Ante el debut del nuevo presidente

Que sea para bien

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«…dice llegar al palco para presidir con vocación y mucha afición. Y hay algo más. En esta forma de entender el cargo está el dar la máxima credibilidad y seriedad a todo lo que se hace antes de subir al balcón, utilizando para ello una mezcla de buenas intenciones y objetivas soluciones…»

Manuel Viera.-

     La desconfianza casi siempre nace de la preocupación. La que se tiene con un palco que navegó a la deriva y perdió el norte en más de una ocasión en las últimas temporadas de toros en la Maestranza. Y no por el trillado asunto de la diversidad de criterios, sino por ese individualismo que tanto favorece la insatisfacción, provocando, además, ese efecto demoledor de escasa seriedad en tan carismática plaza de toros.

     No es fácil, ni tampoco sencillo, recuperar el optimismo tras el nuevo nombramiento de quien ha de ocupar el balcón presidencial el próximo día 27 en plena Feria de Abril. Y más si ha sido asignado por quien basa su gestión en materia taurina entre el silencio y las medias palabras. Quien ha provocado la distancia entre ella y los que necesitamos saber la verdad, claridad en la noticia y explicación en las decisiones. Tal vez tan oscuro proceder haya creado recelo con la designación de un nuevo presidente desconocido y sin experiencia.

     Sin embargo, hay razones para la esperanza. Ante los micrófonos de Punto Radio, Fernando Fernández-Figueroa se sinceró y convenció. Este hijo de veterinario, que llegó a debutar con caballos en los Califas de Córdoba, con dos carreras universitarias cursadas y dos oposiciones aprobadas, funcionario de la administración pública y aficionado abonado a la Maestranza desde hace décadas, ‘hombre de campo con estudios’ -así se define-, culto, de acusada personalidad y muy seguro de sí mismo, decidido y audaz, que mostró su vida y sacó a luz su afición con sencillez y dignidad, dice llegar al palco para presidir con vocación y mucha afición. Y hay algo más. En esta forma de entender el cargo está el dar la máxima credibilidad y seriedad a todo lo que se hace antes de subir al balcón, utilizando para ello una mezcla de buenas intenciones y objetivas soluciones.

     Fernández-Figueroa usa, sin proponérselo, el tiempo que debe usar y él se ha creado para presidir. El tiempo que, según Azorín, es la esencia del estilo. Tal vez no sería demasiado descabellado considerar que estas buenas sensaciones sólo la logran personas dotadas de una larga madurez. El nuevo presidente convenció con la palabra, que ahora lo haga con los hechos. Que sea para bien.


*Manuel Viera es redactor y responsable de las crónicas de Sevilla Taurina, así como director del programa ‘Toros y Punto’, de Punto Radio-Utrera. (manuelviera.com).

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