El joven novillero acude a diario a la consulta del cirujano Domingo Jiménez para unas dolorosas curas. El boquete de la cornada permanece totalmente abierto para que cicatrice desde el interior hacia fuera, por planos musculares, sin puntos de sutura. El médico extrajo un coágulo de sangre infectado del tamaño de casi una pelota de tenis.
Francisco Mateos.- El novillero sevillano Eliseo Gallardo prosigue con la lenta recuperación de la cornada del muslo izquierdo. El joven novillero sevillano acude cada mañana a la consulta del cirujano sevillano Domingo Jiménez para la limpieza de la herida. Como adelantó sevillataurina.es, Eliseo ha tenido que ser operado por tercera vez de una cornada sufrida hace dos meses en la plaza granadina de Jerez del Marquesado. Una grave infección reproducida en dos ocasiones amenazaba con afectar a gran parte de la musculatura de ese muslo izquierdo. La grave infección descubierta ahora por el doctor Domingo Jiménez ha obligado a que las curas deban ser diarias y por tanto la herida permanece totalmente abierta, sin ningún tipo de puntos de sutura, sino rellena con gasas impregnadas en desifectante. Deberá ser el propio organismo de Eliseo el que vaya, muy lentamente, cicatrizando desde dentro hacia fuera, por planos musculares. Esto supone, además de unas dolorosas curas diarias, una lenta recuperación del torero. Según el cirujano, "menos mal que se ha atajado a tiempo el grave problema. Tenía dentro del muslo una grave infección y por eso nos hemos visto obligado a profundizar en la operación del martes. En la limpieza sacamos un coágulo de sangre infectada de casi una pelota de tenis. Por la profundidad de la herida no creo que cicatrice antes de un mes, o quizás más". Eliseo Gallardo recuerda cómo se produjo el percance. "Fue al torear al natural. La verdad es que el piso estaba en muy malas condiciones. Habían adaptado la plaza del pueblo a efecto de placita de toros. Se trataba de un festival, ni tan siquiera de una novillada. Habían echado demasiado albero sobre el asfalto y practicamente estábamos toreando con los botos enterrados; costaba trabajo moverse. En uno de los naturales me pegó un derrote seco, me cogió zona blanda del muslo y me metió el pitón". NOTICIAS RELACIONADAS:
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