¡Ojú, qué arte!

Álvaro Acevedo.-

     El ‘arte’ es como una leonera enorme en la que cabe de todo, y si los ‘entendidos’ dicen que tal o cual cosa es ‘arte’, pues será verdad. Yo, la mayoría de las veces, no veo el ‘arte’ por ninguna parte, supongo que por falta de sensibilidad, así que no será este periodista quien diga si la obra de Luis Gordillo anunciadora de la temporada taurina de 2010 en Sevilla es lo que se supone: ‘arte’. Sí les cuento que ha cogido como modelo algunas fotografías de El Cid hechas por el propio pintor en el sofá de su casa mientras veía la televisión, que aquel fatídico día ofrecía una corrida desde Antequera. Pues bien, esas imágenes las ha presentado en el lienzo como un rompecabezas con trozos de toros y torero por todos lados y en todas las posturas. Una especie de caos taurómaco que, espero, no sea premonitorio de nada. Porque a mí me da ‘yuyu’.

     Sea o no ‘arte’ semejante puzzle que haría las delicias de los niños menores de tres años, sí les digo que los maestrantes han entrado en una deriva electiva que parece no tener freno. Cada fealdad supera a la anterior, y si una vez nos sorprendieron con unas miniaturas de toro y torero en fondo blanco que parecían dos moscas en un vaso de leche, ahora nos vienen con este collage que me hace añorar cada vez más a Ruano Llopis. Que sí, que seré muy antiguo, pero que esto no hay quien se lo trague año tras año y que por mucho prestigio y muchos premios que tenga un pintor, mañana me voy a un colegio, convoco un concurso de collage en primaria y me hacen cosas menos lamentables. Hace doce meses fue ese toro deforme que parecía de los gigantes y cabezudos, y dos temporadas atrás nos colaron aquel torete acangrejado de Barceló al que daba penita ver tan canijo y atravesado por la lanza. Y ahora, este cuadro que algunos atrevidos califican como ‘rompedor’.

     Como no me convocaron al acto me ahorré un rato de vergüenza ajena, y también la incomodidad de preguntar cómo se pueden elegir cosas tan absurdas como éstas y cuánto se paga por ellas. Esta vez, en cambio, la presentación del cartel tuvo su puntito cuando, al tomar la palabra Luis Gordillo, se lamentó de perderse otro año a José Tomás en Sevilla. Ahí sí que tuvo ‘arte’ el pintor, del que por cierto me encantan muchas de sus obras. Ésta no, pero si dona lo cobrado por el cuadro, y con el dinero se enjuga la diferencia económica que impide la contratación de José Tomás (más o menos, dicen que unos 100.000 euros) yo empapelo el salón de mi casa con reproducciones de El Cid despedazado. Por cierto, Luis Gordillo aseguró que su primera idea fue pintar a un hombre con cuernos. Pero desistió, será porque lo suyo no es el realismo.

*Álvaro Acevedo es periodista taurino sevillano de Cope-Sevilla, 6Toros6 y Cuadernos de Tauromaquia. / Opinión publicada en 6Toros6.

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