Diego Ventura ha formado un verdadero alboroto en los tendidos del recién inaugurado coso utrerano. El sevillano ha cortado cuatro orejas y dos rabos, saliendo a hombros por la puerta grande acompañado de Antonio Domecq, que anduvo toda la tarde desigual e inseguro. Fermín Bohórquez, que cortó una oreja, perdió otra al fallar con los aceros.
|
|
Manuel Viera.-
Hoy no hubo lleno, ni agobios, ni euforia colectiva, pero sí mucho divertimento y menos triunfalismo, aunque las orejas llegaron con facilidad. Y es que el público que asiste a las corridas de rejones es diferente al del toreo a pie. No por ello menos entendido, ni mucho menos, pero sí distinto, menos exigente, más festero. Aplauden más lo banal que lo auténtico; más lo espectacular que las clásicas y auténticas formas. Más el alarde que la pulcritud de una buena lidia. Y así los orejas la piden más por lo malo que por lo bueno, aunque clásicos del toreo a caballo ofrezcan toda su sabiduría en la monta con pulcritud y autenticidad.
De todas formas, la espectacularidad de Diego Ventura con el noble y parado tercero enloqueció los tendidos. El sevillano deleitó clavando banderillas a una mano, llegando muy despacio a las proximidades del toro. Con ‘Ginés’ dejó los palos en todo lo alto ejecutando la suerte de frente y clavando al estribo. Con ‘Califa’ clavó las cortas tras espectaculares caracoleos. Y con un par a dos manos levantó al público de los asientos. Como la suerte de matar la domina a la perfección, las dos orejas y el rabo llegaron con inmediatez a sus manos.
Al sexto, mansito pero con fijeza y buen tranco, ejecutó las distintas suertes muy despacio, aunque se mostró más espectacular en la necesaria puesta en escena, Ventura -un auténtico centauro- realizó un toreo vibrante, valiente, y no exento de verdad. Corrió a al toro de Soto de la Fuente a dos pistas con ‘Loro’, un caballo joven y nuevo en las plazas, para clavar banderillas a una mano. Con ‘Morante’, toreando muy despacio, se recreó en la suerte y se adornó con los característicos mordiscos del caballo al morrillo del toro. Gran conocedor de los terrenos, formó después un verdadero lío clavando rosas y banderillas cortas con ‘Ribatello’. Tras fulminante rejón paseó de nuevo los máximos trofeos.
Muy seguro y decidido anduvo toda la tarde Fermín Bohórquez. El jerezano ofreció su clásico toreo con el primero, un buen toro de Soto de la Fuente noble y con notable tranco, ofreciendo autenticidad a este bello arte del toreo a caballo. Dotado de una inmejorable capacidad para convertir el rejoneo en despacioso toreo, se sintió al clavar banderillas a una mano con ‘Melero’, con el que templó embestidas y se adornó con torería. Tras rejón atravesado paseó una oreja.
Con el cuarto realizó una faena de menos a más, destacando con ‘Bohemio’, con el que clavó al cuarteo firme y seguro, ofreciendo el pecho de la cabalgadura. Dejó las cortas en lo alto tras realizar la suerte por los adentros, perdiendo los justos trofeos tras fallar con el rejón de muerte.
La ortodoxia de las formas de Antonio Domecq con el manso y complicado segundo se vieron truncadas por el mal manejo del rejón de muerte. No obstante, la oreja llegó a sus manos. Con el manso y descastado quinto se esforzó sin fortuna con una actuación desconfiada y desigual. Al matar con prontitud el público pidió el apéndice que el presidente concedió, y con el que acompañó a Ventura por la puerta grande.
GALERÍA GRÁFICA |
||
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
||
