Écija – Corrida del Día de Andalucía, Jueves 28 de Febrero de 2008
«Birrioso», marcado con el número 145 de la ganadería de Juan Pedro Domecq, ha sido indultado por El Cid en la corrida celebrada en Écija con motivo del Día de Andalucía. Completaban el cartel Alejandro Talavante, que ha malogrado un posible triunfo por el mal manejo de la espada, y Cayetano, que sólo ha conseguido una oreja.
Manuel Viera.- El inicio de faena al cuarto toro de Juan Pedro fue magistral. Con un intercambio de trincherillas y pases por bajo con los que El Cid se convirtió de inmediato en artista con tan extraordinario prólogo. Tranquilamente. El supuesto esfuerzo vino después, hasta conseguir dominar con depurada técnica y su torear despacio la boyante embestida del 'juampedro'. Unas excepcionales series con la derecha, largas, profundas, de mano baja, bien hilvanadas y perfectamente rematadas, marcaron el fenomenal trasteo del sevillano. Lo básico de su toreo sigue siendo su envidiable temple, pero tan bien pulseado, tan rítmico y profundo es el trazo del pase, que lo conduce directamente a lo supremo. Otra faena que estuvo gobernada por la muñeca privilegiada y sensata de El Cid. Antes, el vigoroso discurso torero con el capote, verónicas de lujo y media en los medios para enmarcar, no desplazó después a un segundo plano su inspiración creativa con la muleta. Resultando un trasteo de derecha, también de izquierda, con improvisados pases afarolados en invertidos en los que se apreció el virtuosismo sin aristas de una faena con final feliz: el indulto de 'Birrioso' por obra y gracia del gran torero sevillano. El toro de Juan Pedro fue un buen toro, pero no hasta el punto de merecer tan alto honor. En manos de otro quizás hubiese ido camino del desolladero. Sin embargo, Manuel Jesús 'El Cid' lo hizo grande, hasta tal punto de convencer a unos pocos, los suficientes, para que con voz en grito exigieran larga vida para 'Birrioso'. La tarde no dio para mucho más; el diestro de Salteras estuvo con el noble y flojo primero muy compenetrado, directo y reflexivo, como si su temporada taurina cumpliese ya el ecuador. Una estocada le bastó para cortar una oreja. Sencillamente, Talavante despista tanto con su toreo que en ocasiones se le puede definir como un genio del valor y la quietud, y en otras como uno más venido a menos sin emotividad y convencimiento. Talavante, hoy, pareció un torero 'pegapases' y no el fenómeno de escalofriante valor y pasmosa quietud. Se aproximó a su toreo con el segundo, muy noble, al que le pudo cortar la oreja por una faena de cercanías, ligada y bien planteada, si no llega a fallar tan estrepitosamente con los aceros. Con el quinto, con poca pujanza pero con igual nobleza en sus embestidas, anduvo en su estilo, pero con medios pases y sin pizca de emotividad. Otro mitin con la espada malogró cualquier atisbo de triunfo. Las dos faenas de Cayetano sirvieron para poner sobre la pista a un torero en lento proceso de maduración. Un torero capaz de cautivar con su empaque, pero también desanimar al más ferviente seguidor. Y no sólo porque su calidad técnica mejore poco, sino porque su toreo, siendo como ha sido siempre de un absoluto clasicismo, está aún escaso de pureza, tan necesaria para evitar cualquier exceso de banalidad. Cayetano le cortó la oreja al buen toro corrido como sobrero en tercer lugar después de una faena de notables detalles, aunque anduvo torpe en el toreo al natural, frenando así la intensidad de un trasteo que no llegó a coger altura. Al sexto, de ig ales características que todos los lidiados, aunque de embestidas más violentas, le plantó cara con la diestra, con el resultado de una series de muletazos bien dibujados y ligados. Vino también a menos lo hecho con el toreo de izquierda y todo quedó, tras el fallo a espada, en agradecidas palmas.
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