Los novillos de Agustín Lunar, de juego dificil y complicado, impidieron a los tres jóvenes de la tercera de La Algaba poder estar a gusto. Los sevillanos Fernando Gonzalez y Óscar Moreno, y el murciano Fernando de la Torre mostraron evidentes ganas de triunfo. Fernando González y Fernando de la Torre han sido premiados con una oreja.
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Redacción.-
El tercer festejo de la Feria de La Algaba ha supuesto un punto de inflexión en la buena marcha que llevaba este ciclo sevillano de novilladas de promoción. Los erales de la ganadería sevillana de Agustín Lunar no han ofrecido en esta ocasión buen juego y resultaron deslucidos y complicados en la muleta, a lo que hay que sumarle las lógicas carencias técnicas de los chavales, que se están iniciando en el mndno taurino aún.
El utrerano Fernando González abrió la tarde. Lo intentó todo, con una enorme voluntad por interesar a los tendidos, pero todo resultó sin lucimiento ni brillo debido a las deslucidas embestidas del eral. Mató de media estocada tendida y su demostrada e incansable voluntad fue premiada con una oreja.
El local Óscar Moreno se enfrentó al animal más fuerte y, además, el más complicado. Por el pitón izquierdo era imposible poder robarle muletazos. Por el derecho logró sacarle algunos muletazos sueltos, En el momento en el que el novillero le podía al manso animal. éste huía para su querenca natural de los terrenos de sol, la zona de carros. En uno de los momentos de exposición y entrega del algabeño fue volteado con violencia. Al acabar su actuación pasó a la enfermería, donde se le apreció una cornadita interna pro encima de la pantorrilla izquierda, por lo que deberá estar en reposo unos días para comprobar su evolución.
El tercero fue el novillo que medio se dejó algo, pero también deslucido. El murciano Fernando de la Torre ha puesto mucha voluntad y ganas, pero por mucho que lo intentaba sólo lograba muletazos sueltos, sin poder ligar, y así es difícil calentar los tendidos y emocionar. Tampoco hubo mucho acople por parte del torero. Cortó una oreja por su demostrada voluntad.
Previo al paseíllo hubo una pequeña exhibición de enganches de diversas épocas y caballistas. Tras la lidia de los tres erales, se procedió a la suelta de varias vacas por el ruedo para los aficionados más atrevidos.
GALERÍA GRÁFICA (Antonio Vázquez) |
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OTRAS IMÁGENES (Antonio Vázquez) |
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