Adecuación de la Maestranza

Banderillas mal colocadas

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El teniente de hermano mayor de la Maestranza, Alfonso Guajardo Fajardo, y el consejero de Gobernación de la Junta de Andalucía, Luis Pizarro.
El teniente de hermano mayor de la Maestranza, Alfonso Guajardo Fajardo, y el consejero de Gobernación de la Junta de Andalucía, Luis Pizarro.

«…Se harta Luis Pizarro de fotografiarse con la gente del toro en la sala de juntas de su Consejería de Gobernación en la Plaza Nueva para luego tocarle los costados a los maestrantes. Si hay un maestrante que ha sido capaz de meterle la hormigonera y echar abajo un tendido para recuperar una puerta histórica (la del despeje) ha sido Alfonso Guajardo-Fajardo, el mismo que ha reconvertido el graderío de sombra…»

Redacción.-

     Se harta Luis Pizarro de fotografiarse con la gente del toro en la sala de juntas de su Consejería de Gobernación en la Plaza Nueva para luego tocarle los costados a los maestrantes con la petición de que las localidades tengan una medida de 50 centímetros, lo que supondría una pérdida del 20% del aforo. Tome castaña que echan humo.

     Es de dominio público que la plaza de toros de Sevilla es la más bonita y la más incómoda del mundo al mismo tiempo. Sublime contradicción basada en un tópico con su cuarto y mitad de realidad. Si hay un maestrante que ha sido capaz de meterle la hormigonera y echar abajo un tendido para recuperar una puerta histórica (la del despeje) ha sido Alfonso Guajardo-Fajardo, el mismo que ha reconvertido el graderío de sombra. Si a usted le cuentan hace diez años que por dos veces iba a entrar la piqueta en la plaza sin mayores polémicas patrimoniales, piensa en cualquier coso menos en el del Baratillo.

     Fina y aguda ha estado la institución en su respuesta: las sillas de la carrera oficial de la Semana Santa tienen 38 centímetros y sus usuarios permanecen en ellas bastante más tiempo que las dos horas que dura el espectáculo taurino siempre que no salgan los cabestros (y no se me entienda mal), y en el graderío del Sánchez Pizjuán o el Villamarín no encuentra usted precisamente triclíneos. Lo del requerimiento de los 50 centímetros son unas banderillas mal colocadas, que ni avivan la bravura, ni arrancan aplausos. La plaza se va a quedar como está. Tan incómoda en sus tendidos como bonita por dentro y por fuera.


*Carlos Navarro es periodista sevillano / Publicado en el blog ‘La caja negra sevillana’ de Diario de Sevilla.

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