Hoy se cumplen 50 años desde que el Faraón de Camas tomara la alternativa en la plaza de toros de Valencia, de manos de Gregorio Sánchez y con Jaime Ostos de testigo. Curro Romero es leyenda viva del toreo, el diestro sevillano que apasionó a todos, el torero de la cara y la cruz, la naturalidad del triunfo y el fracaso. Curro, 50 años de toreo.
José Luis Suárez-Guanes.- Se cumplen cincuenta años de la alternativa de Curro Romero este 18 de marzo. Gregorio Sánchez, en presencia de Jaime Ostos, le cedió un toro del Conde de la Corte en plenas Fallas. Curro fue un novillero puntero que salió lanzado de la Maestranza el 25 de mayo de 1957, en una novillada en la que suplió a Mondeño. Fue tal la magnitud de una de la faenas que algún viejo aficionado salió tan emocionado que espetó: "Así debía de ser Antonio Fuentes". Elegancia, majestuosidad, sentimiento, temple inusitado, que se convierte en caricia: "¡Qué torero, Así lo dijo el poeta. Capotes y muletas pequeños. El espíritu de su Sevilla en toda su concepción de torear, pero sin alharacas, siempre por lo clásico y rotundo: la suerte cargada, la figura mayestática como compañera de todo su quehacer. La naturalidad, la armonía, el gusto, la torería… Y el desplante retrechero y flamenco: ¡así ha sido Curro! Si su derecha ha sido imperial, cuando sacaba la izquierda de lujo surgían los naturales perfectos, como aquella tarde de San Sebastián o aquéllos al garzón 'Cava Rosa', bajo la lluvia, o el de su penúltima feria abrileña. Se ganó dos orejas sevillanas con ese natural, el más largo y lento de la historia contemporánea. Al igual que El Gallo, Cagancho, La Serna, Paula y otros artistas, a veces pintaron bastos, como aquella vez en Madrid -25 de mayo de 1967- que fue detenido por negarse a matar un toro o esa otra vez -corría 1982- que le prohibieron actuar en San Isidro por ordenar a su picador que ejecutara la suerte fuera de las dos rayas; o aquella ocasión, tarde de broncas y avisos para tres toreros artistas (Antoñete, Curro y Paula), en que un espectador se lanzó con ademán hostil hacia Curro. Y, éste, estoque en mano, permaneció impasible en un alarde de hombría. Un mes después del refrendo doctoral, el 19 de abril, brilla la histórica faena al toro de Peralta en Sevilla, vestido de verde botella y oro, la vez que el prestigioso y duro crítico de ABC Antonio Díaz Cañabate se tuvo que entregar al camero. En su Sevilla vendrían la histórica corrida de Benítez Cubero, de 1965, y las de seis toros de 1966 y 1967. Este último año cuajó una gran feria en la Maestranza, al igual que en 1971, 1977, 1980 y 1984. El mismo año de la alternativa conquistó el norte: Vitoria o Gijón, junto al maestro Pepe Luis Vázquez, quien le había confirmado la alternativa en Madrid el 19 de mayo del 58, con Manolo Vázquez y toros de Eusebia Galache. Pero no entraría hasta el 20 de septiembre de aquel año en Las Ventas. En el último día de verano, despedida no anunciada de Pepe Luis, inmortaliza un toro de Aleas y corta oreja. Madrid sería suyo por los siglos de los siglos. Luego llegarían más glorias venteñas: el arellano de San Isidro de 1962, acompañado de César Girón y Camino, con dos orejas perdidas y dos vueltas al ruedo de clamor. El 4 de julio de 1963 desorejó a un alipio en la Corrida de la Prensa y se ganó la Oreja de Oro. Nueva salida a hombros, la tercera, en la feria de 1965, a pesar de cortar sólo una oreja. Tres nuevas salidas a hombros: dos en 1966, un mano a mano isidril con Antonio Bienvenida y cuatro orejas en la Prensa. Al día siguiente de su negativa a matar un toro abrió la puerta grande, el 26 de mayo de 1977, con toros de Benítez Cubero, que en manos de Romero han hecho historia. En los 60 se vivió el apogeo de Curro, pero a partir de los 70 llega la leyenda hasta su despedida en un festival en La Algaba, en octubre de 2000. Un nuevo hito se vivió el 24 de mayo de 1973, con dos orejas en Madrid. Con 'Marismeño', de Benítez Cubero, ejecutó uno de sus trasteos de mejor recuerdo. Torea esa campaña más que nunca. Al año siguiente, corta oreja mano a mano con Antonio Bienvenida. Antes hasta había casi asustado con un samuel en San Isidro del 72. En los 80 protagoniza una de sus mejores labores: el 3 de junio del 81, con un garzón bajo la lluvia, alternando con Antoñete y Paula, perdió el doble trofeo por la espada. El 7 de junio de 1985,vestido de ladrillo y azabache, borda el toreo a otro garzón. En Otoño de 1992 corta la última oreja en Madrid a un toro de Sepúlveda. Torea por última vez en Las Ventas en 1996 para dar la alternativa a Uceda Leal. Otras muchas plazas de España y América se rindieron a Curro. Pasarán días, pasarán años, pasarán muchos lustros… Y este torero mágico que hizo hechizo de sus telas toreras continuará eternamente en el recuerdo. Su Maestranza y sus Ventas saben mucho de eso por las múltiples veces que se le rindieron. Medio siglo de leyenda, cincuenta años de aroma de Romero. *José Luis Suárez-Guanes es periodista taurino madrileño. / Publicado en ABC.
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