El rejoneador Leonardo Hernández reeditó en Sevilla el éxito de hace un año y cortó dos orejas en la matinal de rejones de la Feria de Abril en la Real Maestranza de Caballería. Andy Cartagena cortó una oreja por a su toro de Murube. Un festejo que tuvo contenido en todas las lidias.
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Burladero.com.-
El rejoneador Antonio Domecq se enfrentó a un primero que echaba la cara arriba y al que solo colocó un rejón de castigo de buena colocación. Ese era un animal chochón de escasa transmisión con el que se mostró alegre y puro, reuniendo arriba y arriesgando en las cortas por dentro, con el toro a menos y el rejoneador a más. Se atascó con el rejón.
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Rui Fernandes se encontró un burel manso y abrigado en tablas con el que tuvo que tirar de riesgo y variedad para provocar las embestidas. Estuvo acertado con las banderillas y las rosas, pero no acertó a la hora de descabellar.
Andy Cartagena salió a revientacalderas, revolucionado y metido en el festejo. Realizó una monta espectacular y variada con todo tipo de alardes. Puso el espectáculo y dio fiesta a los tendidos. Clavó en el morrillo las cortas y refrendó su actuación con un rejonazo efectivo aunque algo desprendido. |
Sergio Galán estuvo muy clásico y sencillamente magistral al clavar un par de las cortas a dos manos. El joven rejoneador lo hizo todo casi perfecto, porque con el rejón de muerte estuvo muy desacertado. Realizó una doma para un público realmente aficionado y entendido.
Joao Moura hijo apostó muy fuerte y sólo dejó un rejón de castigo a un toro que tuvo mucho motor de salida y que no fue debidamente dosificado con los rejones, llegando al último tercio con muchísimos pies. El caballero portugués también estuvo acelerado, queriendo hacer cosas pero no todas las veces acertado, dejando algunas banderillas a la grupa. Eso sí, puso mucha disposición. El rejón y los descabellos hicieron que aquello no fuera suficiente para obtener un trofeo aunque el público lo pidió.
Leonardo Hernández se mostró muy excelso en todo su quehacer. Pureza al cien por cien ante un toro que se fue apagando por lo desrazado de su condición. Literalmente toreó a caballo. Se metió por dentro, de costado, lo llevó fijado al estribo… y además lo provocó para sacarlo fuera cuando el animal estaba parado. Siempre dio los pechos, provocó la embestida al pitón contrario para salir por el otro. Hubo un carrusel con las cortas al violín ‘en una perra gorda’, que dirían los más viejos del lugar. Rejonazo en su sitio y nuevo golpe de efecto. |
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