«…Dicen que el mismísimo Antonio Ordóñez sudaba miedo negro cuando veía llegar a Diego Puerta al patio de cuadrillas. Fue Diego un torero importantísimo y cuando se habla de tantos monumentos como se habla, a este gran embajador de Sevilla en el mundo se le liquida con una placa meses después de haber cumplido cincuenta años de alternativa. Nunca un personaje tan grande para un honor tan insignificante…»
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