Con 19 años ya sueña con ser figura del toreo. Se llama Javier Jiménez y pertenece a la Escuela Taurina de Espartinas. Entre 2008 y 2009 ha lidiado 46 festejos sin picadores, y la próxima temporada debutará con caballos. Quienes lo conocen dicen que va en serio, y que va a ser torero. Para ello entrena día a día bajo la supervisión del maestro Espartaco padre. El joven aspirante reflexiona sobre su incipiente carrera con SEVILLA TAURINA.
Carlos Moya.-
Javier Jiménez Avecilla. Novillero de Espartinas, 19 años. Pertenece a la Escuela Municipal de Tauromaquia desde su fundación, el 30 de noviembre de 2005. Premios 2008: Premios 2009: |
Estará contento con la temporada que ha realizado…
No me puedo quejar. Ha sido una temporada muy buena. Me han faltado algunas cosas. La espada me ha quitado algunos triunfos.
Se habla mucho de Javier Jiménez, está sonando, pero todo esto es también por el día a día del trabajo que se hace en la Escuela de Espartinas, y por las enseñanzas del maestro Espartaco padre, ¿verdad?
¡Hombre, claro! Entrenar todos los días en la Escuela es muy importante. No parar, hay que tener afición y ambición por querer ser el mejor, que eso es lo que me dice el maestro.
Entró con tan sólo 12 años, en parte empujado por su padre como comentaba en su día a este portal para rebajar peso a base de entrenamiento, ¿creía que iba a llegar lejos?
Yo al principio fui cogiendo la afición porque con el maestro o coges la afición o la coges. Lo soñaba, pero no pensaba que…, bueno aún no he llegado a nada, pero estoy dando ‘pasitos’. Yo nunca había pensado en ser torero ni nada, pero me hice de afición y mira.
Y ahora, ¿ya piensa en debutar con caballos?
El año que viene. Me ha venido en el momento justo. Llevo dos años sin caballos, me veo ya con los erales y es el momento de dar el paso. Y la verdad que me están ayudando y aconsejando bien, entre el maestro, Felipe Sánchez, la gente de la Escuela…
¿Dónde le gustaría que fuera ese debut con picadores?
Pues aún no lo sé. Pero como gustarme, muchos sitios: Valencia, Valdemorillo, Francia, Arles…
¿Cuál es el momento más bonito que recuerda de estos años atrás?
Pues las cuatro orejas que conseguí en Bayona, porque días antes me había cogido un novillo en Bilbao e iba a Francia asustado. Vamos, que parecía que era la primera vez que iba a torear. Iba nervioso y no sabía cómo iba a reaccionar, me fui con un poco de fiebre, iba cojeando. Y al final metí dos estoconazos y me dieron dos orejas en cada novillo; me llevé una gran alegría.
Además de momentos dulces, ¿habrá pasado también miedo?
En Astudillo, en una novillada de José Luis Mayoral. Lo más malo que he visto. Dije, «¿por qué venimos aquí?». Los novillos eran malísimos, el público era muy frío, una portátil…
Si debuta con caballos tendrá que tener un apoderado…
Yo quiero que siga el mismo equipo; tener a la gente que viene trabajando conmigo puede funcionar. Claro que es importante tener detrás a un taurino que te apodere, pero de momento no hay nada.
Por cierto, ¿le gustaría ser otro torero de la tierra como ha sido Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’?
Es que llegar al sitio al que ha llegado Espartaco es dificilísimo; él ha sido un figurón del toreo y eso es muy difícil.
¿Y qué le dicen, qué le aconsejan?
Pues la verdad es que la familia de Espartaco se está portando conmigo y con mi hermano Borja estupendamente. También con toda la Escuela, pero con nosotros dos siempre están ahí detrás para todo lo que necesitemos. Y lo que me aconsejan es que entrene mucho: afición, afición y afición.
Estudia segundo de Derecho en la Universidad de Sevilla. Es joven y esto del toreo requiere mucho sacrificio. ¿Qué le comentan los amigos con eso de que quiera ser torero?
Bueno, pues los chavales de mi edad salen a la calle. Al principio no entendían por qué me quedaba en casa, me decían «¿por qué no sales?. Es lo mismo un entrenamiento más que menos». Pero ya lo van entendiendo.
Con lo que entiendo que lleva una vida diferente al resto de chavales de su edad…
Claro. Mientras yo me quedo en casa tras los entrenamientos, ellos están saliendo de marcha. Pero es así, si uno quiere ser el mejor pues tiene que sacrificarse.
Esta temporada, entre otros logros, se has proclamado triunfador de las novilladas de promoción de Bayona. ¿Por qué va tanto a Francia?
Allí estás bien, y te ponen en todos los sitios, te pagan los gastos… Y torea quienes sirven. Es un público exigente pero buen aficionado. Es el paraíso de los toreros, y te permite torear por ejemplo en Bayona, como has dicho, con unas 4.000 personas en los tendidos para verme a mí y a otro novillero más.
¿Cómo es su tauromaquia?
Pues la defino como poderle mucho a los novillos, ya luego se entregan y a partir de ahí puedes hacer con ellos lo que quieras. Llevarlos lo más largo posible y la mano baja y arrimado, claro.
¿En quien se fija?
En Perera, El Juli, Paco Ojeda… Me fijo en todos. Todos tienen detalles e intento coger lo mejor de ellos.
¿Piensa ya en ir más allá, es decir, en tomar la alternativa? ¿Quién le gustaría que se la diera?
Claro. Es el siguiente paso tras debutar con caballos. Está un poco lejos, pero una vez que estás dentro por lo menos hay que terminar. Espartaco sería un buen padrino, con El Juli o Perera en el cartel.