REAL MAESTRANZA - Novillada de abono

Emilio Huertas, feliz

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Emilio Huertas.
Emilio Huertas.

Emilio Huertas le ha cortado una oreja al quinto utrero de la noble y floja novillada de El Serrano. Conchi Ríos, muy desconfiada toda la tarde, ha sido silenciada en sus dos faenas. Álvaro Sanlúcar fue ovacionado en ambos novillos tras dejar pinceladas con gusto y estilo; necesita un mayor rodaje. 

LA FICHA

NOVILLOS: Se han lidiado novillos de El Serrano, desiguales de hechuras y comportamiento, nobles y flojos. Mejores segundo y quinto.

NOVILLEROS: -Conchi Ríos (de malva y oro), silencio y silencio.

-Emilio Huertas (de blanco y oro envejecido), saludos y una oreja.
Álvaro Sanlúcar (de salmón y oro), saludos y saludos.
 
CUADRILLAS: Saludaron José Otero y Diego Valladar tras parear al quinto.
 
INCIDENCIAS: Menos de media plaza. Tarde despacible, nublada, con rachas de viento y frío.


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Hechura de banderillero

Francisco Mateos

Emilio Huertas pasea la oreja del quinto. (FOTO: lopezmatito.com)

 

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Javier Martínez
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Manuel Viera.-

     El ansia de querer y no poder acaba por crear un conglomerado de matices que frenan la más firme de las voluntades. Es más, el resultado final viene dado a través de una peculiar desnudez mental que, a veces, pone en evidencia los deseos. El enorme interés por llegar y alcanzar su meta no se le puede negar a Conchi Ríos. Su esfuerzo, a veces, delante del animal es infinito, pero las limitaciones, interpretadas como ausencia de valor, se manifiestan sin remisión. En la mínima dificultad que le plantea la lidia aparecen de inmediato carencias insalvables que inciden en su comportamiento en el ruedo. Quiere, pero no puede.

     La desconfianza mostrada le ha podido. Demostrar el toreo almacenado en su mente le ha sido imposible. Los aspavientos, al mínimo problema, han sido clarividentes. No se le puede negar el empeño por hacer el toreo. Incluso de realizarlo bien con cites de muleta adelantada y atisbo de temple en el pase. Con el soso y parado primero no pasó de sus buenas intenciones, y con el noble cuarto le salieron a relucir lagunas insalvables. Faena deshilachada de pases despegados y enganchados entremezclados con algún que otro buen trazo zurdo. Y como la espada tampoco es su fuerte, su trascendental tarde sevillana pasó entre silencios.


Emilio Huertas paseó una oreja tras una faena intermitente, aunque toreó despacio y con la muleta adelantada, y acabó con una estocada fulminante 


Conchi Ríos quiere pero no puede, con limitaciones de valor


A Álvaro Sanlúcar se le intuyen maneras, pero precisa más rodaje


 

     Emilio Huertas paseó contento y feliz la oreja del quinto, el más destacado utrero de la desigual, en hechuras y comportamiento, novillada de El Serrano. Y lo hizo tras ejecutar un toreo estandarizado, intermitente, despegado,… Sí es verdad que lo hizo despacio en ocasiones, que hilvanó pases de muleta adelantada, que se quedó quieto para ligar y rematar con el obligado de pecho. Y que le recetó una estocada de efecto fulminante que hizo aflorar los pañuelos para convencer al palco de la concesión del anhelado trofeo.

     Parecidas características tuvo la faena al rajado, aunque noble, segundo. Largos naturales aunque sin ajuste y trazo hacia fuera. Mejor, si cabe, con la derecha, con la que le dio continuidad a un trasteo de escasa emotividad. Tras media estocada saludó la ovación.

     A Álvaro Sanlúcar se le intuyen maneras. Su toreo es diferente. Su estilo gusta y llega, pero le falta mucho para poderlo mostrar de manera contundente en plaza como la de Sevilla. Es una lástima que las consecuencias derivadas de la escasez de festejos menores organizados en grandes ciclos y ferias de pueblos obliguen a la difícil apuesta de jugarse el futuro a la desesperada en cosos de vital importancia. Sanlúcar ya dejó tarjeta de visita en la Maestranza en el pasado julio nocturno de promoción. De ahí, y con el mínimo oficio, al debut con picadores en Olivenza y vuelta a Sevilla. Escaso bagaje para mostrar las calidades y cualidades que atisba. En cierta forma el sanluqueño todo lo quiso hacer despacio, con gusto, mostrando su peculiar estilo. Bajó la mano en unos naturales de excelente trazo al soso, tardo y distraído tercero, y dejó sueltos muletazos diestros largos y templados al flojo y soso sexto. Finiquitó sin puntilla a su primero y le dejó la estocada arriba para acabar con el sexto. Y esto, tan poco, es lo que queda cuando se olvida todo.


AL NATURAL

Hechura de banderillero

Francisco Mateos.-

     Entre tanto torero moderno que se mete entre pecho y espalda horas y horas de tecnológicas maquinitas de gimnasio, carreras voy y carreras vengo, velocípedos de nuevo cuño, abdominales de tabletitas; y no sólo ya los toreros y novilleritos de moda, sino que se han apuntado al carro de la figura super estlizada sus banderilleros y hasta los propios picadores, que vaya si es difícil encontrar uno que medio se parezca a los de Botero, ha llegado hoy a la Maestranza un banderillero con hechura de eso, de banderillero. De banderillero clásico. De los antiguos. De los de siempre. De los que deben tener buen comer y beber. De los que tienen el toreo metido en la cabeza y no en los músculos. Con camisa que no le cierra al cuello, espalda ancha, cintura generosa, abdomen que necesitó de más ancho de bordados de la banda, y muslos prietos y anchos para mantener sin problemas la vertical. Se llama José Otero y dio una lección de por qué el ‘toreo de siempre’ es lo auténtico.

 

El banderillero José Otero, hechura y formas de banderillero clásico. (FOTO: Javier Martínez)

     En tarde de bajo nivel de las cuadrillas, en la que dos o tres saltaron al callejón y cayeron casi de cabeza, o se empotraron contra las tablas, el bueno de José Otero lidió con soltura y mejor solvencia al segundo, y colocó dos fenomenales pares al quinto, con torería y con gusto, sin estridencias ni alardes fuera de lugar. Y también tuvo que saltar al callejón al salir apurado, y pese a su aspecto lo hizo mejor que los banderilleros tipo ‘modelos’ de figura estilizadas: con elegancia y cayendo de pie. Y es que esto del toreo no es para correr, sino para quedarse quietos. Entonces, ¿para qué tanto musculitos?   


GALERÍA GRÁFICA (lopezmatito.com)

Conchi Ríos. Conchi Ríos. Conchi Ríos.

Emilio Huertas.

Emilio Huertas.

Emilio Huertas.

Emilio Huertas. Álvaro Sanlúcar. Álvaro Sanlúcar.
Álvaro Sanlúcar. Álvaro Sanlúcar. Álvaro Sanlúcar.

El banderillero José Otero.

El banderillero José Otero.

 


OTRAS IMÁGENES (Javier Martínez)

El clásico despeje de plaza por parte de los alguacilillos. El domingo pasado, seis maestrantes; hoy siete. La que nunca falla es la mujer del Marqués de Albaserrada.

El teniente de hermano mayor, Javier Benjumea, ha asistido al festejo; a ver si es más habitual...

También ha asistido el empresario Eduardo Canorea; ha permanecido en su burladero la novillada entera.

El sanluqueño Manuel Rodríguez 'El Mangui', siguiendo a su paisano Álvaro Sanlúcar.

Tomás Campuzano, apoderado de Emilio Huertas. Bastante frío hoy en la Maestranza. Joven aficionado a la fotografía y a los toros.
Foto para el recuerdo. Estilismo nipón. Invasión oriental.
  Maestranza multicultural.

 


 

PUERTA DEL PRÍNCIPE (Javier Martínez)

La ganadera Rocío de la Cámara. El apoderado Manuel Tornay. El novillero Fernando del Toro.
     


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