Espaliú, triunfador indiscutible del ciclo

Antonio Jesús Espaliú le ha cortado las dos orejas a su segundo eral y ha firmado los momentos más emocionantes de la final del ciclo de novilladas de promoción en la Maestranza con un toreo distinto, muy sevillano, profundo y sentido. Fran Gómez, que también paseó una oreja, ha quedado clasificado en segundo lugar, mientras que Juan del Álamo, que dio la vuelta al ruedo en su primero, ha sido tercero.

Manuel Viera.-

Quién sabe, pero no será fácil encontrarse de nuevo con un joven becerrista que nos ofrezca la posibilidad de un reencuentro con el toreo. Cuando esto sucede, aunque sólo lo insinúe, pero se explica con capa y muleta como quien dicta una lección de maestro en su punto y sin aristas, la faena, con tan poco o con mucho, sin embargo, quedó terminada. Y eso es lo importante.

Antonio Jesús Espaliú nos puso al alcance de la mano verdaderas joyas de toreo sevillano. Como la que talló con la diestra al quinto eral de la noche. Muletazos hilvanados, distintos, muy de por aquí, de fácil calado, pero hondos y rematados. La fuerza y la emoción de la verónica y el pase sentido, profundo y ligado creó momentos de verdadero gozo en la fresca noche de Triana, y en perfecta comunión con el público. Este joven principiante de Coria del Rió con alma de artista, de la Escuela Taurina de Camas, toreó y ganó. Fue faena corta, pero de contenido e impecable forma de ejecutarla. Como con la espada, esta vez, encontró el sitio donde se ganan las orejas, paseó los dos apéndices como triunfador indiscutible del ciclo.

Los erales de El Serrano, fuertes y de bruscas embestidas, hicieron trabajar a destajo a los tres finalistas. Espaliú con el segundo, al que le costaba repetir, lo toreó muy despacio con la capa y le trazó buenos muletazos con ambas manos, sin la necesaria continuidad y acople. Mató mal y fue silenciado.

Fran Gómez le cortó la oreja al cuarto, un eral sin calidad en sus embestidas y al que le bajó la mano en el toreo diestro hasta conseguir hilvanar los muletazos y rematar las tandas con buenos pases de pecho. Con la estocada certificó el trofeo conseguido. El aspirante de la Escuela de Jerez se topó en primer lugar con un novillo molesto que embestía a su aire, sin que su toreo alcanzara esta vez la nota deseada. Sólo al final de faena logró interesar con una ligada tanda al natural. No estuvo fino con la espada y fue silenciado.

Se mire por donde se mire, lo hecho por Juan del Álamo, en la noche de la final, ha sido toda una demostración de ganas, valor y ambición. El joven de la Escuela Taurina de Salamanca se fue en ambos novillos a portagayola y se fajó sin tapujos con su primero, un eral muy complicado, al que le fue casi imposible sacarle un muletazo limpio. Con un metisaca lo mandó al desolladero. Con el sexto, quizá el de más fijeza en los engaños, anduvo en constante porfía entre revolcones y algún que otro muletazo de buen trazo y buena técnica. Fue premiado con la vuelta al ruedo en su primero y ovacionado en su segundo.

Tras la finalización del festejo el jurado proclamó ganador del ciclo a Antonio Jesús Espaliú, que se hará acreedor del vestido de torear. Fran Gómez y Juan del Álamo serán premiados con un capote de paseo y un capote de brega, respectivamente.

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