Luis Mariscal en un buen par en el Corpus. FOTO: Matito.
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Ignacio Sánchez-Mejías.-
La corrida del Corpus en Sevilla del pasado jueves ha estado presidida por un calor sofocante, que supongo que habrá derretido las ideas de más de uno. Mirases a donde mirases se veían abanicos a todo motor. Si en la sombra ya era difícil estar, lo del sol debía de ser para héroes.
Vayamos con los despropósitos.
Despropósito es que se haya dejado en el ruedo al primer toro, para una alternativa, sin fuerza ninguna, que al primer pase se acostó y ya no anduvo. Sólo sirvió para que el torero se llevara un sofocón y sus partidarios y demás espectadores una decepción.
Raro queda que Uceda Leal pida permiso a la presidencia en el primer toro, que no iba a matar, para cederlo en la alternativa de Pepe Moral. De toda la vida hemos visto pedir permiso sólo en el primer toro que se va a matar.
Despropósito el del maestro Manolo Cortés, apoderado de Moral, pise el ruedo de la Maestranza vestido de particular en el brindis de su tutelado, y eso a pesar de las advertencias de los alguacilillos y del delegado. Esa arena es sagrada mientras haya un toro vivo en ella, y solo se pisa vestido de torero. Maestro, un respeto.
Despropósito es que el tercer banderillero de Cortés se desmontere, al rebufo de los buenos pares de Luis Mariscal, después de haber pasado en falso en el primer intento y de un par normalito en el segundo. Estamos en la Maestranza.
Despropósito es que la banda de música arranque a tocar 'Manolete', de forma formidable eso sí, cuando la faena de Uceda Leal a su primero estaba acabada. Y estaba acabada a un toro que se hubiera merecido caer en otras manos. El toreo de Leal no emocionó.
Vayamos por los propósitos.
Clásica forma de entrar a matar de Uceda Leal. Este torero es el que hace la suerte suprema más pura de todo el escalafón, aunque su segunda estocada cayera un poco desprendida.
Buen toreo de Salvador Cortés a su primero, merecedor de una oreja. Muy decidido, a pesar de venir mermada por la cornada de Madrid, entendió el buen son del toro y le dio su sitio. Se tiró a matar como hay que hacerlo. Oreja con fuerza.
Corrida flojita de fuerzas pero muy noble de Gerardo Ortega. El segundo y tercer toro eran de nota, y el último dejó a Moral entrever el torero que quiere hacer.
*Ignacio Sánchez-Mejías es economista, auditor de cuentas, socio de RSM Gassó Auditores y profesor asociado de la Universidad de Sevilla / Publicado en el blog 'Desde el tendido 2' de ABC-Sevilla.
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