El toreo hecho maestría

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FOTO: Matito.
FOTO: Matito.

«…Y todo ello con una lección de poder total ante sus toros, enmarcada en exactos gerundios: andando, lidiando, parando, templando, mandando, toreando, cuajando…»

Iván Aranda.-

     Pocos toreros como Julián López ‘El Juli’ para interpretar el toreo, para resumir, en muy pocas acciones, lo que el toro necesita para conseguir una lidia dotada de gran hermosura.

     Maestría, único apelativo que El Juli merece en sus actuaciones en la plaza de toros de Sevilla durante la pasada Feria de Abril, por el catálogo de lecciones magistrales de toreo puro que puso en práctica: perfiles enérgicos y sentido de su toreo, media muleta enterrada y casi extinta sobre el albero, técnica basada en la convicción con toques de muleta imperceptibles, precisos y preciosos, que ayudaban a agrandar las condiciones de sus oponentes, intercalados con muletazos impecables de rítmica condición, colocación perfecta y siempre cargando la suerte. Y todo ello con una lección de poder total ante sus toros enmarcada en exactos gerundios: andando, lidiando, parando, templando, mandando, toreando, cuajando… Faenas sin fracturas, rematadas con rotundas estocadas, que hace tiempo pasaron a denominarse ‘julipiés’. Por tanto, maestría y lecciones magistrales sin ambigüedades.

     Pero la lección ‘juliana’ no sólo se interpreta en los ruedos, es verdad que sus actuaciones invitan a torear, a disfrutar, a sentir la pasión por este arte; pero también invitan a acudir en su defensa fuera de los ruedos, como demuestra el propio maestro en el mismísimo Parlamento catalán a través de sus declaraciones: «Me interesa más el futuro de la Fiesta que el mío propio».

*Iván Aranda es profesor de Geografía e Historia, abonado a la plaza de toros de la Maestraza y miembro de Aula Taurina.

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