El diestro alicantino José María Manzanares ha cortado la primera oreja de la temporada en la Real Maestranza tras armar una destacada faena y matar de una estocada notable recibiendo a su primer toro de Juan Pedro Domecq. Morante de la Puebla y Daniel Luque se gustaron con el capote. Decepcionaron los toros.
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Manuel Viera.-
El toreo mueve multitudes. Así ha quedado demostrado esta tarde en la Maestranza al colocarse en las taquillas el cartel de ‘No hay billetes’. A pesar de la incoherencia de unos y otros en ese prólogo insustancial en el inicio de una temporada cargada de polémica. Hoy, el toreo, favorecido por el ambiente de Domingo de Resurrección, volvió a deslumbrar produciendo en el público la atracción intensa de un detalle, de una chispa, de una monumental verónica. Tan sólo eso. Ni más ni menos que eso bastó para que la gente se encontrase de nuevo con él. Pese a la falta de toros. Del toro encastado que provoca y transmite la emoción de la bravura. Éste no salió en la Maestranza.
Hincar el diente al arte tal vez sea más sencillo si se hace en forma de toreo. A golpe de profundos derechazos, de sublimes remates, de trincheras y kikirikís. La muestra la ofreció Morante con el cuarto, un mansito ‘juampedro’ falto de casta, al igual que todo el sexteto, con el que consiguió hacer en el epílogo lo mejor de la faena. Y es que José Antonio volvió a mostrar los valores de un romanticismo ensoñador. Su toreo se amplía cada tarde para hacerse aún más profundo. Penetra en los sentidos. Llega como si un perfume de misterio aleteara sobre los tendidos. Embriaga, seduce y hace disfrutar de su belleza. Toreo, por cierto, que no supo rubricar como merecía. Pinchó y se eternizó con el descabello. La posible oreja se convirtió en cerrada ovación.
El primero, sin fuerza, se la paró en los inicios de faena. Algún que otro natural de marca y poco más. Con una estocada casi entera lo mandó al desolladero.
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Manzanares ha demostrado imaginación, notable oficio y una habilidad para transmitir que delata lecciones bien aprendidas. La faena al anovillado segundo, muy noble, flojo y con atisbos de calidad, fue de derecha. Excelentes circulares, hilvanados y rematados con excepcionales de pecho. Muletazos sentidos, profundos, expresivos, muy templados e intensos, marcaron el devenir de un trasteo que no tomó la altura deseada al natural, pero sí fue perfectamente rematado con el fenomenal espadazo en la suerte de recibir. La oreja, que se antoja benévola, fue el premio de una plaza generosa y deseosa de ver torear. Al descastado y soso quinto le logró muletazos con una vivacidad y sentido del temple formidable. No se entregó el toro, pero sí el torero en otra estocada contundente y fulminante. |
Hoy puede decirse que el toreo a la verónica realizado por Daniel Luque al tercero alcanzó una asombrosa dimensión, porque la lentitud y el ritmo de cada lance definieron brillantemente la verdad de un toreo de capa de emotivos momentos, y al mismo tiempo de una elegancia de espíritu muy alejada de aquel frenesí y agresividad que mostraba el sevillano en sus inicios. Lo mejor. Porque después el toro de Juan Pedro Domecq acusó el extenso toreo de capote al que fue sometido por Luque y Morante, en una rivalidad en quites venida a menos, y se paró. El lento natural no tuvo emoción y el breve trasteo se desarrolló en un querer y no poder. Tras la estocada precedida de pinchazo fue ovacionado.
El sexto fue otro animal característico del toro de hoy: noble con atisbos de calidad en sus cansinas embestidas, con las fuerzas justas y la casta mínima. El toro deseado hecho a imagen y semejanza de los que así lo quieren para hacer y decir su tauromaquia. Toros que mandan al traste tardes de expectación como las de hoy. Con este tipo de toro, Luque, se mostró como si de un tentadero se tratara. Derechazos a media altura, cambios de mano, remates de pecho, todo muy bien dibujado, de notable trazo, pero nada llegaba arriba. Ni incluso con el obligado arrimón logró llevar algo de emoción a unos tendidos que, a esa altura de la tarde, suplicaba el final.
AL NATURAL |
Mal camino
Francisco Mateos.- La empresa colgó el ‘No hay billetes’. El toreo puede con todo. Cartel en la esquina, olla en la cocina. Pero mal camino andamos si a una plaza llena se le ofrece el mutilado espectáculo de esta tarde: una corrida de Juan Pedro de las de siempre, con varios toros que no daban la presencia mínima exigible para Sevilla, con una nobleza descastada y sin fuerzas, abriendo la boca medio asfixiados en los primeros tercios, que se paraban ya de capote, y que doblaban las manos repetidas veces a pesar de que la suerte de varas fue una pantomima. El regreso del presidente Gabriel Fernández Rey tras estar un año en la ‘nevera’ por el escándalo de Zalduendo de 2010 no ha sido afortunado. El frío de la ‘nevera’ no le ha recargado las pilas sobre lo que se debe exigir en Sevilla en todos los aspectos: presentación primero en los corrales (y eso que echaron para atrás a tres en los reconocimientos; ¡cómo serían, Dios mío!); exigencia de una fuerza mínima para poder aguantar una suerte de varas digna de la plaza sevillana; y más exigencia en la concesión de trofeos, porque muy facilona se pone la Feria de Abril con la oreja lograda por Manzanares en su primero. |
LA CORRIDA, AL COMPÁS |
De limón y primavera
Fernando Naranjo.-
¡Ay… río Guadalquivir! Sevilla de los olvidos, ¡Qué triste vuelvo, Dios mío, |
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No me gustó el ‘catafalco’ Pero vuelve a las andadas Y un fino titiritero |
AMBITOTOROS |
Resurrección muerta por el ganado
Javier García Baquero.- La plaza estaba llena, lucía guapa; los toros estaban vacíos, lucían feos. Morante se acordó de Belmonte. ¿Alguien se acordó de Diego Puerta? Más sensibilidad en Higuera ayer que en Sevilla hoy. Luque se acordó de la madre de Morante en el quite al tercero. Manzanares y Sevilla se quieren, pero no se respetan. La cuadrilla de Manzanares también entra en el trato. El segundo toro es motivo para que el equipo veterinario, el presidente y Juan Pedro se vayan a casa otros cuatro años. De un toro protestado a un toro desorejado medían tres series con empaque y una estocada contraria recibiendo y un indulto recordado. Un toro gordo es un toro gordo, no un toro con trapío. Va por el sexto. Luque toreó muy bien a la verónica al tercero, sonó la música. Luego Morante quitó abrochando con una media eterna y Luque se equivocó al querer responder y nada pasó. Preocupa Juan Pedro: ni presentación, ni fondo, ni casta, ni bravura, ni humillación. Mal sin paliativos, lo gritaron a mi lado: «No los vais a prohibir, nos vais a echar». |
LA VOZ DEL ABONADO |
Juan Pedro al matadero
Unión Taurina de Abonados de Sevilla.- Seños ganadero Juan Pedro Domecq: gran favor le haría usted a la Fiesta si mañana toma la decisión de mandar al matadero toda la ganadería y animales asimilados. Le conceden el honor inmerecido de lidiar esta fecha tan señalada en Sevilla y vaya lo que manda. Corrida mal presentada y toros ayunos de casta, raza y fuerza. Señores Morante, Manzanares y Luque: en el pecado llevan la penitencia. Con los animales -presuntos toros de esta tarde- carentes de casta, fuerza y raza, por favor no se comporten como enfermeros que se pasan la tarde cuidando del toro para que no se caiga. Ustedes como presuntas figuras no tienen derecho a pedir matar animales que saben a ciencia cierta que no sirven en varas, que no tienen pujanza ni emoción en sus embestidas a la fuerza y recuerden que su profesión es lidiar para poder, mandar y templar y con estos ‘juampedros’ eso es imposible. La corrida de esta tarde, aparte de mal presentada (si esto es lo que nos espera con la vuelta del presidente Fernández Rey, mejor que este señor se hubiera quedado en su casa), no tenía contenido alguno de las virtudes que debe atesorar un verdadero toro bravo. Tarde soporífera con suerte de varas siempre simulada, culminada con la actuación del varilarguero en el sexto toro, que no llegó ni a reñir al cornúpeta. Morante tuvo un primer toro sin fuelle alguno en la muleta al que era imposible instrumentarle lidia de clase alguna. El cuarto, aún sin ser nada del otro mundo, anovillado cien por cien, se fue a los terrenos de sol para enjaretar una faena efectista, muy encima del toro, al que sacó lo que el animal no tenía. Al menos agradecerle el esfuerzo, que emborronó matando mal recibiendo dos avisos. Luque hizo lo mejor de la tarde en su primer toro, al que recibió con unos preciosos lances ganándole terreno para rematar en el centro con unas medias verónicas de mucho empaque. El toro llegó a la muleta y no podía con su alma, así que aquello era estrellarse contra el antitoro carente de todas las virtudes propias de su raza. Manzanares tiene el oficio de saber cuidar bien la lidia de sus toros para que, conocedor de la falta de pujanza de los ‘juampedros’, lleguen a la muleta con algo de salsa, aprovechando este menú para torear fuera de cacho, abusando del pico en sus dos toros. Como en su primero dio con la derecha algunas tandas que jaleó un público ávido de orejas fáciles, el señor presidente no puso ningún inconveniente en concederle una oreja bien barata por hacer algo con la derecha y nada con la zurda. Mató esperando, cobrando una estocada caída de efecto rápido. |
GALERÍA GRÁFICA (Arjona/Pagés) |
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GALERÍA GRÁFICA (López Matito) |
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OTRAS IMÁGENES (Javier Martínez) |
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PUERTA DEL PRÍNCIPE (Javier Martínez) |
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