«…Los miembros de seguridad de la plaza se están empleando a fondo con familias y pandillas de jóvenes aficionados en las nocturnas de julio, impidiéndoles acceder con botellas o vasos de cristal, latas o botellas de plástico con tapones. Miren lo que meten los mozos estos días en Pamplona: el Mercadona al completo… y no pasa nada. Sin embargo, los señores maestrantes, sus señoras y sus hijos sí pueden disfrutar de bebidas servidas en sólidos y robustos vasos de cristal…»
Francisco Mateos.-
Creía que el clasisimo, la discriminación por pertenencia a cualquier tipo de clase social, ya había desaparecido. Pensaba yo que todos somos iguales ante la ley, y que por tanto todos estamos obligados a cumplirla. Pero se ve que en esta Andalucía, otrora dividida entre señoritos y sufridos campesinos, sigue persistiendo diferencias. Algo así como andaluces de primera y andaluces de segunda. Los maestrantes, en su plaza de toros (porque es suya) son ciudadanos de primera. El presidente y sus dos asesores, en la plaza de toros de Sevilla en la que ejercen, son ciudadanos de primera. Los empresarios y demás invitados en el callejón, son andaluces de primera. El resto, el público, el aficionado, el que pasa por taquilla, como usted y yo, somos andaluces de segunda.
Ya saben el lío que hay montado porque a la empresa le ha dado por cumplir ‘a rajatabla’ no sé que ley que prohíbe el acceso al coso del Baratillo con vasos y botellas de cristal, botellas de plástico con tapón y latas de bebidas. A todos nos suena que se cierran campos de fútbol por lanzamientos de objetos e impactos en jugadores o árbitro, pero aún no he oído la clausura de tal plaza por lanzamiento de botellas. Y miren lo que meten los mozos estos días en Pamplona: el Mercadona al completo… y no pasa nada. Pero los empresarios de Sevilla parece que, ante el importante descenso de público en las dos últimas temporadas, necesitan subir los ingresos ‘atípicos’, y que como es julio y hace mucha calor en Sevilla, pues a intentar que la gente consuma las bebidas en los bares del interior de la plaza, a tres euritos el pelotazo de Coca-cola o la Mahou (la venta de la sevillana Cruzcampo está prohibida por acuerdo comercial de la empresa Pagés).
Los miembros de seguridad de la plaza se están empleando a fondo con familias y pandillas de jóvenes aficionados en las nocturnas de julio, impidiéndoles acceder con botellas o vasos de cristal, latas o botellas de plástico con tapones. Los aficionados están perplejos. Digo yo que por qué no ponen la misma rigidez en hacer cumplir la ley sobre seguridad de evacuación, ya que los tendidos maestrantes no disponen de las escaleras mínimas legales; ni disponen en sus pasillos interiores de luces de emergencias, señalizaciones normalizadas de salida más próxima, indicaciones de posicionamiento de extintores,… Pero no, lo prioritario es quitarles las latas de Coca-cola a los chavales que la han comprado en el súper del barrio a 0,32 euros para que la compren dentro de la plaza a 3 eurazos la misma lata.
Y mientras el pueblo improvisa medidas de urgencia, como rellenar botellas de agua de plástico (sin tapón) de fantas y cervezas, los señores maestrantes, sus señoras y sus hijos sí pueden disfrutar de bebidas servidas en sólidos y robustos vasos de cristal, sin que ni un solo miembro de la seguridad de la empresa Pagés suba al palco a decirle al nuevo teniente de hermano mayor y demás insignes maestrantes: «Señores, en la plaza no se pueden tener vasos de cristal al ser objetos contundentes susceptibles de ser arrojados al ruedo e impactar en algún profesional. Así que vuelquen sus bebidas en vasitos de plásticos y dejen los de cristal». Tampoco se atreven los miembros de seguridad a realizarle la misma indicación al presidente y sus asesores. Ni tampoco a los empresarios -que son quienes les pagan- y sus invitados, que disponen en sus burladeros de botellas de plástico pero con tapones incluidos. Andaluces de primera y andaluces de segunda. ¿O es que los maestrantes, presidente y empresarios son presuntos inocentes de arrojar objetos contundentes, y el resto del pueblo somos presuntos culpables? Lo que a los maestrantes le permiten, al pueblo se lo prohíben.
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