Una paupérrima vuelta al ruedo de Diego Silveti ha sido el pobre balance de un festejo interminable en el que los novillos de Javier Molina, de interesante juego, no han sido suficientemente aprovechados. Thomas Duffau toreó sin alma, y Javier Jiménez no terminó de convencer.
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El primer mérito del mexicano Diego Silveti es que tiene valor, y además quiere torear con personalidad y elegancia. Thomas Duffau pareció haber perdido fuelle respecto a anterior actuación en esta plaza y se dedicó a torear sin alma. Javier Jiménez ha vuelto a mostrar un toreo muy técnico, de muleta por delante y pases ligados.
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Manuel Viera.-
Quizá cada uno encontró lo que no esperaba. O sí. Misterios del toreo. De todas maneras, aunque muchos se dejaron seducir por lo que consideraban intrínsicamente bueno, muy pocos supieron, o quisieron, diferenciar la banalidad de la trascendencia. Y es que ni Duffau, ni Silveti, ni Jiménez han ofrecido sólidos argumentos para la credibilidad de sus respectivas formas de hacer el toreo.
Los novillos de Javier Molina se movieron y no se cayeron. Es más, apretaron en los caballos y le pegaron en varas más que a todas las corridas juntas de la pasada Feria de Abril. Y aunque sosotes en las embestidas hubo utreros con calidad suficiente para propiciar el triunfo a los que se pusieron delante. Pero no fue así. Estos aspirantes a figuras parecen tenerlo todo ganado. Ni mucho menos se ‘enfadan’. Todo es tecnicismo y dibujados trazos que se convierten después en un toreo sin alma. Unas formas que sólo les llega a los que van a la Maestranza por curiosidad y no por afición. Que son mayoría. Los que aplauden saltos al callejón, carreras persecutorias del animal detrás del torero y derribos espectaculares del picador de turno. Los que van al divertimento sin más.
Así las cosas, Thomas Duffau pareció haber perdido fuelle respecto a anterior actuación en esta plaza, y tras quitar por chicuelinas al noble y soso primero se dedicó a torear sin alma. A dibujar muletazos despegados aunque bien trazados. Se hartó de dar pases, pero no hubo emoción. Tras la estocada casi entera saludó una ovación. Con el cuarto repitió la escena, e incluso dio continuos bandazos por los andurriales del temple. Sí mostró atisbos de ligazón, pero nada trascendió. Con un pinchazo hondo lo finiquitó.
Estos aspirantes a figuras parecen tenerlo todo ganado. Ni mucho menos se ‘enfadan’. Todo es tecnicismo y dibujados trazos que se convierten después en un toreo sin alma. Unas formas que sólo les llega a los que van a la Maestranza por curiosidad y no por afición. Que son mayoría. |
El primer mérito del mexicano Diego Silveti es que tiene valor, y además quiere torear con personalidad y elegancia. Con el segundo, el mejor novillo de la tarde por movilidad y clase en sus embestidas, ejecutó un toreo con aspiración artística y buen gusto aunque despegado y de enorme abuso del pico de la muleta. Hubo naturales y detalles a tener en cuenta. Con ellos encandiló a una gente que se dejó mecer por esos pases armónicos y rematados que, junto a unas bernardinas finales, le sirvieron para darse una vuelta por el ruedo tras el mal manejo de los aceros. El quinto, mal picado, complicado y parado a mitad de faena, le cogió de mala manera cuando se disponía a quitar por ajustadas chicuelinas. Todo quedó en el susto. Le echó valor, lo intentó todo a base de dejar la muleta muy adelantada en cada cite, pero le fue imposible hilvanar más de dos muletazos. Se paró el novillo y se le esfumó la tarde al mejicano de dinastía torera. |
Javier Jiménez ha vuelto a mostrar un toreo muy técnico, de muleta por delante y pases ligados. Incluso toreó despacio por momentos al tercero. Un novillo que se paró a mitad de faena para dejar inconcluso el buen hacer del sevillano. No obstante, y pese a los momentos de calidad, todo quedó un poco huero. El sexto, un novillo molesto por sus complicadas embestidas, le punteó en exceso las telas sin que el diestro de Espartinas consiguiera eliminar la intermitencia del trasteo. Al final, cuando la tarde se hacia noche en la Maestranza tras dos hora y media de interminable festejo, le tocaron palmas a la voluntad.
AL NATURAL |
¿Dónde están los novillos?
Francisco Mateos.-
Dejo al margen el juego de los novillos, lo que llevan dentro, y me centro en lo primero que hay que exigir, que es la presentación. Me quedé con dudas al entrar en la novillada esta tarde al ver en los exteriores de la plaza el acta de reconocimiento de los novillos: dos rechazados por falta de remate, y de los aprobados, a priori, muy aliviados de peso; quizás la presencia en conjunto fuera suficiente. Pero no. Los novillos de esta tarde no han estado bien presentados. Desiguales de presencia, al menos tres de ellos impropios para ser lidiados en la Maestranza en una novillada con picadores y dentro de un abono caro. La presidenta Anabel Moreno ha rebajado varios puntos más (si ello aún era posible) la presentación de astados en la Maestranza. Hay que recordar que no sestamos no es una plaza de toros de primera categoría, sino de especial categioría, junto a Madrid. Si la propia autoridad no vela por dar prestigio a la plaza, apaga y vámonos. |
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Los tres novilleros de hoy son de contrastada experiencia. Han toreado en varias ocasiones en las plazas más importantes. Por eso no termino de comprender la bajada en la presentación de los novillos de hoy, sin cuajo de utreros, porque algunos medio se tapaban por las cabezas, pero sin el cuajo de un novillo para una plaza como Sevilla. Mal nos va si estos que están en el palco son los famosos aficionados de ‘reconocido prestigio’ que velan por la categoría de la plaza de Sevilla. ¿Cómo serían los dos que rechazaron en los corrales por falta de remate…? |
GALERÍA GRÁFICA (Matito) |
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GALERÍA GRÁFICA (Paco Díaz/Toroimagen) |
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LAS OTRAS IMÁGENES |
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