«…Tus tres reyes… ¡Tres barquillas! Tres diferentes remeros. Tus tres reyes más toreros, tus últimas maravillas, ya varadas sus tres quillas. A Paco no lo quisiste, y de Diego te olvidaste. ‘Osú’ cuanto disparate, cuanta gloria despediste tan sólo por un torero… ¡Suspiraste por Romero y tus amores le diste!…»
Fernando Naranjo.-
Tú, de Isabel la Católica.
¡Sigues siendo becqueriana,
tan torera y tan gitana,
tan moruna y faraónica!
No sabes ser salomónica
navegando tus orillas.
Te afean ciertas cosillas…
¡Ay, ensoñación bucólica!
Tus tres reyes… ¡Tres barquillas!
Tres diferentes remeros.
Tus tres reyes más toreros,
tus últimas maravillas,
ya varadas sus tres quillas.
Cartas de navegación
huérfanas de dirección.
Tres olvidados distritos,
tres toreros exquisitos,
no te concedan perdón.
A Paco no lo quisiste
y de Diego te olvidaste.
‘Osú’ cuanto disparate,
cuanta gloria despediste
tan sólo por un torero…
¡Suspiraste por Romero
y tus amores le diste!
Mi perdón no te concedo,
ni en mi oración te convoco,
y tus disculpas revoco.
No comulgo con tu credo
de falsa sevíllanía.
Y apresado en tu falsía
rehúyo ser tu mancebo.