Miguel Angel Perera, todo un concentrado de valor

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Miguel Ángel Perera, todo un concentrado de valor

Real Maestranza – 2ª corrida de la Feria de San Miguel, Domingo 30 de Septiembre de 2007

TOROS: Se han lidiado toros de Alcurrucén, bien presentados, serios y astifinos. En general nobles, mansos y de escasa casta.

ESPADAS: -Curro Díaz, de rosa y oro, saludos y vuelta a ruedo.
-Miguel Ángel Perera, de verde botella y oro, oreja y palmas tras aviso.
-Salvador Cortés, de burdeos y oro, silencio y silencio.

CUADRILLAS: Se demosteraron tras clavas buenos pares de banderillas. Curro Robles, José Luis Molina y Luis Mariscal.

INCIDENCIAS: Tres cuartos de plaza.

Emoción, tensión y valor en el toreo del diestro extremeño, que corta una oreja a su primero. Complicidad y fantasía en las formas preciosistas de Curro Díaz. Y tarde en blanco de Salvador, con un «hasta luego» esperanzador.


Perera, con la oreja del segundo de la tarde.
FOTO: Matito.

Manuel Viera.-

El toreo de Miguel Ángel Perera no deja de asombrarnos. Incluso comparado con los que también asustan el miedo, transmite el pacense una emoción, una tensión y valor únicos. La faena al complicado segundo toro fue conmovedora por aguante y firmeza, demostrando una sorprendente forma de jugarse la vida: máximo valor para una máxima comunicación. Perera dejó en el ruedo maestrante su pasmosa firmeza, llevando el toreo de valor a su máxima expresión, combinando los bien trazados muletazos diestros con el rigor y la verdad de sus emotivas formas.

Vaya por delante el conocimiento y el dominio de los terrenos demostrado por el diestro de Puebla de Prior. Llamó la atención su pasmosa serenidad, su peculiar ironía en la espera del pase para hilvanarlo después bajando la tela y aguantar sin inmutarse el parón seco de la fiera. Todo un concentrado del mejor valor. Hay que afinar mucho para percibir algún tropiezo ante la exigente faena. Tal vez el demostrado poderío no casó con la intermitencia de un trasteo que no tuvo continuidad con la izquierda, pero sí la firma de una contundente estocada que le subió la nota para conseguir la deseada y justa oreja.


Trincherilla de Curro Díaz al cuarto.
FOTO: Matito.

Más de lo mismo demostró con el quinto, un toro que embestía a su aire con las complicaciones propias de la falta de raza. Miguel Ángel Perera lo toreó de capa con ritmo y cadencia, aguantó coladas en los intentos con la diestra, y se esforzó en vano por conseguir el natural. Y como lo que hacía el pacense carecía de emoción, se la puso este con un arrimón de miedo. A toro parado lo finiquitó como pudo. Unas leves palmas tras el aviso le premiaron el valor y la entrega.

Curro Díaz interpreta el toreo con el férreo poder de un pulso que se ralentiza incansable, que se alarga una y otra vez sin que apenas las puntas de los cuernos hieran la tela roja. Tan solo cuando se demanda el remate de pecho tras los excelsos cambios de mano y pases de trinchera y los rítmicos muletazos a derecha trazados con aparente movilidad, se acaba la complicidad entre toro, torero y público. Con verdadero gusto y no menos empaque toreó Curro Díaz al noble y manejable cuarto. Fue faena diestra, de las que llegan más por el lujo de los magníficos detalles que por el conjunto de lo fundamental. Los


Cortés no se acopló al tercero, del que pudo
conseguir más. Arriba en un derechazo.
FOTO: Matito.

geniales adornos superaron con creces las intermitencias de un trasteo mal rubricado con la espada. De igual manera se comportó Díaz con el noble y soso primero. Brilló con la diestra en unas tandas bien hilvanadas y con el gusto en el trazo acostumbrado. Algún suelto natural tuvo cadencia pero no emoción. Un pinchazo antes de meter la espada le privó quizá de mayor premio que el saludo tras la ovación.

A Salvador Cortés no se le puede negar la entrega, que hoy la volvió a derrochar en su plaza de la Maestranza, aunque su ilusión parecía marchita. No se le vio con claridad de ideas con el soso tercero, un toro de escasa calidad en sus embestidas, sin humillar, pero que acudía a los engaños sin plantear demasiados problemas. Salvador le dio pase diestros sin mucha convicción, sólo una de las tandas hizo concebir esperanzas, pero enseguida des stió. Con el manso sexto le dio pases, muchos pases, pero todo se quedó en un vano intento. De sendas estocadas mató a sus dos toros, y lo ya escrito: se fue de su plaza con un "hasta luego" esperanzador en su vuelta en solitario el próximo 12 de octubre.

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AL NATURAL

El «pelotazo»

Francisco Mateos.-

La jerga taurina, ya de por sí rica y abudante, se sigue nutriendo del día a día, incorporando términos coloquiales actuales, muchos de ellos muy descriptivos. En taurino se habla de 'pegar un pelotazo', sinónimo de 'llevárselo calentito', otro término muy taurino de la actualidad, cuando una plaza con un cartel de presupuesto medio o medio-bajo está hasta la bandera. Y lo de 'pelotazo' ha sido lo del miniciclo de San Miguel. Menudo 'pelotazo' ha pegado la empresa. Tres cuartos de entrada esta tarde y un lleno practicamente ayer. Sólo queda felicitar a la empresa por el 'pelotazo', porque su obligación es hacer carteles interesantes para el público, y si el público fue ayer sábado en masa a la plaza hasta llenarla es porque el cartel lo consideraba interesante.

El 'pelotazo' ha sido mayor -supongo- que el previsto incialmente, porque es palpable que el ahorro de coste para la empresa con los dos cambios de cartel, incluso el de hoy, habrá sido importante. Ayer, con el presupuesto que había para pagarle a Morante inicialmente se le habrá pagado a los tres sustitutos de estos dos días: Aparicio, Vega y Curro Díaz. Y se ahorra la empresa así lo previsto para pagarle a Castella y Manzanares. Ya digo, un 'pelotazo'.

A mí me parece bien que todo el mundo gane su dinero, en los toros y en lo que sea; es justo y totalmente lícito. Lo que pasa es que no logro entender cómo en estas corridas de tanta rentabilidad no se aparta un poquitito de fondos para tratar de impulsar esas dos fechas de por sí difíciles y olvidadas por la empresa como son el Corpus y, sobre todo, el 15 de agosto. Me ha parecido una muy buena política quitar la novillada de agosto para pasarla al domingo próximo 7 de octubre e incluir a los tres mejores novilleros de septiembre. Acierto de la empresa. Pero suspenso por olvidar otras fechas. No se puede someter a un coso de la importancia de Sevilla a altibajos tan acusados de calidad en su cartelería de temporada. La Feria de Abril, sus carteles, se hacen solos. Donde hay que trabajar y 'currárselo' son en esas fechas complicadas y difíciles para que trascienda el verdadero esfuerzo y afición de la empresa. Más allá de los 'pelotazos' cantados.

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