Capote Morante S.L.

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«…La transformación de Morante, aquel torerito debutante hace años en Bilbao, tan timorato, tan poco decidido, tan poquita cosa, se ha convertido en un artista consumado y, lo que es más importante, en el más valeroso de todos los catalogados como artistas que han pasado por mis ojos y ha sentido mi corazón de aficionado. ¿Cambio de mentalidad? ¿Una gran preparación física que le da seguridad y, consecuentemente, valor? Una transfiguración en toda regla y gracias a Dios…»


FOTO: burladero.com

Ricardo Díaz-Manresa.-

     El capote de Morante, tras la 15ª de San Isidro, ha entrado en la sociedad limitada, muy limitada, en la que caben los tres Reyes del Toreo de Capa: Rafael de Paula, Antonio Ordóñez y él, los mejores que he visto manejarlo en los últimos 50 años. Hace 29, aquel día con Galloso, cómo lo bordó Paula en Las Ventas. Y hemos tenido que esperar tanto tiempo para ver otra cosa extraordinaria.

     La transformación de Morante, aquel torerito debutante hace años en Bilbao, tan timorato, tan poco decidido, tan poquita cosa, se ha convertido en un artista consumado y, lo que es más importante, en el más valeroso de todos los catalogados como artistas que han pasado por mis ojos y ha sentido mi corazón de aficionado. ¿Cambio de mentalidad? ¿Una gran preparación física que le da seguridad y, consecuentemente, valor? Una transfiguración en toda regla y gracias a Dios.

     Expone como el que más, insiste como el que más y, cuando hay que salirse de lo habitual, ¡cómo lo consigue! Qué torería, qué arte y qué sabor. Me alegro por él y más todavía por el toreo. Hecha la gesta en el cuarto, la corrida se terminó. Ni el empaque ni la majestuosidad de Manzanares, sin toros toda la tarde, brillaron, sólo voluntad. No digamos del confirmante Rubén Pinar, que a su buena puesta a punto, táctica y técnica, sólo añadió vulgaridad y voluntad. Era muy difícil después de Morante.

     Como quiero disfrutar de Morante y olvidarme de todo lo demás, escribiré poco de Juanpedrito, que pegó otro petardo, con toros devueltos –por dos de José Vázquez, antes Aleas- y sólo hubo potable –el sexto- con la tarde enmorantada y pasadas las nueve y media de la noche. Palmas de tango, gritos de ¡toro, toro, toro!, devoluciones, flojeras, caídas, costaladas, buen balance ganadero artista(¿).

     Morante, mal con la espada, hizo una faena de tentadero para abrir boca y, en el del triunfo, siguió matando mal, con estupendas series con la derecha. Apuró demasiado y se pasó de faena por esta manía funesta y moderna de alargar. Buena faena, buena, en la que algunos, pensando en el capote sublime, vieron cosas con la muleta que no sucedieron.

     A reseñar, en la redifusión, los orgasmos repetidos de Manuel Francisco. Ni con seis viagras. ¿Qué esperará?

*Ricardo Díaz-Manresa es periodista taurino. / Publicado en Avance Taurino.

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