«…La verónica, de enorme sensibilidad improvisatoria, tuvo la fuerza del verdadero toreo naciendo ante miles de ojos. Excelente el compás, mecida la seda, el mentón hundido en el pecho, el recorrido ceñido, embraguetado? todo un mosaico de lances evocadores de una época ya perdida en el toreo con el que un sevillano de La Puebla provocó el delirio colectivo ante unas formas de gigantesca trascendencia…»
Artículo de opinión completo de Manuel Viera en la sección OPINIÓN.
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