Espartinas – Corrida de toros, Sábado 20 de Septiembre de 2008
Un Ortega Cano inédito le ha cortado cuatro orejas y un rabo a dos buenos toros de Albarreal, después de mostrarse seguro y decidido en dos faenas sentidas y de inspirado toreo. Julio Aparicio, que acompañó al de Cartagena en la salida a hombros por la puerta grande, desorejó al sexto aunque la faena de nota se la hizo al segundo. Pepe Luis Vázquez, con el lote menos bueno, se mostró firme y con ganas.
Manolo Viera.- Es artista quien lleva el toreo metido en el alma y se las arregla para desparramarlo en el ruedo como le venga en gana. Dependerá de las formas con que los exprese para que se convierta en un gozoso placer para la vista y los sentidos. El arte de Ortega Cano está ahí, y esta tarde de su reaparición nos autorizó para que con él nos emocionáramos. Inédito se mostró el cartagenero. Al menos así lo pareció al mostrarse hoy ilusionado y entregado realizando un toreo en exclusiva, sugestivo y antológico, que contribuyó a recordar los diferentes perfiles de un estilo con el que no deja indiferente a nadie. Ortega Cano toreó. Así de simple. Toreó apreciándosele unas formas de cuidado estilo, de intenso contenido y de impecable ejecución. Su manera de dar sentido al pase fue de maestro, y quizá por ello hoy alcanzó con dos bellas faenas sus más soñadas inquietudes artísticas. Con todo, los nobles toros de Albarreal propiciaron el triunfo en una tarde en la que sólo Pepe Luis Vázquez se topó con un lote no apto para su peculiar forma de entender el toreo. Corrida a modo para el evento y para la plaza. Toros terciados, muy nobles, de nobleza exquisita y embestida boyante. Toros que supo aprovechar con entrega y sentimiento el diestro de Cartagena con dos faenas cargadas de matices. A la verónica recibió a su primero. Muy despacio y muy auténticos resultaron lo lances. Después se empleó en un trasteo discontinuo de momentos excelsos e inspirados, de toreo de cintura, hilvanado a veces y firmado con el bello detalle de la trinchera y el desplante. Mejor aún se mostró con el cuarto, desde el despacioso toreo de capa hasta el ligado de muleta, Ortega Cano nos puso al alcance de la mano algunas joyas de su sentido toreo. Pura fantasía en el natural hondo, e irrepetible el toreo diestro de cintura rota e improvisados de pecho. Y excelentes los ayudados por alto en el epílogo de su obra. De media estocada finiquitó al primero, y de estocada de efecto rápido a su segundo. Feliz el torero y feliz un público predispuesto y deseoso de ver torear. También toreó Julio Aparicio. Está el madrileño que se sale. Con la ilusión por las nubes y el sentimiento a flor de piel. La muestra de lances majestuosos a la verónica, pausados y con sentido del ritmo con los que recibió al tercer toro de la tarde, auguraba un posterior trasteo para relamerse. Y así fue. Aparicio ofreció su alma de artista y en perfecta comunión con los tendidos, ejecutando una faena a derecha e izquierda en la que la lentitud del trazo de muletazo fue predominante, creando una obra honesta, auténtica, meticulosa, imaginativa, completa de detalles y rotunda. Pocas veces se puede vivir la delicia y el placer del sutil y peculiar toreo de Aparicio. La emoción que provoca el trazo lánguido, con la tela conducida exquisitamente hasta detrás de la cadera y cargado de expresividad. Notable faena que no supo después firmar con la espada. Con el sexto, complicado por encastado, se mostró entregado y deseoso de redondear su tarde. No fue faena de nota. Sí de detalles y de momentos. Todo sin continuidad. La estocada con la que tumbó al toro de Albarreal provocó la petición del doble trofeo que el palco concedió. Tal vez para compensar lo hecho con el primero. A Pepe Luis Vázquez no le sirvieron los toros de igual manera que a sus compañeros de terna. Incluso fue volteado por el segundo sin más consecuencia que el susto del momento por la mala caída. De todas formas quiso el sevillano aunque no pudo más que dibujar un par de muletazos diestros muy relajados al segundo, un toro con buen fondo aunque con un punto de genio que lo hacia molesto para el torero. El detalle del 'kikirikí' y el pase por bajo destacaron de un trasteo discontinuo que se quedó en muy poco. Al segundo, sin humillar y aún más complicado, todo se quedó en el intento.
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VER GALERIA COMPLETA | VOLVER A TEMPORADA El sorprendente misterio del arte Francisco Mateos.- La verdad es que debo reconocer que no esperaba de la corrida de toros celebrada esta tarde en Espartinas el resultado que se ha logrado. Desde que se anunció la composición del cartel no me cuadraba mucho. Era arriesgar demasiado. Y no lo digo por el tema económico, que a la vista está que media plaza escasita en el coso aljarafeño, aunque cubierta la empresa con el respaldo de la televisión andaluza en directo, sino por los integrantes del cartel. He de reconocer que tenía mis dudas sobre si los tres toreros llegarían al portón de cuadrillas. Ya se sabe que de artistas son las 'espantás', y me temía algún parte médico de última hora. Pues no, que estaba equivocado. Los tres llegaron, hicieron el paseíllo y, además, dos de ellos torearon y el tercero hasta lo intentó. Bien la empresa en asegurar una corridita de novillos-toros a modo y con garantías. Buen trabajo de campo, y así despejar esos temores que yo tenía a los tres toreros. Me han sorprendido los tres. Pepe Luis por el querer y, en esta ocasión, no poder por los toros. Julio Aparicio está muy cambiado desde sus primeroas corridas en esta vuelta a los ruedos. Está mucho más metido, más centrado y, sin lugar a dudas, mucho más seguro; la seguridad que da el torear de forma más continuada y con un calendario de plazas mucho más lógico. Esto demuestra que no tenía razón de ser su precipitado regreso a la Maestranza hace ahora justo un año, al poco de reaparecer, sin la confianza en sí mismo necesaria. Ahora sí está preparado y mentalizado para estar en Sevilla. Es más, debería contar para algún cartel del próximo año en el ciclo ferial. Lo de Ortega Cano es complicado de analizar. Es encomiable la afición de este torero, que se ha reinventado a sí mismo varias veces. Ahora está mucho más centrado, con una figura física más acorde y un ánimo distinto. Esta tarde ha dibujado muletazos llenos de empaque, eso tan fácil de escribir y tan difícil de transmitir. Pero es un arma de doble filo jalear y reconocer lo bien que ha estado Ortega hoy en Espartinas, porque sus idas y venidas en forma de tambaleantes y resbaladizas reapariciones no son buen historial. Que sepa Ortega Cano que hoy ha triunfado con un buen toreo, de aroma, pero en una plaza de pueblo, con todos a favor y, sobre todo, con unos toros a modo y de plaza de pueblo. Cierto es que cualquier toro hace una desgracia en cualquier sitio, pero el que sale en Sevilla -su gran objetivo- o cualquier otra plaza de relevancia es mucho más serio, y pide una técnica y un poder físico que el de Cartagena es difícil que ya pueda alcanzar. Que no haga caso a aduladores en caliente y de nuevo se deje llevar por las oleadas de romanticismo. Que se quite el 'mono' del toro en ocho o diez tardes por plazas y corridas a modo como la de hoy, pero que no mire más allá porque, a pesar de poder perdernos una tarde mágica que podría llegar, no tendría sentido de ser. |
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