Venganzas en la Maestranza

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Ramón Valencia y Eduardo Canorea, empresarios de la Maestranza.
Ramón Valencia y Eduardo Canorea, empresarios de la Maestranza.

«…A los abonados que pagan entradas carísimas se las trae al fresco si Ramón Valencia y Cuvillo están enfadados o si se escriben cartitas de amor; les da igual si Canorea se va de cacería con su ‘coleguita’ José Tomás o si ni se hablan. Lo que quieren es que toree José Tomás y lidie Cuvillo; lo demás, las venganzas, les importan un carajo. Y por decir esto así de claro y así de alto, de nuevo estaré vetado por tercer año consecutivo. Es la forma represora de ejercer el poder por parte de la empresa de la Maestranza…»

Francisco Mateos.-

     No ha terminado aún el año 2010 y ya existen fuertes polémicas para la nueva temporada 2011 en Sevilla. Definitivamente la polémica se ha erigido en la máxima protagonista taurina en Sevilla. No ha hecho falta ni conocer el nuevo ‘mamarracho’ –con todo el respeto, pero calificativo previsible- del cartel modernista de los maestrantes para que ya salten las alarmas y de nuevo Sevilla esté en boca de todos los taurinos por las absurdas polémicas alentadas por la vengativa empresa Pagés. De nuevo Sevilla en boca de todos, y para mal.

     Intolerables las declaraciones en varios medios del empresario Ramón Valencia, en las que sobre el tema de José Tomás dice que no sabe si va a reaparecer, que los comentarios «que hay en la calle son de todo tipo. Unos dicen que sí está ya preparado, otros que aún le queda…». Esto es increíble. Que un empresario de una plaza tan importante como la de Sevilla tenga que enterarse del estado de José Tomás a través de los ‘cuchicheos’ de tabernas sobre si el espada más esperado en Sevilla va a reaparecer o no en 2011 es intolerable. Lo que hay que hacer es estar al minuto en contacto con su apoderado, con su gente, animarle a que se recupere, ayudarle en lo que haga falta, y convencerle de que debe hacer el esfuerzo para estar en Sevilla, que Sevilla le está esperando,… Pero no, como soy el empresario de la ‘superarchifamosaconocida’ plaza de la Maestranza, entonces soy el ombligo del mundo y el que quiera torear aquí pues que me llame por teléfono y venga a verme. Vamos, que incluso Ramón Valencia se ha permitido decirle a José Tomás lo que tiene que hacer: «lo que tiene que hacer es decir si está en condiciones o no». Mire usted, señor Valencia, claro que lo tiene que decir y lo dirá, para que todos los aficionados sepan si va a torear o no tras el cornalón que casi le cuesta la vida; pero sería muy triste que usted se enterara al mismo tiempo que el señor que pone cafés en el bar de la esquina de mi casa. Digo yo que usted –profesional del toro y empresario que debe contratar a los mejores toreros- tendrá alguna línea más directa que el mencionado camarero para saber antes si va a estar o no para Sevilla. ¿A qué viene eso de que aclare si va a reaparecer o no? Eso ya lo debía de saber usted, o al menos saber cómo está su situación… Pero como usted no llama, sino que hay que llamarle a rendirle pleitesía porque es el empresario de la ‘superarchifamosaconocida’ plaza de la Maestranza…

     Y lo de Cuvillo… Aquí sí que se luce usted, señor Valencia. Dice que lo último que le dijeron los ganaderos de Cuvillo es que «lo pasan mal cuando lidian en Sevilla». Lo pasan mal ellos y los demás ganaderos que tengan un mínimo de dignidad y responsabilidad, al igual que los toreros, porque se juegan su prestigio, y en este caso, además, el prestigio de ser la ganadería más regular en triunfos. No le dé vueltas a la frase queriendo hacer ver que no quieren venir a Sevilla. Es ridículo. El año pasado hubo acuerdo económico. El ganadero ya ha manifestado que ese acuerdo económico es el mismo para este año, y para 2011 no es necesario que esté incluido José Tomás. Pues ya debería estar cerrada la contratación, ¿no? Pues no, porque como usted es el empresario de la ‘superarchifamosaconocida’ plaza de la Maestranza tiene que venir Joaquín Núñez del Cuvillo y su vástago Álvaro de rodillas a rendirle pleitesía y pedirle humildemente mil perdones…

     Pero para terminar ya con venganzas y represalias, lo de su socio y cuñado, Eduardo Canorea. El ganadero Álvaro Núñez ha declarado –en un magnífico trabajo realizado ayer en burladero.com por nuestro compañero Emilio Trigo; mis felicitaciones públicas- que sabe a través de Curro Vázquez que Canorea le ha dicho que «pídeme lo que quieras menos Cuvillo». Con esta frase está dicho todo sobre la forma de hacer las cosas por parte de esta empresa de Sevilla. Es capaz hasta de pagarle más dinero a Morante de la Puebla sólo con que ceda su apoderado en que no le pida la de Cuvillo, y así mantener ‘castigado’ al ganadero gaditano. Y verán como Curro Vázquez y Morante ‘tragarán’ con la imposición de la empresa de Sevilla de no lidiar los de Cuvillo en la Maestranza. Al tiempo. Y eso que al reconvertido como posible nuevo ‘vocero’ de la empresa sevillana le ha faltado tiempo para salir a defenderla y atacar a Cuvillo, exigiéndole con articulitos en internet que lidie al precio que sea y que la culpa es suya porque no quiere venir a Sevilla. ¿Habrá incrédulos que se crean que no quieren venir a Sevilla cuando van tres tardes a Madrid, una a Pamplona, Bilbao, Valencia, Córdoba…?

     Como verán los lectores, esta es la forma de trabajar de la empresa de Sevilla. Ellos mismos lo están dando a conocer. A base de amenazas veladas, de venganzas y represalias. Se supone que una empresa que le cobra las entradas más caras del mundo a sus clientes debería hacer lo posible y hasta lo imposible por ofrecerle lo mejor de lo mejor. Y lo mejor de lo mejor es que en Sevilla tienen que estar los Cuvillos, los Victorianos del Río, los José Tomás y hasta Manolete si resucitara. Ese debe ser el único objetivo de la empresa: satisfacer las expectativas de sus clientes. Pero no, aquí se usa el poder que otorga ser empresario de la Maestranza para convertirse en ‘caudillos’ del toreo, para dirimir venganzas y represalias personales o empresariales, para mantener ‘secuestrada’ una afición –la sevillana- a la que se le prohíbe ver en su ciudad, año tras año, los toros de Cuvillo y a José Tomás. A los abonados y aficionados que pagan entradas carísimas se las trae al fresco si Ramón Valencia y Cuvillo están enfadados o si se escriben cartitas de amor; les da igual si Canorea se va de cacería con su ‘coleguita’ José Tomás o si ni se hablan. Lo que quieren los abonados y aficionados es que toree José Tomás y lidie Cuvillo; lo demás, las venganzas, les importan un carajo. Y por decir esto así de claro y así de alto, de nuevo estaré vetado por tercer año consecutivo. Es la forma represora de ejercer el poder por parte de la empresa de la Maestranza.


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