«…La Feria de Abril de Sevilla tiene dos partes muy diferentes, aunque desiguales. En la primera del ciclo continuado, presenciamos corridas de hierros que se suponen encastados y que gustan al aficionado, pero en los últimos años sólo se salvan por la presentación, aunque este año ni Victorino ha cumplido siquiera; y para colmo, el juego en el ruedo, insulsos, parados y de escaso lucimiento. Del viernes en adelante comienza el festival del mono-encaste Domecq en todas sus variaciones…»
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