Tres gestos, tres balances, tres aptitudes. Rivera Ordóñez lo intentó pero no lo consiguió; se llevó, además, una fea y fortísima voltereta que le dejó mermaado de facultades. El Juli volvió a dar una gran dimensión, cortando una oreja de mucho peso a su primero, todo coraje y pundonor. Manzanares fue la cara del triunfo cocinado poco a poco en el sexto, de menos a más, hasta teminar explotando de emoción con el premio de las dos orejas.
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