Romance de torería para un torero eterno

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«…la eterna juventud puede colisionar con lo de atropellar la razón y año y pico después de aquella tarde mágica de Valencia, el Faraón se iba sin decir adiós en una plaza de carros. Ahora se cumple el medio siglo de su alternativa, vive feliz en el corazón del Aljarafe y en él se da la curiosa circunstancia de que sigue sin poder salir a la calle sin que nadie lo pare…»


Curro, con la oreja ganada en Valencia en 1999,
justo 40 años después de su alternaiva en esta plaza. 

Luis Carlos Peris.-

     Hace diez años, en Valencia, estuvo mejor que hace medio siglo. Anduvo mejor en el cumpleaños que en la ceremonia que se conmemoraba cuarenta años después. Parecía aquella tarde de hace diez años en Valencia que el Faraón se eternizaba definitivamente, que alguien, ¿Carmen quizás?, le había dado el elixir de la eterna juventud y vestido de oro viejo y oro, mucho oro, parecía un chaval.

     Pero la eterna juventud puede colisionar con lo de atropellar la razón y año y pico después de aquella tarde mágica de Valencia, el Faraón se iba sin decir adiós en una plaza de carros. Ahora se cumple el medio siglo de su alternativa, vive feliz en el corazón del Aljarafe y en él se da la curiosa circunstancia de que sigue sin poder salir a la calle sin que nadie lo pare y hasta da la impresión de que su legión de partidarios continúa creciendo. Un caso único este hombre; felicidades, Curro, amigo.

*Luis Carlos Peris es periodista sevillano de Diario de Sevilla. / Publicado en Diario de Sevilla.

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