El diestro linarense Curro Díaz ha cortado una oreja tras firmar con una contundente estocada una faena de sentimiento realizada con enorme naturalidad. El Juli, sin embargo, dejó sin rúbrica un toreo auténtico y emotivo. José María Manzanares, sin opción con toros deslucidos y complicados.
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Ni siquiera la justa fuerza del buen toro de Moisés Fraile consiguió desviar el rumbo de una faena con vida propia, peculiar, nacida desde la naturalidad y el sentimiento. La obra de Curro Díaz al primero, con firma de autor incluida, ha dejado huella en la última tarde de San Miguel.
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Manuel Viera.-
El buen toreo es un lenguaje infalible que mantiene a raya la emoción. Una maravilla. Ni siquiera la justa fuerza del buen toro de Moisés Fraile consiguió desviar el rumbo de una faena con vida propia, peculiar, nacida desde la naturalidad y el sentimiento. La obra de Curro Díaz al primero, con firma de autor incluida, ha dejado huella en la última tarde de San Miguel. La transparencia, la belleza de trazo, la categoría de los muletazos diestros, la refinada ligazón y, sobre todo, la pasmosa lentitud, completó una faena en la que la solvencia de cada pase y la constante inspiración contribuyeron a un triunfo de peso.
Los inicios por bajo marcaron la pauta. Después encandiló a un público sorpresivo que empezó a degustar con inmediatez un lento y emotivo toreo. Hermosos trazos artesanales, armónicos, hilvanados y rematados. Incluso hubo momentos de singular atractivo con el natural, con los cambios de mano y los soberbios pases de pecho, con el desmayado y lentísimo trazo diestro. Convencido y decidido se fue detrás del acero para firmar lo hecho con contundente estocada. Oreja en acertada decisión presidencial.
Al cuarto, un manso protestado por manso (¿?) anduvo decidido en el intento de no dejárselo ir. Realizó un enorme esfuerzo por trazar algún que otro muletazo a derecha e izquierda actuando con solvencia. De nuevo la contundencia de la espada bastó para tumbarlo.
Prefiero lo que me emociona a lo que me sorprende. Y me emociona la sobriedad, la seguridad, la firmeza y el sentimiento en forma de un toreo expresivo que corrobore la autenticidad totalmente henchida de sensaciones. Me entusiasmó El Juli. |
Prefiero lo que me emociona a lo que me sorprende. Y me emociona la sobriedad absoluta, la seguridad, la firmeza y el sentimiento en forma de un toreo expresivo que corrobore la autenticidad totalmente henchida de sensaciones. Me entusiasmó El Juli con la forma de decir el toreo. El mismo que tarde tras tarde se le percibe, abajo en el ruedo, de forma tan pura y auténtica en el concepto. Muletazos de recorrido profundo, emotivo, de telas barriendo la tierra de albero, ligado, rematado, improvisado. Un toreo sostenido sobre principios siempre convincentes. El madrileño toreó al segundo toro de El Pilar, de cambiantes embestidas, a placer. Desde los inicios por bajo hasta las últimas series diestras denotaron la excelente manera de hacer el toreo. Muletazos a derecha hondos, de exquisito temple, con continuos cambios de mano y excepcionales pases de pecho. Y hasta el suelto y escaso natural tuvo prestancia. Y esta vez no mató, y además lo hizo de infame manera. Pero lo importante es que se vio torear, y que lo visto ha sido embaucador, que va más allá del simple pase diestro y siniestro. Con el quinto, un toro basto de hechuras y escasa calidad, empleó técnica y sabiduría sin conseguir un mínimo lucimiento. Mató con brevedad. |
Y no hubo más en esta triste tarde en la que el nacionalismo catalán le dio el cerrojazo definitivo a la libertad, porque Manzanares no pudo repetir sus logros anteriores en esta plaza. El tercero, flojo y sin casta, se paró en los inicios de faena; y el sexto, un sobrero de Salvador Domecq, mostró peligro y múltiples complicaciones durante la lidia solventadas por el alicantino con firmeza y valor aunque con escaso lucimiento. No obstante, fue de nuevo su cuadrilla quien volvió a brillar. Curro Javier lidió al sexto sensacional. Trujillo escuchó la música tras un soberbio par. Blázquez saludó, junto a Curro Javier, tras banderillear sus dos toros. Y Pedro Morales ‘Chocolate’ picó con sabiduría y de forma épica al tercero. Toda una lección de toreros.
DESDE EL TENDIDO DOS |
Desigual encierro de El Pilar
Ignacio Sánchez-Mejías.- El Juli y Manzanares venían de cortar siete orejas el día anterior en Barcelona en una tarde extraordinaria y muy emotiva por lo que significaba. Eran, además, los triunfadores de la Feria de Abril con salidas por la Puerta del Príncipe. Pues cuando se rompió el paseo no se escuchó ni una palma. Antaño, estos matadores habrían sido obligados a saludar. Pero es probable que del público asistente pocos supieran lo que pasó el día anterior en Barcelona; eso sí, todos sabían dónde estaba la duquesa de Alba con su novio: en la barrera del cuatro. La corrida de El Pilar y Moisés Fraile ha sido muy desigual de peso, de tipo y de edades. Algunos, cinqueños largos; otros, cuatreños cortos. El segundo tenía un año menos que el anterior, y el cuarto año y medio menos que el tercero. Los ha habido nobles, como el primero; violentos y mansos, como el cuarto. Curro Díaz se llevó el mejor toro de la tarde y le hizo una faena artística y emotiva; de las que gustan en Sevilla. Después de la estocada, dejó que el toro muriera lentamente en vez de abreviar con el verduguillo. La segunda oreja parecía excesivo premio y estuvo bien el presidente en aguantar el tipo. El Juli le compuso una faena de mucho poder y mando a su primero, que era un toro algo violento. Faena de las suyas, pero al entrar a matar se mostró extrañamente precipitado, y en su segundo también pareció algo acelerado ante un toro que embestía rebrincado. Manzanares poco pudo hacer con su primero, que se dejó todo en los caballos y a los que acabó derribando en las dos ocasiones, peleando bien. Al sexto, después de noquearse contra un burladero, se lo llevaron unos efectivos cabestros con unos descomunales cencerros. El sobrero de Salvador Domecq fue incierto, sufriendo Manzanares coladas cada tres pases. Mención aparte merece la cuadrilla de Manzanares, hasta donde el tercero es magnífico. Guardando al picador que hace puerta, ha sacado a los toros y no con el típico mantazo de tercero hacía dentro, que acaba inevitablemente con el toro en el caballo, sino toreando y evitando el encuentro. La brega de los peones es perfecta, y los pares de Juan José Trujillo al sexto han sido antológicos, cuadrando en el segundo de ellos en toda la cara, en una décima de segundo que parecían parados toro y torero. Enorme par y sonó la música que, por cierto, hoy eligió bien el repertorio. *Ignacio Sánchez-Mejías es economista, auditor de cuentas, socio de SMT Auditores y profesor asociado de la Universidad de Sevilla / Publicado en el blog ‘Desde el tendido 2’ de ABC-Sevilla. |
AL NATURAL |
Ajos contra Carmen Tovar
Francisco Mateos.- El mundo del toro es muy maniático y supersticioso. Toreros y taurinos hacen mil y un alarde de rocambolescas manías y gestos supersticiosos. El ajo es uno de los elementos más utilizados en todo el mundo para repeler la negatividad. En muchas fincas ganaderas, los mayorales y hombres de campo cuelgan riestras de ajo generalmente en la cocina de los caseríos o detrás de la puerta de entrada, creyendo que eso garantizará el alejamiento de espíritus malignos. No sé con qué intencionalidad están apareciendo cabezas de ajos sobre el ruedo de la Maestranza, pero parece que está logrando ahuyentar a la delegada de la Junta de Andalucía, Carmen Tovar, de su burladero del callejón. LLeva meses sin aparecer y con ello comenzamos a librarnos de su negativa gestión taurina durante las últimas tres temporadas. Que no falten los ajos, por favor. |
LOS ABONADOS OPINAN |
El ‘tapado’ le gana a las figuras
Unión Taurina de Abonados de Sevilla.- Siempre que llegan las figuras a los carteles ocurren cosas. Ocurre que la presentación de los toros -esta tarde del hierro de El Pilar y Moisés Fraile- baja tanto que algunos de los lidiados tenían estampa de novillotes, como el segundo, cuarto y sexto titular y bis, y además de eso la mayoría lucían pitones de plaza de menor categoría; cuando rozaban mínimamente los burladeros o los blandos petos se escobillaban. Demandamos públicamente al presidente y veterinarios que ordenen analizar, al menos, los pitones de los toros lidiados en primero, segundo y tercer lugar. Demandamos públicamente a presidente y veterinarios que procuren aprobar toros acorde a la categoría de plaza de primera y que las corridas salgan igualadas. Al menos así defenderán algo a quienes pagan esta corrida con seis meses de adelanto, pero ignoran si ese tiempo no es suficiente como para seleccionar una corrida digna para Sevilla. Los toros llevaban dentro lo que demandan las figuras y que detestamos los aficionados: ‘nobleza extrema’ que llaman ellos y que nosotros denominamos ‘descaste’. ‘Fuerzas justas’ que llaman ellos y que nosotros denominamos ‘flojedad manifiesta’. Así llegan a la muleta con escaso viaje y sin transmitir emoción en sus embestidas. Con estos mimbres surgió Curro Díaz, en este caso elegido por las figuras para abrir cartel y calentar el ambiente. Y bien que lo calentó, pero a su favor, con una faena a un toro al uso y moda de hoy, llena de estética y torería, poniendo el diestro lo que le faltaba al toro. En el cuarto, protestado por estar reparado de la vista, se abstuvo de ordenar adecuadamente su lidia, pues el toro era manso y no tuerto o ciego, y se desplazaba de caballo a caballo sin orden ni concierto. Bien por el presidente, pues un toro manso no puede volver a corrales. Díaz se fajó con el manso en la muleta y su labor estuvo repleta de torería y saber estar ante un toro de esas características. Curro Díaz le ganó la partida a los triunfadores de la presente temporada, que no supieron transmitir a los tendidos después de dar multitud de muletazos, nada que se pareciera al buen arte y mejor toreo. El Juli abusó de la técnica para dar muchos pases pero con escaso temple y menos estética. Manzanares sorteó el toro de más peso -el tercero-, que dio en la romana 608 kilos. Bien picado por Chocolate, pero después de la leña del caballo llegó a la muleta parado y sin opciones para el torero. El sexto bis de Salvador Domecq resultó rebrincado y con ciertas dificultades, pero el alicantino ya no estaba por la labor de entregarse y así acabó su tarea, muy por debajo del triunfador de la tarde, Curro Díaz. Otros triunfadores -y eso no es noticia- son los tres profesionales que componen la cuadrilla de Manzanares. Una tarde más nos ofrecieron nuevas lecciones de buena lidia y excelentes pares de banderillas. Un brindis por Juan José Trujillo, Curro Javier y Luis Blázquez. |
GALERÍA GRÁFICA (López-Matito) |
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OTRAS IMÁGENES |
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PUERTA DEL PRÍNCIPE (Javier Martínez) |
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