Tomás Angulo ha cortado una oreja a una interesante, por juego y calidad, novillada de Guardiola no aprovechada por la terna en su totalidad. Miguel Hidalgo y el sevillano Ángel Jiménez fueron silenciados en cada uno de sus novillos.
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Manuel Viera.-
Insoportable y agobiante el calor padecido en la Maestranza. Se ha pasado del temporal de agua y frío, sufrido en el epílogo de Feria, a los cuarenta grados abrasadores de hoy en sólo dos semanas. Si además el resultado final de lo que sucedió en el ruedo careció de algo tan importante como es la capacidad para estar cerca del espectador, estar sentado en la abrasante piedra del tendido fue un verdadero martirio. Así las cosas, la tarde se hacía eterna hasta que una ligera brisa del cercano río aminoró el calvario tras las ‘dos’ gotas de agua que descargó una improvisada tormenta veraniega.
De esta liviana forma se pudo presenciar cómo un excelente utrero de Guardiola descubría la insuficiencia de quien delante se puso. ‘Acabado’ fue un bello ejemplar de poco menos de quinientos kilos de peso, negro bragao y calcetero que embistió persistente a las telas con una nobleza y calidad inusual. De esos que hacen que el ganadero que lo cría vuelva a coger el prestigio que su ganadería nunca debió perder. ‘Acabado’ no se cansaba de acudir pronto y presto al mínimo movimiento de la roja franela. No sé si fueron cien, o fueron doscientas, las veces que pasó obediente y sin molestar por la muleta desconfiada de Miguel Hidalgo, que en sus infinitos viajes, aquí y allá, la utilizó con piloto automático. En suma, esta forma de hacer el toreo, de quien parece va a convertirse en matador de toros en su Granada natal en la próxima Feria del Corpus, dejó entrever la insuficiencia de un novillero con escaso oficio, exento de técnica y, sobre todo, sin el mínimo valor necesario para estar delante de quien ha elegido estar. Mal camino, torcido y enrevesado, que alguien debería hacerle cambiar. Así que ‘Acabado’ acabó en el desolladero con sus dos apéndices auditivos intactos, y el debutante granadino debió de entender la indiferencia en forma de silencio del público sevillano.
Con el parado y descastado primero anduvo desconfiado tras el susto que se llevó al ser alcanzado de fea manera cuando intentaba lancear con el capote.
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Tomás Angulo pertenece por sensibilidad y concepción a esa categoría que actualmente constituye todo un testimonio de verdad, y que por sí solo tiene la facultar de gustar. El triunfador del último ciclo de las novilladas de promoción celebradas en la Maestranza tiene un verdadero talante expresivo, un extraordinario valor y, en consecuencia, un toreo que llega con inmediatez a la gente. Y así se mostró con el tercero, otro buen novillo de Jaime Guardiola. Toreó con gusto a la verónica hasta acabar en los medios, donde fue desarmado, galleó con peculiar estilo para poner al burel ante el caballo y tuvo momentos interesantes en una faena con demasiada intermitencia que no terminó de coger altura, pero sí le sirvió para dejar su particular visión, atractiva y clarividente, de unas formas prometedoras. Tras pinchazo y estocada, la oreja fue premio excesivo. Con el complicado sexto anduvo con avidez ante unas embestidas cambiantes y a la defensiva. No se amilanó y supo suplir su falta de oficio con valor. Mató bien y le ovacionaron al abandonar la plaza. |
Tal vez no tuvo la faena al encastado y complicado segundo el gusto que desprende su toreo, pero Ángel Jiménez sí encaró con ganas un trasteo en el que se dejó notar la falta de oficio y, sobre todo, una excesiva preocupación por componer la figura. Faena de altibajos, mejor a derecha que a izquierda, con escasos momentos de calidad. Mató mal.
Con el quinto -lidiado como sobrero-, no definió. Las sosas embestidas del ‘guardiola’ le sirvieron sólo para dibujar algún que otro natural con estilo pero sin emotividad. Le echó deseos y poco más. Con la espada volvió a estar mal.
AL NATURAL |
Canorea y el chino
Francisco Mateos.- Creo que le dio tiempo a verlo. Me refiero a Canorea, que ya saben que muchos se preguntaban durante la Feria de Abril que por dónde estaría, porque en el burladero de la empresa no asomaba. Ha reaparecido en la novillada de hoy y le ha dado tiempo a ver loos dos momentos más interesantes. Y digo que le ha dado tiempo porque hace como los chinos, que no se traga la novillada entera. De chiripa vio triunfar -triunfo menor, porque había que haberle cortado las dos orejas a ese tercero- a Tomás Angulo, el extremeño que pinta bien cuando se ruede y lleve en el esportón una veintena de novilladas. Los dos primeros creo que no los vio; tampoco se perdió nada Canorea. Y es que los chinos -por extensión cualquier turista, que en la época de ‘vacas flacas’ de aforo en los que estamos es la tabla de salvación de la empresa- ven los tres primeros, y cuando el guía le indica que ahora otra vez torean los mismos: en cuarto lugar el primero, el quinto para el segundo y el sexto para el tercero, se levantan y dicen: «¿Otra vez igual? A esos tres ya los he visto, así que me voy a ver otra cosa…». Pues Canorea, algo similar; sólo que al revés, porque llegó al burladero de la empresa bien avanzada la novillada. Eso sí, aguantó ya hasta el final. Aunque lo que no aguantó fue el tremendo calor que desprende el ladrillo de la Maestranza. Metido entre el recalentado burladero por delante, y el refractario ladrillo por la espalda, en tan estrecho espacio por donde no corre ni la más mínima brisa, aguantó un único novillo -el tercero, el de la oreja de Angulo- antes de irse justo detrás pero en la barrera, a la tercera, para ver la desgracia del excelente novillo cuarto, que vino en caerle en ‘suerte’ al granadino Miguel Hidalgo… Si es que era día 13… Una pena para el novillo… |
Por cierto, hablando de burladeros, ¿alguien sabe donde se han metido ‘los chicos de la Junta de Andalucía’ y sus familias? Lo digo porque el burladero de la Junta de Andalucía estaba más desolado que el palco de los maestrantes, que ya es decir… Ayyysss… Que a la señora Carmen Tovar -aún en funciones- y al señor Luis Partida -tambien aún en funciones- parece que eso de aguantar los 45 grados en la Maestranza para ver una novillada no le seduce ni aunque tengan las entradas ‘regalás’… Ni burladero, ni palco de convite… Si es que no puede ser, que al final se nos ve el plumero de ¿aficionado?
GALERÍA GRÁFICA (Javier Martínez) |
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OTRAS IMÁGENES (Javier Martínez) |
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PUERTA DEL PRÍNCIPE (Javier Martínez) |
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