Escaso acierto de la banda de Tejera

Tejera suena a destiempo

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La banda de Tejera, en su grada de la Maestranza. (FOTO: Matito)
La banda de Tejera, en su grada de la Maestranza. (FOTO: Matito)

«…Quizá sea una casualidad, pero da que pensar que cada vez que se ordena tocar es justo cuando la faena anda tambaleándose. Y esto, lo dice casi todo sobre el don de la oportunidad que lejos de convertirse en el eco de lo sublime entretiene lo banal…»

Manuel Viera.-

     Desde muchos puntos de vista Tejera es la música del toreo. Es algo diferente. Una banda muy especial con entidad propia labrada en el tiempo detrás de un ‘pasopalio’ o en la grada de la plaza de los toros. Sin embargo, desde hace un tiempo parece que su música surge improcedente en la Maestranza. Viene y se va inoportuna. Cabrean más que gustan sus notas musicales, quizá porque existan demasiados antecedentes de éxitos y aciertos. Uno muy cercano aún en el recuerdo: Pepín Tristán. El sabio, entendido y aficionado músico que la dirigió. Un paladín de la música torera, discreto en las formas, a su tiempo y sin excesos. Todo un maestro.

     Igualmente lo es quien ahora la dirige. De la misma sangre y la misma estirpe. Tristán también. Pero no es lo mismo. Y no se trata de suplantar, ni de lejos, la carismática personalidad de quien marcó una época desde el balconcillo del palco 79. La antes sabia decisión del profesor al iniciar el pasodoble se encuentra ahora traducida por determinaciones que parecen maquinales. El momento no es el mejor. De hecho, acertar o no sobre lo subjetividad de lo que pasa abajo, de lo bueno para unos o lo menos bueno para otros, es redescubrir emociones no percibidas sin molestar. Una virtud de muy pocos en un ámbito donde la visibilidad del padre ha dejado paso a la invisibilidad del hijo. En realidad, hay desatino, indecisión… y emotividad en el acierto en dosis muy justas.

     Quizá sea una casualidad, pero da que pensar que cada vez que se ordena tocar es justo cuando la faena anda tambaleándose. Y esto, lo dice casi todo sobre el don de la oportunidad, que lejos de convertirse en el eco de lo sublime entretiene lo banal.

     Volver a reescribir el sentimiento de quien supo sin apenas inmutarse poner música a lo excepcional del toreo en la plaza de toros de Sevilla debe ser el objetivo de este otro Tristán. Aún así, Tejera, de una u otra forma sigue levantando pasiones. Sigue sonando igual que siempre o mejor. Pero a destiempo.


*Manuel Viera es redactor y responsable de las crónicas de Sevilla Taurina, así como director del programa ‘Toros y Punto’, de Punto Radio-Utrera. (manuelviera.com).

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