«…la eterna juventud puede colisionar con lo de atropellar la razón y año y pico después de aquella tarde mágica de Valencia, el Faraón se iba sin decir adiós en una plaza de carros. Ahora se cumple el medio siglo de su alternativa, vive feliz en el corazón del Aljarafe y en él se da la curiosa circunstancia de que sigue sin poder salir a la calle sin que nadie lo pare…»
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