GALLEANDO

Adiós al gran Pepe Luis

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Pepe Luis y sus hermanos: Antonio, Juan, Carmencita, Rafael y Manolo. Solo falta Consuelo.
Pepe Luis y sus hermanos: Antonio, Juan, Carmencita, Rafael y Manolo. Solo falta Consuelo.

«…por razón de edad no tuve la dicha de degustar en una plaza de toros las toreras formas del excepcional maestro. He llegado a soñar con él en el ruedo de la Maestranza sintiendo la emoción y el encanto de su toreo. Sevilla lo vio crecer, lo vio debutar y lo vio hacerse matador de toros. Sevilla llora su muerte. Se siente huérfana sin el más grande de sus toreros…»

Manuel Viera.-

     Me gustaría sentir nostalgia al rememorar la vida y la obra del genial Pepe Luis, pero por razón de edad no tuve la dicha de degustar en una plaza de toros las toreras formas del excepcional maestro. No obstante, he leído y visto casi todo lo que del gran maestro han dicho hasta embriagarme de tanta personalidad torera. He llegado a soñar con él en el ruedo de la Maestranza sintiendo la emoción y el encanto de su toreo. Sevilla lo vio crecer, lo vio debutar y lo vio hacerse matador de toros. Sevilla llora su muerte. Se siente huérfana sin el más grande de sus toreros.

     Pepe Luis no fue torero de Sevilla por razón de origen, sino por la infinita concepción de las formas de interpretar el toreo, en el que el temple fue la base de la personalidad de de este genio que, junto a la gracia y la intuición torera, mostró su sevillano concepto firme y seguro. De su peculiar manera de ser fluía su alegría, su estética, su cadencia delante del toro, ajustándose siempre a las reglas más severas de la Tauromaquia. Nunca se benefició de pases artísticos que eran de competencia común, ni gustaba de ostentaciones temerarias, ni supo de la existencia del melodrama en el toreo, ni angustió a su público con alardes fingidos, sólo con la eficacia de su mando, o con la delicadeza y mimo con que trataba a los toros, comunicaba una maestría que muy pocos toreros de su época lograron alcanzar. Torero de garbo insuperable con el capote y de técnica y perfección desbordada con la muleta, su emotivo concepto quedará para siempre como modelo del toreo sevillano.

     Como si se hubiese parado el tiempo para siempre, sus formas me conmueven aún en los ojos del alma. Como si las estuviera viendo ahora que las evoco. Dijo Pepe Luis con la humildad de su carácter que «la historia de la Fiesta la hacen también todos aquellos que se quedaron por una u otra causa en el camino». Es así, pero en la historia del toreo hay mejores entre los mejores, y entre ellos Sevilla tuvo a Pepe Luis Vázquez Garcés.


*Manuel Viera es redactor y responsable de las crónicas de Sevilla Taurina. (manuelviera.com)

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