El torero vasco Iván Fandiño ha cortado la oreja del tercer toro, ha dado dos vueltas al ruedo tras finiquitar al quinto, y ha sido ovacionado tras acabar con el primer toro del interesante encierro de Victorino Martín. David Mora ha saludado tras estoquear al segundo y ha sido silenciado en los dos restantes.
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Manuel Viera.-
La confluencia de dos toreros de conceptos diferentes e iguales intereses se ha manifestado a dos bandas, haciendo realidad, sin comparaciones, dos formas de entender el toreo. Pero, quizá, lo mas interesante fue ver cómo las de uno se imponían sobre las del otro, aunque ambos estuvieron comprometidos fundamentalmente con el valor y la verdad. El reto no era otro que acabar convertido en triunfador de la ‘victorinada’. Y, faltaría más, alcanzar la gloria en Sevilla. Si Iván Fandiño ya es ambicioso de por sí, no digamos para salir airoso de un mano a mano con toros de Victorino Martín.
Interesante y excitante, pero no necesariamente emocionante, fue la faena que el torero de Orduña le realizó al difícil primero. Un animal de complicadas embestidas por el pitón derecho con las que transmitía a los tendidos el temor del peligro. No le quedaba otra a Fandiño que poderle con mano baja y asentadas zapatillas en la arena. No se decidió por completo a hacer lo primero, pero sí hizo lo segundo, por lo que las tandas a derechas resultaron de nota media sin llegar a alta. Por el izquierdo fue un bicho que se revolvía con saña. Y no hubo manera. Tras la estocada le obligaron a saludar.
Sin duda, la faena al tercero, un toro de emotivas embestidas por el pitón izquierdo, fue de oreja, por valor y por la sutileza de unas formas con las que deleitó en muchos momentos de mérito con un toreo al natural de peculiar estilo, mano baja, lento, hondo, ligado y rematado con el encanto del pase de pecho. Tres series, no más, con las que supo conectar con los tendidos a la perfección. La razón de que lo hecho con la mano diestra no alcanzara cotas de mayor calidad debe buscarse en las tremendas dificultades de las embestidas del ‘victorino’. Un escollo que el vizcaíno superó con enorme firmeza. Tras la estocada, la oreja fue suya.
Sólo la desbordada vitalidad de Fandiño y su enorme decisión le hicieron poder con el buen quinto, un toro con una emocionante embestida por el pitón derecho, al que de inmediato le bajó la mano en un toreo a derecha templado, ajustado y perfectamente ligado. Muletazos profundos, con ritmo… Un toreo firme y comprometido de depurado argumento. No fue igual el toro, que se revolvía con saña buscando su presa, en el intento de toreo al natural. No se amilanó ante las dificultades y, auque algunos pases no resultaron limpios, lo que hizo convenció. De contundente estocada lo tumbó. Y he ahí que el gentío empezó a vociferar, pero no a sacar con suficiencia el blanco pañuelo de petición, quizá, porque ya no lo llevan, y el papel que lo sustituye es pequeño y poco consistente. Por una u otra causa el presidente tampoco sacó el suyo. Con una clamorosa y justa vuelta al ruedo hubiese sido suficiente. La segunda, sobró.
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Negro, manso y con peligro. Así fue el segundo ejemplar de Victorino Martín. David Mora no renunció a jugársela, aunque descubrió el lado más oscuro del toro del ganadero de Galapagar en un pitón izquierdo imposible. Aguantó paradas, pero no logró que pasara ni una sola vez por el engaño. Por el derecho se orientó de inmediato después de iniciar faena con unos mandones doblones por abajo y tirar después de la enmarañada embestida con decisión y verdad. Le ovacionaron tras la estocada. El toreo de capote se atisbó en lances de recibo y quites. Fandiño se gustó al quitar por delantales y gaoneras, y Mora se justificó en notables medias verónicas al sexto, y una larga cambiada de rodillas en el tercio con la que recibió al cuarto, un toro que por la complicada casta trasmitía el peligro en sus embestidas. El madrileño con buenas intenciones y mejores ideas, lo citó de lejos para iniciar un trasteo interesante en el inicio, pero que se fue diluyendo poco a poco al prevalecer el entusiasmo que provocaba el toro y no lo que hacía el torero, empeñado en acortar las distancias y jugársela del tirón. Pinchó antes de cobrar la estocada y fue silenciado. |
El sexto fue un toro noblón, rajado al final, aunque con alguna pizca de calidad en su sosa embestida. El caso fue que Mora toreó sin demasiada convicción y encanto. Y hasta le costó hacer llegar al espectador su capacidad para transmitir el talante expresivo de su toreo. Al final, una capa de barniz no lo tapa todo; tres ambiciosos naturales no borraron un faena modesta e intermitente. Acabó de estocada casi entera y fue silenciado.
AL NATURAL |
El vértigo de mirar atrás
Francisco Mateos.- Sorprendió cuando la empresa de la Maestranza anunció la cartelería y comprobamos que había movido de su fecha habitual la corrida de Victorino Martín. Desconozco las cábalas estratégicas que han realizado los empresarios para decidir que su mejor lugar para esta corrida -siempre esperada por el aficionado verdadero con expectación- era el martes de farolillos. Supongo que la escasez de carteles rematados obligaban a un replanteamiento de algunas fechas, como ese primer plato de la corrida ‘popular’ el pasado sábado, o la reordenación en la fecha de esta de Victorino Martín. Lo cierto es que el aficionado estaba acostumbrado al jueves de preferia con la de Victorino y el domingo último la de Miura. Trasladar esta corrida de Victorino Martín al martes de farolillos -al margen de valoraciones estratégicas-económicas que desconozco- creo que es un error. El público de la preferia es más selectivo, en su mayoría son buenos aficionados, que van a la plaza movidos por su afición, y con conocimientos taurinos; el de esta semana de farolillos es más heterogéneo, y no sabe valorar los muchos matices necesarios de una corrida donde no hay toreros con glamour, ni toros con los que torear o ponerse ‘bonito’. Es más, hay ciertos recursos necesarios y valorables positivamente que deben adoptar los espadas que no son entendidos por el público estacionario de esta semana de farolillos. |
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Al margen de esta consideración, con el ruego de que el próximo año retorne la corrida al jueves de preferia, he de reconocer que a mí la corrida, en su conjunto, no ha colmado mis expectativas. Esperaba bastante más de toros y de toreros. Se salva la corrida por el bajo nivel de esta Feria, con tres toros interesantes, y la solvencia de Fandiño. Pero me supo a poco. Esperaba más. Recuerdo aquellas corridas de Victorino Martín, de hace 15 años ya, con los mano a mano de Pepín Liria y El Tato, o en terna con algún espada destacado que se apuntaba y fracasaba (Ortega Cano, Jesulín,….). Se llevaban los premios y Sevilla vibraba con el espectáculo del toro en su máximo interés, y la sana y real rivalidad entre el murciano y el maño; tanta rivalidad que la llevaron incluso fuera del ruedo y acabaron realmente enfrentados…
¿Recuerdan cómo hacían el ‘avión’ aquellos ‘victorinos’ de las temporadas, 97, 98, 99…? ¿Les suenan aquellos nombres para el recuerdo de ‘Veraniego’, ‘Melonito’ o Borgoñés’? ¿Recuerdan cómo salían el bueno, con trasmisión y vibración, y la ‘alimaña’ que quería comerse a los toreros a bocados? ¿Recuerdan los ‘vestíos’ destrozados de Liria, volteado una y otra vez de pitón a pitón de sus toros? ¿Recuerdan aquellas ovaciones de clamor nada más ver salir por chiqueros aquellos toros fuertes, cuajados, hondos y con dos ‘perchas’ en las cabezas? ¿Recuerdan aquellas portagayolas de El Tato? ¿Recuerdan aquellas frentes sangrando de los porrazos y volteretas? ¿Recuerdan la emoción que te rompía el alma de un torero pudiéndole en los medios a un cárdeno que hacía un surco con el hocico de tanto humillar y hacer el ‘avión’, pero siempre con la emoción de lo auténtico? ¿Recuerdan aquellos dos toreros dispuestos a dejarse matar en el albero sevillano a carta cabal? Seguro que con estas palabras le han venido a la memoria aquellas sensaciones que vivimos hace tan sólo 12-15 años, de la mano de Victorino Martín y, con El Tato y Liria convertidos en los hérores de Sevilla. Comparar la presentación de aquellos ‘victorinos’, su juego y su emoción, y la disposición, entrega y competitividad de aquellos mano a mano entre Liria y Tato con lo vivido esta tarde es un ejercicio tan frustrante y desproporcionado que mejor nos ahorramos el sonrojo.
PATIO DE ARRASTRE |
No nos engañemos
Sixto Naranjo.- Lo que mal empieza, mal acaba. El martes de farolillos arrancaba lastrado por la noticia de la corrida de Victorino Martín, un encierro que no había pasado al completo el primer reconocimiento veterinario. Toros depitorrados, remiendos que venían de viaje a Sevilla a última hora,… Mal augurio para lo que presuponía como tabla de salvamento del ‘torismo’ dentro de la semana de farolillos. Al final, lo que mal empieza mal acaba. La oreja paseada por Iván Fandiño supo a poco por las esperanzas puestas en este festejo. Además, los enfrentamientos entre Fandiño y Mora han acabado por aburrir al personal. Bien que hubiese competencia, pero no llevada al extremo de verlos anunciados en todas las ferias y plazas juntos. No hay intrahistoria en estos ‘mano a mano’. Y el peor parado, ojo, es David Mora, que no ha acabado de puntuar en este inicio de temporada. Muy cuesta arriba se le presenta el mayo madrileño tras sus actuaciones en Castellón, Valencia, Sevilla y ruedos franceses. Iván Fandiño, al menos, ha logrado seguir enganchando a públicos con su toreo profundo y entregado. Pero le falta un triunfo gordo; de lo contrario, todo quedará en apuntar y no disparar. No nos engañemos. |
AMBITOTOROS |
Tarde de matices
Javier García Baquero.-
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LA CORRIDA, AL COMPÁS |
Tú, Albaserrada
Fernando Naranjo.- Abran el amplio zaguán Y salten uno por uno Convergen en sedas rosas |
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Se midió con ‘Baratero’ Y un claro de media luna De los campos de Toledo |
GALERÍA GRÁFICA (lopezmatito.com) |
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GALERÍA GRÁFICA (Paco Díaz) |
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OTRAS IMÁGENES (Javier Martínez) |
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PUERTA DEL PRÍNCIPE (Javier Martínez) |
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