Ambiente de taurineo en los corrillos de la Puerta del Príncipe en los momentos previos al comienzo de la corrida de toros, primera del ciclo continuado de Feria de Abril. Día lluvioso y frío en el que escasearon completamente famosos y famosetes, y sólo se veían a las gentes del toro, taurinos de toda la vida fieles a su cita con el rito del toreo en el templo más hermoso.
Redacción.- La fuerza de Internet es más que palpable. No había más de cinco metros andando que no hubiera alguien que nos parara para preguntarnos: "Oye, ¿es verdad eso de que Canorea os ha vetado?". Y así, explicando las cosas a los unos y a los otros, casi se va el tiempo sin desarrollar a lo que había venido, que no es otra cosa que a darme una vueltecita por los corrillos que se forman a la entrada de la Puerta del Príncipe para pulsar el ambiente. Los había que tenían guasa, eso sí: "Boletos baratos, baratitos, para Sevilla Taurina…". Guasa… pero con arte. Olé. Pero como de momento Canorea nos ha echado de la que cree 'su' plaza pero aún nos deja merodear por los alrededores -todavía, de momento- pues vamos a contar el ambiente que se vivía, que no era mucho y además fesquito, porque estaba la tarde cárdena tirando a negra mulata. Una hora antes de comenzar el festejo cayó una tormentita de goterones gordos, de esos que se cuelan por detrás del cogote y recorre toda la espalda hasta desembocar por el dobladillo del pantalón. Caminando por Adriano, a punto de virar a la calle Circo, que más que calle ya saben que es callejón -¿lo de circo será por lo del 'circo romano' y su similitud con las plazas de toros?-, me encontré con el crítico taurino de este portal, el buen amigo Manuel Viera, que cada tarde que hay toros en la Maestranza nos deleita con esas crónicas ajustadas, ceñidas y rematadas como Dios, su profesionalidad y su conciencia mandan. Estaba con su compañero en los programas de Punto Radio Sevilla, José Luis López, hombre comedido y prudente donde los haya. Y al instante llegaba, con su eterna sonrisa, el sevillano Antonio Nazaré, que cuenta los escasos días que le restan para convertirse en matador de toros en la Maestranza; el martes de farolillos. Le aconsejábamos que se abrigara bien, que las bancadas de la Maestranza son muy traicioneras por su antigüedad, y se guardan muy dentro la humedad en días lluviosos, no vaya a ser que cogiera un enfriamiento en estos días previos a su alternativa. Ya embocado en la calle Circo, justo en la escalinata que da paso a esa primera puerta del coso baratillero donde, a mano izquierda, tenemos al amigo Pedro Girón, puntual a su amable cita en la atención a los medios de comunicación -bueno, a casi todos, porque el pobre vaya 'regalito' que le ha caído con tener que comunicarnos el encargo 'superior' de que no podemos entrar como prensa este año-, pues justo en esa escalinata nos encontramos a un torero cabal, sincero como él sólo: Pepe Luis Vargas, otrora torero pinturero del más puro arte sevillano, y ahora reconvertido en profesor de la Escuela de Écija, su pueblo, de donde no para de sacar nuevo toreros, como el que ayer toreó en esta plaza, Miguel Ángel Delgado. Y nos encontramos a taurinos, muchos taurinos, y a aficionados de toda la vida, pero escasos rostros famosetes. Apenas el Soto (José Manuel) y su amiguísimo César Cadaval -de Los Morancos de Triana-, caminito de su puesto fijo en el burladero de la empresa. Y es que era tarde de los cabales, de los de siempre, con un cartel que el famoseo desecha regalando la entrada del abono. Días llegarán en los que la Puerta del Príncipe se vista de rosa y cuché, que sólo faltará poner la alfombra roja desde donde paran los coches de caballos hasta la misma Puerta del Príncipe, para ver pasar a ellos y ellas, famosos, famosetes, frikis y demás especímenes susceptibles de aglutinar miradas de curiosos y concentrar flashes de los compañeros gráficos. Y sin darme cuenta ya se acerca la hora, la hora del comienzo de la corrida, las 18:25, que nos vamos a los toros (bueno, el que vaya; otros estamos vetados). ¡¡Bendito invento el de la tele!! mOTRAS INFORMACIONES DEL FESTEJO: aCrónica de Manuel Viera.
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