José Luis Garrido Bustamante.-
Creí que no estaba acabado. O que se había adherido sobre la lámina del original un trozo de papel blanco impidiendo su visión completa. Pero, no. Era tal como se había reproducido en el periódico. Y lo miraban complacidos el autor, los maestrantes y los empresarios taurinos. Merced a su presencia colegí, antes de entrar en el texto, que se trataba del cartel de la próxima temporada de toros en Sevilla.
Debo ser brutísimo, o atrasado, o marginado por las trascendentes corrientes del arte pictórico actual. Pero, en su proyección a lo taurino, confieso que no entiendo nada. Llevo años sufriendo la misma reacción y haciéndome la misma pregunta, elemental de puro tonta: ¿Pero esto qué es?…
Diecisiete años, que es la edad de una mocita de buen ver. Los titulares en todas estas ocasiones han sido muy parecidos y en ellos se han repetido generalmente los mismos conceptos; sorpresa, atípico y apropiado para no dejar indiferente a nadie. Parece que esto es lo que quieren los maestrantes: que dé que hablar. Pues da: que hablar, que escribir y algo más.
Como en ocasiones precedentes, tampoco el autor vive en Sevilla y ha de hacer confesión previa de una afición a los toros desconocida hasta el momento mismo en que le encargaron el trabajo. Yo conozco a magníficos artistas del pincel que saben del arte de Cúchares como reputados comentaristas, que van a los toros, que tienen en su haber premios y galardones por cuadros taurinos… y que viven en Sevilla.
¡Ay!. Esto debe ser lo malo. No vale trasladar la vivienda o el estudio a uno de esos acogedores pueblos del Aljarafe. Conviene irse a Palma de Mallorca… a Paris… a Nueva York… Me acuerdo de un magnifico cuadro original de mi admirado amigo Juan Valdés, pintor de S.M. el Rey, no se olvide, como este madrileño José María Sicilia autor de la obra no pictórica, sino fotográfica, de este año. ¿Qué se quiere «una puerta al misterio del toro»? (Lo ha dicho Sicilia). Juan en esa pintura mostraba a un torero sin rostro que había sido sustituido por un pañolón blanco. Algo tan sugestivo y tan misterioso que destacó en la exposición ‘Toros y toreros en la pintura española’. Convertido en un cartel hubiera sido un auténtico grito en la pared.
Me temo que el de la Maestranza de este año recibirá tantas críticas que para librarse de las adversas habrá de convertirse en un grito en el burladero.
*José Luis Garrido Bustamante es periodista y escritor sevillano. / Publicado en elblogdegarridobustamante.blogspot.com
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