El diestro Francisco Rivera Ordóñez ha cortado una cariñosa oreja en la corrida de su despedida de Sevilla. Su hermano Cayetano también paseó un apéndice, mientras que El Juli fue ovacionado. Corrida de Daniel Ruiz anovillada y plaza de toros llena, con un ambiente festivalero y proclive a los excesos.
SEVILLA / Corrida de toros
TOROS: Se han lidiado toros de la ganadería de Daniel Ruiz, de desigual presentación, anovillados, nobles y mansos. Mejores, el notable cuarto y el buen sexto.
ESPADAS: –Rivera Ordóñez ‘Paquirri’ (de azul y oro), saludos y oreja.
–Julián López ‘El Juli’ (de burdeos y oro), saludos y silencio.
–Cayetano (de nazareno y oro), silencio y oreja.
CUADRILLAS: Saludaron en banderillas Iván García y Alberto Zayas.
INCIDENCIAS: Lleno. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Manolo Montoliú en el XXV aniversario de su muerte en esta plaza.
Manuel Viera.-
Resulta arriesgado sobrevivir a la propia leyenda, y Rivera Ordóñez la tiene. Leyenda de torero admirado en época de esplendor y siempre respetado. Torero valiente de concepto valorado en sus muchas tardes de triunfos. Torero aclamado con fervor por el público que siempre le siguió. Decir no a Sevilla, por principio, es difícil y más cuando se tiene la calentura caprichosa de la despedida sonada sin liberarse de los lógicos miedos actuales. Y Francisco lo aceptó y apostó.
Apuesta ganada por el fervor popular de una tarde de toros en plena Feria de Abril. Circunstancia que determinó el triunfalista resultado final. En cualquier caso, es digno de admiración su caminar decidido hacia la puerta de chiqueros, hincarse de rodillas y aguantar la espera de la salida de su primer toro. Y lo hizo como siempre se ha hecho en Sevilla: sobre la segunda raya de picadores. Y es digno de agradecer su entrega y facilidad al clavar en un tercio de banderillas donde se la jugó con un gran par por los adentros. Después, su toreo fue modoso y superficial con un animal noble, aborregado y parado. Se afanó en la estocada y le agradecieron lo hecho con una ovación.
Sin embargo, el cuarto fue un buen toro por nobleza y calidad de sus embestidas. Lo picaron como pocas veces se pica ya en las plazas. No hubo tercio de quites y el toro, con su pastueña y humillada acometida, fue el ideal para hacerle el toreo. Un toreo marcado por el desvarío banal y bajo la etiqueta populista. Un toreo lineal, exageradamente despegado, desplazado hacia fuera, aunque templado, a veces, e hilvanado otras. También de igual manera trazó el natural aislado en una faena sin un atisbo de emoción. Pese a la estocada caída, la gente le pidió el apéndice que el presidente, sin dudarlo, concedió.
También su hermano paseó la oreja del sexto, un toro anovillado -como casi toda la corrida de Daniel Ruiz– noble, manso y rajado, que acabó acobardado en tablas. Cayetano, que brindó a Francisco, le engendró una docena de muletazos diestros de rodillas, cosidos y templados, para acabar con notable cambio de mano que, junto a lo antes hecho, produjo los momentos más emotivos de la tarde. La elegancia del pase, la fina sensibilidad y la delicadeza del trazo sirvieron para ilustrar una faena que a muchos gustó y a otros no convenció. Crecido y entregado, el madrileño hundió la espada para conseguir una oreja de las dos que el público, enloquecido, le pidió.
Al tercero, un inválido que no debió permanecer en el ruedo, lo recibió a portagayola y poco más se le vio. Ah, sí, dirigirse hacia uno de los tendidos de sol y brindar la lidia con un ‘va por ustedes’ a los que antes habían protestado con fuerza la ostensible falta de fuerza del torito en cuestión. Lo mató de un bajonazo infame.
¿Y El Juli? Pues se estrelló con su propio deseo. Porque los toros exigidos no le propiciaron lo buscado. El segundo fue un manso sin cara de toro con la única seriedad de sus dos pitones. Y el quinto un feo animal alto, sin cuello y sin entrega, de brutas embestidas que no le dejó estar. Saludó, tras la muerte de su primero, por una faena ligadita con la diestra sin ningún interés. Con el último anduvo breve y lo mató mal.
AL NATURAL
Presidente de desconocido prestigio
Francisco Mateos.-
Sevilla sigue tocando fondo. La plaza no tiene sentido de la equidad, del equilibrio, del sentido común ni de la lógica taurina. Podrán decirme los taurinos que el público es sabio, que el público es el que tiene que decidir, y que por eso premió a Francisco Rivera con una oreja en el día de su adiós a Sevilla y a su hermano Cayetano con otra que casi son dos. Pero esos taurinos tendrán que explicar, bajo esa misma premisa, por qué razón el público no es sabio cuándo reclamaba la devolución del tercero, inválido de libro.
La corrida era una despropósito desde su propia confección. Despropósito taurinamente, porque comercialmente lo bordó el empresario. Se escenificaba la despedida de Rivera Ordóñez de la plaza en la que tomó la alternativa. A Francisco no le puedo poner un ápice en el debe de su actitud: portagayola, banderillas, decisión en las faenas y se entregó a la hora entrar a matar. Correcto. Pero querer es una cosa, y torear (torear-torear) es otra. Hoy ha tenido el mejor toro, el cuarto, y no le ha dado tres seguidos buenos. La oreja concedida entra dentro de los innumerables caprichos de Sevilla.
Otro capricho fue la oreja de su hermano al sexto, otro regalo por una faena de arrebato que entra dentro de esas varias faenas premiadas con orejas prescindibles en esta Feria. Por cierto, Cayetano: hay que ser muy buen torero para después de la chulería de brindar con ironía a los aficionados del tendido 8 (que pagan su entrada) la supuesta faena del tercer inválido toro, ser un tío para ser capaz de sacárselo a las afueras, cuajarlo con tres tandas, matarlo de libro y cortarle las orejas. Lo único que fue capaz Cayetano después de la chulería innecesaria fue demostrar que tenían razón: un inválido que tendría que haber sido devuelto. Y El Juli pagó con todo merecimiento meterse en este lío. Pena da ver a un torero tan poderoso en una corrida de semejante tendencia.
Pero vamos allá con el responsable de todo esto, que no el culpable. Con el que coló a precio de toro una novillada impresentable para ser lidiada en Feria de Abril. Quien se callará y no realizará ningún informe a la Junta de Andalucía que lo nombra por los numerosos incidentes en los tendidos de sol, porque esta plaza incumple año tras año la normativa sobre accesos, sin escaleras suficientes hacia las localidades; con el cuarto en lidia aún había personas que no habían podido ocupar su cara localidad comprada. El responsable de conceder las orejas de excesivo triunfalismo. Quien mantuvo en el ruedo al tercero, un inválido, ante el clamor de la plaza exigiendo su devolución. José Luque Teruel, quien debe muchas explicaciones a los aficionados sevillanos. Él, y quien lo nombra, la Junta de Andalucía. Presidente de desconocido prestigio. Sin duda.
LA VOZ DEL ABONADO
Los mercaderes profanan el templo
Unión Taurina de Abonados de Sevilla.-
¿Quién no ha leído el pasaje de la vida de Jesús sobre la profanación del templo por los mercaderes y el Maestro los echa a patadas? Aquella secuencia sirve muy bien para describir lo de esta tarde en la Maestranza. La plaza de Sevilla hoy estaba en manos de mercaderes gestores, mercaderes actores y todo ello bendecido por el mercadeo de la autoridad complaciente y entregada. Salían por chiqueros ¿toros?, no, eran animales anunciados como toros, pero con trapío de novillo, menos el quinto con trapío de mostrenco.
¿Ofrecían al menos una lidia encastada plena de poder y casta brava? Negativo. Deambulaban por el albero como ‘la tonta el bote’, y encima sin fuerzas. Ni que decir tiene, que una vez más la suerte de varas estuvo desaparecida. Reprobar a los elegantes actores, ¿quizás toreros? que de esa manera no se ponen los toros en suerte. Sin problemas. Nadie les llamará la atención.
El colmo de los colmos estuvo en la actitud del presidente, aficionado de desconocido prestigio, que se obcecó en mantener en el ruedo el tercer novillote, inválido perdido. El actor Cayetano, pensando que el presidente tenía razón, se dirige al tendido 8 (el único que protesta a estos mercaderes) y les dice que le brinda la faena. ¿Qué faena? Si aquello no tenía un pase, como después se comprobó.
Como el pretendido espectáculo estaba animado por una masa ocasional, que no sabía ni dónde estaba su localidad, ni por supuesto los mercaderes gestores disponían de acomodadores, en el sol hasta el cuarto toro había revolución en la plebe. Incluso una mujer que reclamaba a gritos fue reprimida por la guardia del templo y expulsada del tendido.
De torear, ¿qué se puede decir? Realmente nada de nada. Si ya nos referimos a destorear, aquí sí que los mercaderes actores profanaron el templo abusando del pico de la muleta, echando los novillos fuera, citando con ventaja…; en definitiva, usando los mismos resabios de plazas de pueblo donde abusan hasta decir basta.
Se concedió graciosamente y democráticamente una oreja a cada hermano Rivera, los cuales marcharon a su hotel orgullosos de una gran tarde que a buen seguro los mercaderes de la pluma, radio y televisión halagarán al máximo para que en el templo se sigan vendiendo ‘duros a cuatro pesetas’ si el tiempo no lo impide y con la anuencia de los caballeros maestrantes y la autoridad.
Es de ley decir que lo único torero de la tarde no lo hizo un mercader, sino un torero de plata llamado Iván García que puso dos soberbios pares de banderillas al último de la tarde. También indicar que los mercaderes del ‘chimpún chimpúm’ amenizaron la tarde para deleite del respetable público.
GALERÍA GRÁFICA
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El gesto chulesco de Cayetano no tiene narices de hacérselo en Madrid al 7. Como bien dice Mateos Sevilla toca fondo. Tendrán ocasión de redimirse cuando vuelvan López Simón o Roca Rey, ahí volverán a ponerse duros. El grueso de la temporada sevillana termina el próximo domingo. Y Desgraciadamente a partir de ese momento Sevilla no pinta nada en la temporada taurina. Lo han conseguido Entre la empresa + parte de la endogamica prensa sevillana + gran parte de la anquilosada afición sevillana, que vive anclada en el pasado con su «entrar en Sevilla»