería portuguesa de Varela Crujo, que dio buen juego en la muleta aunque salió con gas, apretando en el capote, del que salió airoso un envalentonado Tomás que le fue ganando terreno con lances con gusto y eficaces. En la faena de muleta, el torero de Gerena se sintió a gusto, mejor y más por el noble pitón derecho, con un final de faena de muletazos relajados y muy templados, toreando para sí mismo. Después de algunos muletazos mirando al tendido, incluso cogió la zurda y le forzó al toro -que por ese lado no iba- a que se tragara cuatro o cinco naturales. Mató de espadazo en la suerte de recibir y cortó las dos orejas y el rabo; las últimas que corta en una plaza de toros.
SEVILLA TAURINA ofrece hoy a sus lectores en exclusiva un amplio reportaje gráfico con casi una treintena de fotos que describen gráficamente la última faena al completo del sevillano Tomás Campouzano.
GALERÍA GRÁFICA (Javier Martínez) |
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