ESCÁNDALO en la Maestranza

Intentaron ‘colar’ en Sevilla un toro rechazado en Málaga

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El ganadero Fernando Domecq (Zalduendo) y el empresario Eduardo Canorea.
El ganadero Fernando Domecq (Zalduendo) y el empresario Eduardo Canorea.

El toro de Zalduendo marcado con el número 171, que había sido rechazado de forma unánime en Málaga hace un mes por los tres veterinarios «por escaso desarrollo de sus defensas», fue presentado en la Maestranza para la corrida del pasado domingo por la empresa y el ganadero. En Sevilla también fue rechazado.

Francisco Mateos.-

     El escándalo que se vivió en la Maestranza el pasado domingo siendo el tema principal de comentarios en Sevilla y a nivel nacional. Mientras tanto, ninguno de los protagonistas negativos que propiciaron tal afrenta a la categoría de la plaza de toros de la Maestranza han ofrecido explicación alguna. Empresario, autoridad, veterinarios, ganaderos ni toreros han explicado algún motivo o razón para un desastre que se venía anunciando en las semanas previas, sin que nadie hiciera algo por evitarlo.

     El desprestigio de la Maestranza va tomando mando en plaza. Y llega hasta tal punto que, según ha podido contrastar SEVILLA TAURINA mediante las actas veterinarias, de los nueve toros de Zalduendo presentados para la corrida del pasado domingo en Sevilla, uno llegaba de haber sido rechazado un mes antes en la plaza de toros de Málaga. El astado marcado con el número 171, del guarismo 6, ya fue presentado por el ganadero Fernando Domecq (representante de Zalduendo) en la Feria de Málaga. En esa plaza los veterinarios lo rechazaron. Un mes después, el ganadero -sin la oposición de la empresa- lo ha vuelto a presentar en los corrales de la Maestranza el pasado fin de semana, por si esta vez ‘colaba’. En Sevilla, los veterinarios también lo rechazaron. Hasta tal punto de desprestigio ha llegado la Maestranza.

     Según ha podido comprobar SEVILLA TAURINA, en Málaga este toro fue rechazado de forma unánime por los tres veterinarios del equipo gubernativo «por escaso desarrollo de sus defensas». Un mes después -como si en un mes ya tuviera ‘cara’ suficiente el toro- el ganadero Fernando Domecq, con el consentimiento tácito o explícito de la empresa Pagés, lo presenta en la Maestranza. También fue rechazado por falta conformación zootécnica (trapío). Ese toro fue rechazado de forma unánime por los tres veterinarios. Es más, en las corridas de Málaga, como paso previo a aprobar un toro, tiene antes que haber sido calificado como ‘apto’ por los tres veterinarios de forma unánime; sólo con que un veterinario no lo considere ‘apto’, el toro lo rechazo. Pero en el caso de este número 171 es que hubo completa unanimidad de los tres veterinarios en calificarlo como ‘no apto’ para Málaga.

     Como cualquier aficionado entenderá, a pesar de que la plaza de Málaga es considerada como de primera categoría desde al entrada en vigor del nuevo Reglamento Andaluz, la presentación de los toros en la Maestranza tiene que ser varios puntos por encima de los que se lidien en La Malagueta. Entonces, ¿cómo es posible que el ganadero y la empresa intentaran colar un toro rechazado de forma unánime en Málaga? ¿Es ésta una actitud responsable? ¿Es ésta la seriedad que le concede el ganadero y la empresa a la afición sevillana?

     Hasta hace unos años, los equipos gubernativos de Sevilla se informaban sobre los toros rechazados en Fallas de los hierros anunciados en la Maestranza antes de reconocer a los toros de esas ganaderías en la Feria de Abril. Ahora parece que los equipos gubernativos ya no se preocupan de este aspecto, porque no se entiende cómo en el señalamiento en el campo no dijeron al ganadero que ni embarcara ese toro que ya había sido rechazado en Málaga. Quizás no hicieron este simple ejercicio que SEVILLA TAURINA ha tardado apenas dos horas en hacer.

     Este dato que aporta hoy SEVILLA TAURINA, que se haya desembarcado en los corrales de la Maestranza un toro que hace un mes había sido rechazado en Málaga, desacredita al ganadero y a la empresa -bien porque sabiéndolo lo permitió, bien por no preguntarlo al ganadero, bien por no darse cuenta en el campo de que no tenía trapío para Sevilla-, porque con ello desprestigia la categoría que supuestamente deberían otorgarle a la Maestranza y su afición. Así, además de este toro que rechazado en Málaga intentaron ‘colar’ en Sevilla, también se presentaron otros dos que ni tan siquiera dieron el peso mínimo reglamentario, más otros dos que fueron rechazados por falta de trapío. Y de los cuatro que saltaron al albero, tres fueron devueltos.


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