BALANCE de la jornada
Los aficionados catalanes llevan a hombros a Morante de la Puebla hasta el hotel después de que el sevillano cuajara una sensacional faena en su segundo toro. Cientos de aficionados, con el de La Puebla a hombros, cortaron las calles a gritos de «¡Libertad, libertad!».
Redacción.-
El balance de las actuaciones de toreros sevillanos que han realizado el paseíllo y los festejos celebrados en la provincia sevillana hoy, sábado 25 de septiembre, ha sido el siguiente:
REJONES
Barcelona: Se han lidiado toros de Zalduendo uno de Parladé, terciados y flojos. Raúl Gracia ‘El Tato’, saludos y oreja tras aviso que recogió la cuadrilla tras ser herido en una axila el diestro. Morante de la Puebla, saludos y dos orejas tras aviso. El Fandi, saludos tras un aviso y silencio. Menos de media plaza.
Según crónica de burladero.com sobre la actuación de Morante de la Puebla esta tarde en la plaza de toros de Barcelona, «Morante de la Puebla ha cuajado una faena de cante grande en la Monumental de Barcelona y ha reivindicado el toreo de la mejor manera que se puede hacer. El sevillano ha paseado las dos orejas del quinto de Zalduendo, el mejor de una corrida terciada y justa de fuerzas. La corrida se ha vivido en Barcelona desde primera hora de la tarde. Tras la manifestación en los aledaños de la plaza, enturbiada por la desproporcionada actuación de los Mossos d’Esquadra, la corrida ha comenzado con un ambiente de protesta. Tal y como se había anunciado, se han repartido alrededor de diez mil senyeras que el público ha alzado a gritos de «¡Libertad, Libertad!» mientras se hacía el paseíllo. Posteriormente, se vivió un momento de tensión cuando varios aficionados encontraron a David Pérez ‘escondido’ en una de las últimas filas del tendido. Al percatarse de ello, toda la plaza abucheó al socialista hasta que Luis Corrales fue hasta donde estaba sentado para darle la mano, calmando los ánimos del resto del público. Ya en el ruedo, el delirio llegó en el quinto. El de Zalduendo salió suelto y Morante no pudo lucirse en el capote. Todo cambió tras el tercio de banderillas, con el animal viniéndose arriba. Lo vio pronto Morante que se hartó a torear, en series rotas y de mano muy maja, templadísimas, gustándose y gustando. Fue Morante en estado puro, toreando con muchísima naturalidad y elegancia convirtiendo Barcelona en un manicomio, poniendo la gente en pie. Morante se encontró tan a gusto delante de la cara del toro que le llegaron a tocar un aviso en plena faena. Posteriormente llegaron los adornos, de mucha estética y belleza. Mató bien y paseó dos orejas clamorosas. Con su inválido primero, quedó casi inédico. La salida de hombros fue espectacular, recordando los viejos tiempos en la Ciudad Condal. La afición se echó a la calle, y centenares de personas lo pasearon por las calles, llegando incluso a cortar la Diagonal a gritos de «¡Libertad, Libertad!».
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