«…Donde laten sístole y diástole de Triana, como una improvisada plaza de tientas con mucha gente arracimada. Mediodía en San Jacinto, con gente que iba y venía, con muchos que se quedaban para ver verónicas y pases al aire ante la mirada absorta de chavales que quizás piensen como los de antes, que el toreo no es una tortura sino algo sólo para elegidos…»
Luis Carlos Peris.-
Ciertamente anacrónica la imagen, pero como casi todo lo anacrónico aquello tenía un sabor indudable. Donde laten sístole y diástole de Triana, como una improvisada plaza de tientas con mucha gente arracimada. Imagino que gente aficionada a los toros con la buena nueva de mucha chavalería, demostración palmaria de que el toreo no es sólo cosa de caducos y trasnochados.
Francisco Rivera, Eduardo Dávila, Curro Puya como poseedor legítimo de la solera de fragua y Cava, ese José María Susoni que una tarde de verano de hace medio siglo nos hizo soñar con el toreo según Triana, también Finito, por supuesto que de Triana… Mediodía en San Jacinto, con gente que iba y venía, con muchos que se quedaban para ver verónicas y pases al aire ante la mirada absorta de chavales que quizás piensen como los de antes, que el toreo no es una tortura sino algo sólo para elegidos.
*Luis Carlos Peris es periodista sevillano. / Publicado en Diario de Sevilla.
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