El ganadero onubense Fernando Cuadri reflexionó en voz alta en la Maestranza sobre su ideal como ganadero. No dudó en afirmar que la plaza que más le ha dado es Madrid, y dejó muy claro que le ‘teme’ a los corrales de Sevilla «porque los toros están 35 horas enchiquerados sin moverse». Y no dudó en afirmar que «si las figuras matan tus toros, prepárate para la caída de la ganadería».
Juan José Sánchez.-
El nombre que reciben las charlas que organiza cada año la asociación ‘Aula Taurina’ de Sevilla tomaron pleno sentido el pasado jueves con la presencia del ganadero Fernando Cuadri: ‘Lección magistral’. El ganadero onubense, que se mostró contento con el sitio que ocupa su ganadería y con la regularidad mostrada en los últimos tres o cuatro años, no tuvo reparos en reconocer, en pleno Salón de Carteles de la Real Maestranza, que la plaza a la que debe más «es a Madrid».
Afirmó que, siendo el toro el único animal con libro genealógico y sin estándar definido, «lo primero que debe hacer un ganadero es fijar su modelo de toro. Y serle fiel luego, puesto que cambiar el toro por las modas sólo lleva a montar un gazpacho». Considera que 40 años no son suficientes para conocer cómo es una ganadería, porque el avance es lento, y más si se usan ‘sementales puente’, como es su caso, para limitar la consanguinidad.
Mediada la charla -que duró más de hora y media pero se hizo corta- ofreció el ganadero su visión del tentadero, prueba de fuego fundamental en una ganadería de bravo. No lo hace con los machos porque «después de 60 años y con 29 familias, nos fiamos más de las hechuras y la reata que del comportamiento en la tienta. Además, quienes tienen que comportarse en la plaza son los productos, no el semental». Respecto a las hembras, que pica el propio ganadero, comentó que «saltan a la plaza con media tienta hecha; algunas han salido muertas, hicieran lo que hicieran, y al contrario».
Y dejó algunas ‘perlas’ más. No quiere que las figuras maten sus toros. Lo ve fenomenal como un gesto pero «si se apuntan por norma, algo va mal. Las figuras ven la caída de la ganadería antes que el ganadero. Si matan tus toros, prepárate para la caída. Sólo hay que mirar los carteles de las figuras hace 30 años y ver cuántas ganaderías se mantienen». Además, considera que debe ser el aganadero quien se equivoque con lo que manda a la plaza, y no que le equivoquen.
El ganadero explicó que decidió no lidiar novilladas «porque si preparamos los novillos desde el año anterior, se van de peso puesto que tienen mucha caja». Mostró su temor «a los corrales de Sevilla, porque los toros estén 30 o 35 horas enchiquerados, sin apenas poder moverse».
A preguntas de los asistentes, habló del ‘triangular’ (Miura-Victorino-Cuadri)de Castellón. «La suerte que tenemos es que perder contra ellos es normal; sería diferente con otro tipo de ganaderías. Me gustaría que no hubiera ningún ganador claro, pero en un alto nivel, para que se repitiera». Contó que sería un desastroso ganadero si tuviera una camada de 15 o 20 corridas, que le da mucho mérito a quien lo hace y que para él es inconcebible por espacio y tiempo (le intenta dedicar media hora al día a cada corrida). También comentó que empieza a dejar paso a su hijo y a su sobrino.
Y como regalo final, la curiosa teoría del ‘canario amarillo’. «Los canarios son, originalmente, verdes; y por alguna mutación aparecieron canarios amarillos que eran presa fácil. Ese color iba contra su naturaleza, y por ello ésta lucha contra él y lo hace desaparecer. La bravura en el toro es lo mismo. Va contra su naturaleza porque debido a ello es presa fácil para los depredadores. Un becerro manso, al intuir un depredador, huye. El becerro bravo se enfrenta, con nulas posibilidades de sobrevivir. Y por ello la naturaleza lucha contra ello, intentando que desaparezca. Y, a su vez, esa es la lucha del ganadero para que perviva».
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