REAL MAESTRANZA / 8ª Feria de Abril

El Juli, camino de la perfección

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El Juli, tras realizar un monumental toreo, ha salido por la Puerta del Príncipe tras cortar tres orejas y serle denegada la cuarta. Ha firmado dos extraordinarias faenas, cuajando a sus toros de principio a fin. La memorable actuación mermó el ánimo de Castella y Perera, que no lograron destacar con una buena corrida de El Ventorrillo.

   

 

GALERÍA GRÁFICA
AL NATURAL
La ‘Infanta del pueblo’
LAS OTRAS IMÁGENES

 

Manuel Viera.- 

     Con muy poca frecuencia se ve torear en el límite de lo vital. Contemplar el toreo sobre el mojado lienzo de albero, y recrearse al amparo de la grandiosidad de tan sublime obra es todo un gozo. Sorprendió la calma que imprimió a lo que hizo. El reposo del muletazo, la profundidad del natural. Hacerlo más bonito es difícil. Hacerlo más puro es imposible. Cualquier otra versión tendría, quizá, un encanto distinto, pero nunca tan emocionante y llena de verdad.

Excelente natural de El Juli. (FOTO: Matito)


Hay faenas que alcanzan cotas milagrosas. El Juli hizo el toreo con el noble y extraordinario primer toro de El Ventorrillo y con el bravo, aunque flojo, cuarto. Con ambos toreó como nunca. Más contundente, completa y emocionante fue la lidia del primero


 

     Hay faenas que alcanzan cotas milagrosas. Como le sucede tantas veces a los verdaderamente grandes. Como sucedió hoy con el toreo sabio y profundo de Julián López ‘El Juli’, que transmitió con el primer toro de la tarde la emoción de lo auténtico. Y tuvo, además, tanta naturalidad y frescura al hacerlo que lo llevó a lo máximo con sobredosis emotivas. Unas formas en las que quedó esculpida la verónica y la monumental media tras el lento y acompasado recorrido de la capa. Unas formas con las que logró fusionar la grandiosidad del muletazo diestro con el refinamiento y profundidad del natural. Toda una obra realizada con un asentado toreo, armónico, con evidente ritmo y muy personal. Un impecable tratado de tauromaquia. Un toreo auténtico, hilvanado y rematado. Una antología de estilo con la que iluminó -y de qué manera- una tarde gris, muy oscura y metida en agua. La tarde de un torero camino de la perfección.

     Y además, un toreo cargado de una intensidad que transmitió a toda la plaza la emotividad de su contenido. El Juli lo hizo todo muy bien. Toreó como nunca le vi. Sin duda, fueron faenas de fascinante sutileza en las que hubo verdaderos instantes de mérito, de gozo indescriptible: cambios de mano portentosos, temple de vida, quietud pasmosa, ligazón increíble, imaginación y talento desesperante, y profundidad sorprendente. Este fue Julián López ‘El Juli’ hoy en Sevilla.

     Realmente, con esto basta para definir la tarde. No estoy por enumerar muletazos diestros, ni naturales brillantes, ni circulares de ensueños, ni portentosos quites, ni estocadas de cañón, ni orejas negadas por un presidente en dulce sueño. Basta decir que El Juli hizo el toreo con el noble y extraordinario primer toro de El Ventorrillo y con el bravo, aunque flojo, cuarto. Con ambos toreó como nunca. Más contundente, completa y emocionante fue la lidia del primero. Expresiva, precisa y virtuosa la del segundo. Así consiguió la gloria. Y por la deseada Puerta del Príncipe se lo llevaron para alcanzarla.

     Lo demás apenas tiene sentido. Sebastián Castella estuvo poco más que correcto y en su estilo con el manso y soso segundo. Y no se entendió con el noble, de intermitentes embestidas, quinto. Sin embargo, Miguel Ángel Perera intentó imprimir despaciosidad a su toreo al flojo y soso tercero sin conseguir una pizca de emotividad. Mientras que con el más que manso sexto corrió detrás de él por todo el ruedo con la intención de mantenerlo en el centro. Cosa imposible. Ambos mataron con prontitud.

     Y mientras se llevaban a El Juli en volandas la gente, calada hasta los huesos, corrían para abandonar tendidos y gradas y no perderse a quien esta tarde hizo el toreo salir por la sevillana Puerta del Príncipe

   

La Infanta Elena insiste en solicitar la segunda oreja del primero al presidente Paco Teja. (FOTO: Matito)


Sebastián Castella estuvo poco más que correcto y en su estilo con el manso y soso segundo. Y no se entendió con el noble, de intermitentes embestidas, quinto. Sin embargo, Miguel Ángel Perera intentó imprimir despaciosidad a su toreo al flojo y soso tercero sin conseguir una pizca de emotividad


  


AL NATURAL

La Infanta del pueblo

Francisco Mateos.-

     Se casó en la Catedral de Sevilla, en parte para contentar a su abuela paterna, María de las Mercedes, condesa de Barcelona, la más sevillana de todas, por mucho que ostentara el título catalán. La Infanta Elena estuvo muy cercana a su abuela, la madre del Rey, y de ella ha heredado ciertos sentidos de la vida. También vía condesa de Barcelona le ha llegado a esta espigada Borbón dos aspectos que marcaron por siempre la vida de la condesa de Barcelona: la afición a los toros, y el amor por Sevilla.

     La Infanta Elena va siguiendo de cerca la senda de su abuela: el amor por Sevilla, la creciente afición por la Fiesta de los toros y la innata naturalidad. A la Infanta le gusta Sevilla, y a pesar de que no está ‘tocada’ precisamente por la gracia sevillana, su naturalidad y espontaneidad -a veces hasta ingenua- llega al corazón de los sevillanos, que si ven en Morante a un más que posible candidato a hacer soñar a los sevillanos durante décadas como lo hicieron con Curro, también observan en la figura de Elena de Borbón el recuerdo más cercano y parecido de quien ocupó lugar habitual en el Palco del Príncipe. Su presencia en la Maestranza viene a refrendar la Fiesta de los toros en nuestra ciudad y a mostrar sin complejos su afición, de forma natural.

  La Infanta Elena sigue pidiendo la segunda oreja, con el toro ya arrastrado.
     Es más, ante la explosión de sentimientos que salían de los muletazos de El Juli esta tarde, ni tan siquiera la Infanta ha sabido contener sus emociones. Ha disfrutado como una aficionada más. Y no dudó en sacar el pañuelo de su bolso y blandirlo al aire sevillano en demanda de los trofeos para El Juli. Su pañuelo sumaba uno más, de forma democrática. Lo hizo en sus dos toros, como el resto de la plaza. En el primero de El Juli, en el que Paco Teja erró al no conceder las dos orejas (después compensó perfectamente al sacar los dos pañuelos a la vez en el cuarrto; errar es de humanos), la ‘Infanta del pueblo’ no dudó en insistir hasta la saciedad, mover su pañuelo insistentemente hacia el presidente y echarle hasta unas miraditas intimidatorias. Fíjense en la fotografía adjunta, que tan real lo vivió la Infanta -revolucionaria del pueblo esta tarde frente a la autoridad-, que aunque está ya el alguacilillo con la única oreja concedida en la mano y el toro ya está arrastrado al desolladero, ella sigue exigiendo son su pañuielo un segundo trofeo. Sevilla la embriagó de sus pasiones, la ha hecho suya y la ha unido a sus gentes y costumbres. Bienvenida Elena, la ‘Infanta del pueblo’.

 


GALERÍA GRÁFICA de MATITO

Cadencia en el capote de El Juli al recibir al primero.

Excelente ritmo y temple en el muletazo con la izquierda.

Alargando la embestida del bravo astado de El Ventorrillo.

Comienza una sinfonía torera.

El Juli, embraguetado.

Los pases, todos ligados.

Oleeeee.... La Maestranza cruje, se levanta, se frota los ojos y vibra con El Juli.

Y una auténtica figura del toreo remata la faena como hay que hacerlo.

El animal cae 'patas arriba' a los pies del rey de la Maestranza hoy: El Juli.

Se pidieron con clamor las dos orejas y se concedió sólo una: El Juli la entregó y no la paseó.

Sebastián Castella se pasa por bajo al toro en el inicio de faena al segundo.

Original el diseño y el bordado del vestido nazareno y oro del torero francés.

Miguel Ángel Perera intenta alargar la embestida del tercero.

Bien rematado el muletazo: se lo lleva hasta detrás de la cadera.

De nuevo El Juli, el gran protagonista de la tarde.

Doblones por bajo para abrir otra faena memorable. ¡¡Qué arte!! Toro y torero se funden en una misma materia llena de compás.
Echándose todo el toro hacia adelante en el pase de pecho. Y en el cuarto, otro cañonazo con la espada para alcanzar la gloria. ¡Cómo hemos disfrutado, Juli!
La felicidad en el rostro del diestro madrileño era absoluta. Castella no pudo acercarse en el quinto al nivel de Juli. Verticalidad del francés.

Tampoco Perera pudo acercarse en el sexto al nivel de El Juli.

 

Hacia la Puerta del Príncipe.


LAS OTRAS IMÁGENES

La Infanta Elena. (FOTO: Matito)

Los exteriores de la plaza presentaban charcos. (FOTO: Javier Martínez)

La zona donde 'calentaban' los rejoneadores el domingo debe ser repasada. (FOTO: Javier Martínez)

Colapso en los accesos. (FOTO: Javier Martínez)

Overbooking taurino. (FOTO: Javier Martínez)

Desafiando a todo. (FOTO: Javier Martínez)

 

Un picador con paraguas: no es lo más taurino... (FOTO: Javier Martínez)

 

 

 

Segunda tarde consecutiva de agua en la Maestranza, (FOTO: Javier Martínez)

 

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